Así como hay personas que trabajan fuerte en pos de
lograr una promoción y mejora económica en el nuevo puesto –acorde con su plan
de carrera laboral-profesional– existen otras que suelen rechazar
inesperadamente una propuesta superadora. Visto desde afuera, este último caso
no deja de sorprender a muchos.
Por
qué existen dudas
Cuando la empresa mantiene en reserva la eventual
promoción de una persona, algo que en los tiempos que corren no debería
ocurrir, suele deberse a algunas razones que podrían resumirse en dos:
a. Estratégicas y de confidencialidad.
Aunque
parezca un absurdo –cosa que realmente lo es– hay directivos que subestiman el
rol clave que hoy le compete al empleado en la empresa. Así como un
emprendimiento necesita del capital inicial para dar forma al proyecto, luego
necesita desarrollarse y ser sustentable en el tiempo. Por tanto, si no cuenta
con la gente adecuada y de valor en sus respectivos puestos, sólo logrará sumar
problemas y frustraciones.
b. Carencias de razones y objetivos.
Replicando lo anterior, aunque parezca un absurdo
–que también lo es en este caso– la promoción de un empleado o de un ejecutivo
suele darse, muchas veces, de modo impulsivo. Sea por razones de coyuntura o de
competitividad, la empresa descubre que para mejorar el rendimiento y la
productividad les conviene promover, en forma unilateral, a determinada persona
en un nuevo puesto.
Pero desde el lado del empleado también puede
ocurrir que ante un cambio superador, decida desistir del ofrecimiento. Quizás
algunos de ustedes tengan ejemplos de ello, como ser el caso de una nueva
propuesta en el exterior o en un nuevo sector de la compañía.
No siempre el rechazo se puede deber a lo imprevisto
del ofrecimiento. A veces alguien puede recibir de su jefe o de algún otro
ejecutivo la promesa cierta del nombramiento para el próximo año. Sin embargo y
en el momento de ser notificado, el empleado puede llegar a sorprender al
directivo diciendo: “Muchas gracias, pero no estoy seguro que ello me sirva a
mi plan de carrera,” o bien “no estoy seguro de cuáles debieran ser mis futuros
pasos, pero siento que antes debo ponerme en claro qué quiero hacer y en dónde.”
No
todo ofrecimiento es aceptado
Más allá que alguno piense cómo es posible que ante
una mejora económica y de posición existan personas que se nieguen a ello –lo
cual sirve también para darnos cuenta que no todo pasa por el dinero y el poder
vinculado– lo cierto es que estos sucesos vienen ocurriendo y con una cierta
frecuencia.
Entonces, así como una empresa puede actuar a veces
de modo irracional o espasmódico en sus planes de promoción laboral, también
existen personas que independientemente de su edad biológica, no tienen en
claro qué es lo que esperan hacer de sus vidas.
En estas ocasiones el motivo del rechazo suele estar
bastante vinculado con lo emocional. Cuando no se tiene en claro cuál es el
plan de carrera laboral-profesional que se aspira llevar a cabo, y que tenga un
sentido para la vida, es difícil poder fijarse objetivos de realización.
En
consecuencia, y para no ir deambulando sin sentido por la vida, hay que estar
convencido que ninguna carrera o plan se podrá llevar a buen puerto si uno no
tiene la vocación, la convicción y la pasión por ello.
¡El portador de Tu Marca Personal ha tenido
la posibilidad de posicionarse y crecer en lo suyo porque, previamente, tuvo que
darse cuenta de las premisas fundamentales que le brindan un sentido a su vida
y al trabajo!
José
Podestá