La Procrastinación No es Tan Buena

05 abril 2015 ·

Para denominar a la persona que por cultura, cerebro e inseguridad interior se caracteriza por diferir y aplazar las decisiones, existe un calificativo de actualidad: ¡Procrastinador!

A la Tierra venimos para ser y hacer
Seguramente que en alguna oportunidad se les habrá cruzado por la mente la “ilusión” de vivir sin hacer nada, es decir: no tener que asumir compromisos externos, ni cumplir horarios, ni trabajar, etc. Pero felizmente al poco tiempo y con los pies en la Tierra, uno se da cuenta que se trataba simplemente de un delirio. ¿Por qué? Porque más allá del supuesto caso que alguno de ustedes fuese multimillonario, después de tomarse un año sabático o dos, si el cuerpo y la mente están sanos comenzarán a pedirles hacer “algo” que, en definitiva, brinde un sentido a la vida y a sus prójimos. Si no fuera así, seguramente que en algún momento comenzarán a sentirse mal e insatisfechos –a pesar del dinero y los bienes– porque en definitiva estamos aquí para alguna misión que seguramente nada tiene que ver con el ser un parásito social.

Qué actitud y compromiso diferentes uno percibe en aquellos que no sólo tienen bien en claro su misión en la Tierra, sino que gozan y transmiten alegría y esperanza en lo que hacen, sin que por ello tengan una retribución económica importante. Por otra parte, están aquellos que fruto del trabajo han logrado alcanzar una fortuna sobresaliente, pero decidieron donar en vida gran parte de ella para causas humanitarias.
Como podemos ver, nada de ello se desprende del ser limitado que sueña con no hacer nada, tornando su vida en un vacío existencial adolescente y enfermizo.

Más allá de estos dos extremos concretos y reales, nos encontramos nosotros. Es decir, la súper legión de seres humanos que aunque no tengamos bien en claro nuestra misión, sabemos y sentimos que nos debemos a los demás. Y aunque más no sea, a partir de nuestra vocación debemos hacer “algo” por ellos y por uno mismo.
Entonces, y para que quede bien en claro, no hemos “decidido” venir a la vida para estar de vacaciones sino para “ayudarnos” en el complejo proceso evolutivo de la humanidad.

La postergación excesiva
Si en algún momento uno necesita diferir o aplazar una decisión, aunque nos tilden de procrastinador, ello no es necesariamente malo. Más aún, muchas veces hasta puede llegar a constituirse en una sabia decisión.

Diferente es la cuestión cuando por distintos motivos decimos “No”, en forma casi serial, perjudicando así las expectativas o las necesidades de nuestros prójimos. Por supuesto que esto vale también cuando el jefe, supervisor o gerente le dilata al empleado el aumento salarial o la promoción prometida en más de una oportunidad. ¿Y qué sucede cuando el empleado decide marcharse de la empresa? Como por “arte de magia”, ésta pretende hacer realidad su promesa. Lástima que ya sea tarde, sobre todo en aquellos damnificados que justamente por no ser mediocres optaron dejar de pertenecer a una organización que exige resultados, pero en definitiva es procrastinadora en sus responsabilidades.
¡El portador de Tu Marca Personal es un ser proactivo que, por lo general, sabe aplicar los frenos para no anticiparse al mandato de su visión, sin por ello postergar su quehacer estratégico!
José Podestá

 

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