Tanta Distracción, Perjudica

23 diciembre 2012 ·

Seguramente que en los minutos que alguien destine para leer esta columna, instintivamente reaccione por el ingreso de un mensaje en su celular y proceda a su rápida respuesta. Pero si usted está atento a los sucesos que se dan a su alrededor, verá que la mayoría de las personas hacen prácticamente lo mismo, sea que se encuentren conduciendo el automóvil –aunque esté penalizado– en el cine, teatro o iglesia –a pesar de las previas y expresas recomendaciones de apagar el celular– en el psicólogo, el médico, el gimnasio, etc.

Los involucrados creen que lo importante es estar comunicados con el otro, aunque ello implique renunciar hasta a su privacidad-intimidad, llegar a faltarle el respeto al interlocutor circunstancial –sean sus padres, hijos, pareja, jefe, profesor o amigo– sin poder llegar a discernir que el diminuto objeto-celular logró interponerse sobre su voluntad, ejerciendo un poder indiscutido y excluyente. Y cuando uno intenta explicarles acerca de esta realidad, la gran mayoría no entiende de lo que uno les está queriendo decir; otra prueba más del estado de sumisión inconsciente e incondicional en que se encuentran.

En la oficina, el celular también hace lo suyo

Tampoco es nueva la distracción-interrupción en el trabajo. No obstante, aquí se dan otras razones que provienen por la multiplicación de las pantallas que hoy rodean a los empleados, más la presión de los gerentes que ejercen sobre ellos para que hagan más con menos. Lamentablemente poco y nada hace, al respecto, el área de personal en materia de prevención en higiene y salud laboral.

Si bien la tecnología digital ha permitido incrementar significativamente la productividad, el paisaje laboral también se ve expuesto a estimular la desconcentración y el estrés de las personas. Hoy las oficinas están abiertas y el énfasis del trabajo colaborativo deja indefensos al resto, frente a la conversación de sus colegas.

Las frecuentes reuniones y comunicaciones internas también van restando tiempo para hacer las tareas diarias. Pero ello poco importa a la supervisión, porque el subordinado sabe que debe hacer su trabajo cuando pueda; sea temprano, en horas de la tarde o después de horario.

Como pretender hacer la tarea ante las numerosas distracciones tanto humanas como digitales implica llevarla a cabo dentro de un ambiente de tensión continua, las empresas que han tomado consciencia de ello se están ocupando de acotar el problema. En esencia, saben que es un tema complejo y con fuertes connotaciones culturales y sociales.

Qué dicen los estudios

Los empleados son interrumpidos, o se interrumpen, aproximadamente cada tres minutos. El problema es que luego de una distracción el empleado necesita unos veintitrés minutos en retomar su tarea original.

Frente a ello algunas empresas han limitado el correo electrónico interno –algunas hasta han llegado a prohibirlo, incluso el acceso a los videos y redes sociales. Otras optaron por reducir el número de proyectos que el empleado puede abordar a la vez.

Pero el problema no es fácil ni simple. El hacer varias cosas a la vez, por más que la tecnología colabore en ello, termina afectando vínculos-relaciones, pérdida de concentración y disparando el estrés.

Algunas empresas han descubierto que la solución está en volver a las fuentes. Concretamente, trato personal y uso del teléfono, reservando el correo electrónico sólo para los temas de resolución más tardía.

Otras empresas han optado por poner el foco en el problema-oportunidad, especialmente cuando ello tiene que ver con el logro de la visión; también se está avanzando con la reducción de las reuniones a su mínima expresión, salvo que se vinculen con el foco en cuestión.

¡El portador de Tu Marca Personal debe estar al tanto de los beneficios asociados con la tecnología, incluso la digital, como así también de sus vicios y limitaciones!

José Podestá

 

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