En más de una vez somos plenamente conscientes que,
frente a una oportunidad, terminamos perdiéndola por circunstancias que
partieron directamente de nuestro interior. Es decir que no necesariamente los
“competidores” están en los ámbitos que frecuentamos, sino que también hace lo
suyo el que está dentro de uno.
Cuando escuchamos las razones del éxito que tuvieron
destacados emprendedores y ejecutivos –más allá de la tenacidad y la alta
resistencia a las críticas– lo único que se menciona sobre las razones internas tiene que ver con “la
corazonada” de que estaban en lo cierto. Sin embargo, en el caso de los
inventores suele decirse que la mayoría de ellos tuvo “una chispa interior” o que
escucharon una “voz interior” que afloró luego de reiterados y agotadores
intentos.
Los
dos rivales
Si uno ponderara la incidencia que tiene el rival, por lo general todo el peso del
análisis se lo llevaría el contexto; ello no deja de ser importante, dado el
impacto que el cambio acelerado va produciendo en los mercados, en la sociedad
y en la vida de las personas.
Lo mismo ocurre cuando se está en pleno desarrollo
del Personal Branding. Para reducir a su mínima incidencia el contexto
competitivo, toda la energía va orientada hacia la ejecución de un plan sólido,
coherente y flexible. De lo que se trata es de reducir la incertidumbre, en la
medida de las posibilidades. Por supuesto que así debe ser, aunque ello no
excluye la consideración del rival
potencial que, desde el interior de nuestro ser, termina muchas veces por
hacer caer un buen proyecto de superación personal.
Del
rival al “amigo”
Es por ello que el punto de partida de cualquier
emprendimiento, proyecto o plan de carrera laboral-profesional, necesariamente
parta de un análisis o toma de conciencia de los valores, las fortalezas y las
debilidades del individuo. Porque de nada sirve tener bajo control todas las
variables y los eventuales sucesos de
ocurrencia que provienen del contexto –reitero una vez más que así debe
hacerse– si no se tiene bien en claro cómo uno está realmente “plantado” frente
a lo anímico-espiritual.
Es cierto que hay muchas personas que, por
desconocimiento o “temor”, evitan conversar
o dialogar consigo mismo. Un signo característico del hoy es la inconsciente
actitud de entrega del ser humano a los estímulos proveniente de las
plataformas multimedia y a las respuestas
al instante que demanda el estar “comunicados”. Y si ello no es suficiente,
siempre está a mano colocarse los auriculares para que la aislación –y también
la enajenación– sea completa.
Algunos llegarán hasta “racionalizar” lo expresado,
cosa que también es una verdad. Pero de lo que se trata es de llegar a percibir
que el ser humano está dotado de un potencial interior, que anida en nuestro
ADN o Yo espiritual, sede en donde se
encuentra también alojada la razón-motivo de nuestra existencia.
Si en la práctica no nos seduce escuchar a nuestra voz interior porque sus “mensajes” pueden
llegar a ser más negativos que positivos, es porque entonces no hemos hecho lo
suficiente para descubrir que detrás de esa máscara
está latente el “amigo” que no queremos escuchar.
¡El portador de Tu Marca Personal es un ser
que, por lo general, descubrió a su “amigo interior” en forma tardía, pero en
cambio hoy se “encuentran” con
frecuencia!
José
Podestá