En su momento tuve la oportunidad de pertenecer a la
icónica compañía de mainframes e
inventora de la PC. Por supuesto que me estoy refiriendo a IBM – la Big Blue–
que fuera todo un símbolo en la economía postindustrial. Fue así que gracias al
posicionamiento superlativo, IBM se convirtió en occidente en un referente de
organización que no sólo respetaba al empleado sino que también lo estimulaba
para que se comprometiera, en su comunidad, con aquella actividad que más le
importase. Pero había algo más:
- El empleado podía ser accionista de la compañía.
- IBM le aseguraba su permanencia en el tiempo. No
había despedido, salvo que el empleado incurriera en prácticas no éticas,
irresponsabilidad laboral, etc.
Hay
seguidores
Después de algunas décadas IBM no pudo sostener su
compromiso, fundamentalmente por razones provenientes del contexto externo. Más
aún, hasta debió “re-inventarse”, dejando de lado la fabricación de productos
para concentrarse en brindar la materia prima más valorada en la actualidad: el
conocimiento aplicado a las soluciones,
mejoras e innovación.
Literalmente, esta compañía hizo abandono del
negocio del hardware para
concentrarse en el software, es
decir, en la inteligencia aplicada.
De esta forma, se encuadró dentro del conjunto de empresas que vienen
realizando su expansión y creación de valor en el ámbito de lo intangible.
Sin embargo, una empresa orientada hacia la
fabricación de productos tangibles también puede hoy capitalizar el
reconocimiento y la valoración que de ella tiene el mercado, a pesar del impacto
de la sobreoferta existente. Si en tal sentido tenemos que ejemplificar un
posicionamiento diferencial, rentable y de compromiso con el medio ambiente,
ello nos remite a la compañía japonesa Toyota.
Esta empresa, gracias a la estrategia corporativa,
los valores y la cultura no sólo es ejemplar en su negocio sino también por
haber asumido dos objetivos clave a escala mundial:
- No despedir personal.
- Aprender desde el conocimiento aplicado de su
gente; de allí su máxima: Toyota, la
organización que aprende.
Las
personas en el centro
Es muy probable que ustedes conozcan otros casos de
excelencia que se suma al compromiso de no despedir personal. Por lo general,
el hilo conductor que caracteriza a estas empresas tiene que ver con la abolición
de la práctica de Recursos Humanos, porque ésta había llegado a asimilar al
empleado-persona con una cosa-objeto, tal como todavía se ve en aquellos que
creen que porque a la persona se le paga a un salario se la puede “apropiar”,
“usar” o “descartar” una vez que ya no les resulte “útil” a los intereses de la
compañía; lo paradójico es luego ver que muchas de estas compañías se “creen”
que son socialmente responsables.
Pero felizmente existen cada vez más organizaciones
que se han convencido que el empleado no sólo debe estar en el centro y el corazón
de la misma, sino que debe recibir todo el soporte necesario para poder aportar
conocimientos, brindar soluciones innovadoras y sentir que la empresa está trabajando para él, y no al revés.
¡El portador de Tu Marca Personal, además de
percibirse como responsable del servicio laboral o profesional que brinda a sus
prójimos, “trabaja” con el compromiso de no defraudar a sus “clientes” ni a sí
mismo, porque como titular de “Yo SA” para nada le seduce el tener que llegar,
en algún momento, a “auto despedirse” en lo que hace!
José
Podestá