En un contexto en donde la mayoría considera que lo
importante pasa por el tener y no por
el ser, sin darnos cuenta de tal
ridiculez hace que esta máxima se instale en la sociedad como una “verdad
revelada”. La exacerbación del consumo –aunque a veces se cobra algunas
víctimas que deben requerir tratamiento psicológico– es la consecuencia de la
publicidad reinante, que se focaliza en el target
para que no deje de consumir.
Modelo
agotado
La realidad nos ilustra que a raíz de la sobreoferta
existente en los mercados, lo que sobra son los productos y servicios, porque
no hay suficientes clientes que puedan absorberlos. Sin embargo, y más allá del
recambio anticipado que muchos hacen de sus objetos personales, es un
sinsentido llegar hasta endeudarse para estar
o mantenerse sobre la ola consumista,
con el objetivo de llegar a ser “valorado por los otros”.
Seguramente que la mayoría de ustedes conocen a personas
que se han convertido en consumidores
compulsivos. Lamentablemente, éstos pasaron a ser víctimas del sistema
económico, social y cultural basado en la propiedad privada, y que hoy está en
crisis. Si uno lo razona, inmediatamente nos daremos cuenta que no hemos venido
a la vida para:
- Terminar siendo prisionero o cautivo de los objetos, como es el caso del teléfono
móvil que, literalmente, se les ha quedado “adherido” en la mano a muchísima
gente. Pero su intento de posesión lo ha llevado también a agarrarse de la
muñeca con una forma sutil e inocente de reloj-pulsera.
- Terminar siendo objeto de consumo para las empresas existentes en el mercado, que
no sólo nos investigan sino que también nos “espían” para sumar más usuarios usados.
Pero felizmente este modelo ha comenzado a ser
cuestionado por las nuevas generaciones, a partir de la Generación Y, lo que
permitirá augurar el advenimiento de un nuevo modelo económico y social, mucho
más coherente y humano.
Actores
responsables
Hasta ahora el sistema occidental en donde
convivimos ha requerido que los seres humanos –ciudadanos en sus respectivos
países– se deban a las instituciones y organizaciones establecidas. Por
supuesto que así debe ser, por tratarse de un reaseguro para que la convivencia
no derive en un caos social.
Pero la novedad que se ha venido perfilando desde el
advenimiento del siglo XXI, es que el ciudadano-individuo ya no acepta el rol
pasivo tradicional que antes sustentaban las mayorías, básicamente por dos
motivos:
a. La sociedad
informacional lo ha transformado en una persona que aspira hacerse escuchar
para expresar sus opiniones-conocimientos, e incluso colaborar.
b. Las instituciones y las organizaciones están en conversación, permitiendo que en ellas
fluya información, propuestas y contenidos desde la sociedad hacia arriba.
Esta realidad nos muestra el “despertar” de muchos
ciudadanos-personas que no sólo brindan sus conocimientos, sino que también se
muestran cada vez más críticos y exigentes ante los “desvíos” o promesas
incumplidas de sus representantes, incluyendo el nivel directivo y de
supervisión de las empresas y organizaciones.
Así como en el ayer tanto el contralor institucional
como el empresario se ejercían en forma autoritaria y vertical, ahora se está
revirtiendo rápidamente a partir de las conversaciones,
observaciones y demandas “responsables” que parten de las personas en general.
Sin darnos cuenta, el ser humano se está colocando
en el centro y razón de ser de las
cosas, sean públicas o privadas. Su expansión y fortaleza dependerá del rol
responsable que cada uno de nosotros esté llamado a asumir.
¡El portador de Tu Marca Personal deberá ser
ejemplo coherente y humilde, cualquiera sea el ámbito laboral o profesional en
donde se despeñe, tanto en lo que hace como en la forma en que se brinda y
relaciona con sus prójimos!
José
Podestá