El enojo es una emoción negativa que, por lo
general, a la mayoría nos trae problemas en más de una oportunidad. También se
nos presenta como una reacción fisiológica y psicológica al dolor, como por
ejemplo aquellos seres mayores que, por diversos motivos, padecen de malestares
frecuentes. Pero también suele darse el enojo ante una amenaza o peligro.
Componente
del clima laboral
Si uno es plenamente consciente de los riesgos
sociales que nos puede deparar el enojo frente a los demás, deberemos estar
alertas cuando nos toque en lo personal, a los defectos de evitarnos las reacciones y desaprobaciones de rigor. Para
ello hay un mecanismo preventivo muy útil pero no siempre fácil de implementar.
Consiste en pensar e ir listando todas aquellas situaciones que son nuestros motivos de cada malestar; por
más irritante que ello nos resulte, hacerlo tiene el gran beneficio de poder poner,
en blanco y negro, los hechos o situaciones que con frecuencia nos sacan de casillas.
La situación tiende a complicarse cuando en nuestro
equipo de trabajo, como así también en la persona de nuestro superior
inmediato, el enojo es una amenaza que está enquistada en el ambiente laboral.
Sabemos que en estos casos de poco y nada sirve pedir “socorro” para que por
arte de magia el enojo se diluya.
Ante el problema, es fundamental que la dirección se
ocupe de buscar la mejor solución, que no necesariamente está en el despido
eventual de los enojados. ¿Por qué? Porque como emoción está latente en mayor o
menor grado en los seres humanos.
Si bien las soluciones dependerán de las circunstancias
y de la gravedad en la que incurrió la organización o un sector de la misma, lo
importante es poder llegar objetivamente al fondo de la cuestión.
No se trata simplemente de ir surfeando sobre las
olas del clima laboral hostil y de enojo imperante, porque con ello es poco lo
que se logrará ganar. En realidad, se perderá el tiempo.
Por ello es muy importante que el equipo de trabajo
esté atento al problema en cuestión, dimensionado objetivamente y buscando el
soporte necesario para evitar el riesgo de que se torne en destructivo. El
móvil es darnos cuenta y cargo de la situación.
Una de las técnicas que está teniendo efectos
positivos nos lo demuestran aquellas empresas que destinan minutos valiosos para que jefes y empleados realicen meditación,
antes del abordaje a las tareas del día.
El
enojo positivo
La emoción se torna en positiva cuando el enojo es
la reacción resultante natural de alguna irresponsabilidad. Se trata de un
suceso puntual, y como tal de rápida resolución. En este caso uno sabe
reconocer el motivo y distinguir su origen. Si bien está anclada en una
irresponsabilidad exterior, en este caso el enojo personal apunta a generar un
tipo de presión lógica y puntual.
¡El portador de Tu Marca Personal conoce muy
bien la importancia que tiene la gestión inteligente de las emociones
negativas, más allá de dónde provengan!
José
Podestá