El Poder Moral

23 junio 2013 ·

La Generación Y, también conocida como millennials, produjo en las empresas un cambio que nada tiene en común con sus antecesores. Ya es bien conocido el estilo frontal de la Gen Y respecto al establecimiento de sus demandas en el momento de una búsqueda laboral, como así también la importancia que para ellos reviste el proyecto de carrera personal y profesional.

Sin embargo existe otra novedad, por cierto muy grata y esperanzadora, en algunos representantes de esta generación. La misma tiene que ver con la no aceptación e incluso eventual denuncia de sucesos o conductas que, de por sí, son corruptas o inmorales.

El caso del soldado estadounidense de primera clase, Bradley Manning, que filtró oportunamente información a WikiLeaks sobre acciones militares incorrectas en Irak o la denuncia sobre espionaje ciudadano en los Estados Unidos, realizada por Edgard Snoweden, son ejemplos elocuentes de lo que la Gen Y está dispuesta llevar a cabo.

Creer o reducir estos casos en algo aislado o excepcional, sería un error por omisión. ¿Por qué? Porque se trata de una generación que esencialmente es disruptiva de los patrones sociales y culturales vinculantes con el statu quo.

Si hasta ahora algo no era políticamente correcto, incluso en el ámbito laboral, se lo aceptaba porque se terminaba privilegiando muchas veces el interés general sobre el particular. Pero comienzan a surgir señales que muestran y denuncian que ello no debe ser así. Los que se animan a decirlo no sienten, en absoluto, tener que someterse a los usos o costumbres sociales, porque sobre ello entienden que importa mucho más las consecuencias que terminarán afectando a las personas.

Cuando el móvil es hacer más transparente los vínculos y las relaciones sociales, sin pretensión de recompensa económica alguna, se evidencia en ello la reserva moral que estos actores poseen.

La migración del poder

Desde la globalización las organizaciones comenzaron a perder el poder que, durante décadas, ejercieron incluso con evidente autoritarismo sobre el personal. Hoy la realidad muestra, en contrapartida, que los empleados son los que detentan el poder, a pesar que las condiciones del contexto no garanticen la estabilidad laboral.

A partir de los millennials, éstos se consideran con el derecho de ejercer el poder en cualquier ámbito en donde estén. Por tanto, sienten que el silencio o el “qué dirán” son prácticas ajenas y distantes a sus convicciones y principios morales. Estamos ante una corriente de cambio vital, que da signos de interés por  comenzar a rechazar todo aquello que es perjudicial para la gente y la comunidad.

Este reconocimiento del poder moral se constituye en un valor significativo para el recambio actitudinal que se les venía reclamando a los distintos actores de la sociedad, como así también a las organizaciones.

Más que una amenaza, las empresas comenzarán por darse cuenta del rol que tienen los empleados en la concreción de su razón de ser y en la visión de mediano plazo. Que para nada son un objeto-recurso y que tienden a ser más eficaces cuando son escuchados y respetados por sus superiores.

¡El portador de Tu Marca Personal, más allá de ser o no un representante de la Gen Y, se diferencia del resto por su transparencia en el hacer y por los valores que le reconocen sus destinatarios!
José Podestá

 

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