El Emprendedor Responsable

29 diciembre 2013 ·

Nadie duda que para llevar adelante una idea, un proyecto e incuso una empresa, se deba contar con los conocimientos adecuados. Pero, además, hay que tener una sensibilidad especial hacia lo social, hacia lo humano. ¿Por qué? Porque las personas adecuadas y en los puestos correctos, son las que hacen viable la misión –razón de ser de la empresa– y la visión –hacia dónde aspira posicionarse y cuándo.

La realidad los pone en evidencia

Tal vez alguno de ustedes haya tenido alguna frustración con respecto a la baja o nula calidad del trato en la relación laboral-profesional, por parte del superior inmediato, dueño o CEO de la empresa. Con ello no pretendo generalizar el tema, dado que existen directivos y ejecutivos con muy buenos recursos para los vínculos y el trato con la gente. Pero convengamos que en los tiempos que corren son una escasa minoría. Y no es para menos, dado que la habilidad por lo humano, por el prójimo –que también lo es el empleado– vincula y remite a los valores anímicos y morales que cada uno de nosotros lleva consigo.

Entonces, lo que habitualmente se observa en las organizaciones es el privilegio por las variables duras –los resultados, el cumplimiento de metas y objetivos, la competitividad– sobre las blandas –el trato hacia los empleados– cuando en realidad ambas debieran estar amalgamadas. Más aún, algunos empresarios y responsables de “recursos humanos” están convencidos que el empleado es “un mal necesario”,  y por el hecho de percibir un salario tiene, básicamente, “obligaciones que cumplir”.

Por tanto, ¿para qué hay que prestarle “demasiada atención”? Sin embargo, estos directivos existen y gracias a sus actitudes y comportamientos hacia el personal se ponen diariamente en evidencia.

El poder del empleado, como reaseguro

Así como en el ayer la explotación del empleado dio nacimiento a la actividad sindical –otra muestra de la miopía empresarial– en el hoy debemos sumarle el poder que los empleados han comenzado a ejercer como un factor de resguardo y respeto. El autoritarismo y la ambición cortoplacista del ser empresario han dado nacimiento a ambas contrafuerzas, lo que está demostrando que la simple posesión del capital en manos de un emprendedor irresponsable, puede llegar hasta el límite de la discriminación y de la ofensa.

Esta lamentable realidad, si bien las generaciones anteriores de empleados la aceptaron y toleraron porque social y culturalmente formaban parte del deber ser, hoy prácticamente carece de adeptos. A nadie le gusta ni está dispuesto a tolerar que se lo considere un recurso-objeto apto para todo servicio, presión y desconsideración, por el solo hecho de revestir en la categoría de empleado. 

Ello es tan así que, a pesar de la menor oferta laboral existente, las empresas no logran cubrir determinados puestos. Además, el crecimiento de emprendimientos, incluso a nivel global, nos está diciendo que las nuevas generaciones no están dispuestas a brindar gran parte de su existencia, al servicio de tareas en relación de dependencia que carecen de atractivo y quedar expuestos a todo tipo de sometimientos, como ser: precariedad laboral, horario diferente al pactado, jefe mediocre o incapaz, etc.

Lo que la generación del recambio debe evitar

Si bien el contexto hoy privilegia la tecnología, la conexión, la innovación, pero también la incomunicación – estar con el móvil en la mano no es comunicación– es fundamental que los futuros emprendedores y ejecutivos no terminen subestimando a su gente por privilegiar el resultado rentable. Recuerden que ninguno de los dos es excluyente. Al contrario, parte siempre del empleado de calidad, como condición sine qua non. Caso contrario, el sindicato y el poder del empleado se lo volverán a recordar.

¡El portador de Tu Marca Personal viene de haber pasado por alguna instancia similar y de soportar, quizás en más de una oportunidad, la desconsideración de sus superiores. Gracias a lo aprendido, hoy está mejor preparado para llegar a ser un emprendedor responsable!
José Podestá

 

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