Miedo Inducido

29 noviembre 2015 ·

El miedo es un componente inevitable de nuestra vida. Si bien no es dañino y tampoco anticultural, no por ello uno debería tener que “soportarlo” por anidar estratégicamente en la cultura de algunas organizaciones. Tal vez alguno se sorprenda de ello, pero lamentablemente hay empresas que lo utilizan por el efecto “cohesión” que dicen produce entre los empleados.

Autoritarismo e inseguridad
Cuando el clima laboral de la empresa elegida es decididamente tóxico, por múltiples motivos, ello no deja de tener un efecto negativo en la actitud, motivación y productividad del empleado. A pesar de sus consecuencias, hay directivos que consideran que no hay nada mejor que el miedo para obligar al empleado concentrarse en lo suyo.

Lo mencionado es aún consecuencia del estilo autoritario y verticalista que caracterizó durante décadas a las organizaciones. Pero también hizo lo suyo una teoría psicológica que se puso en boga en la década de los años 1950 –especialmente en las grandes corporaciones de los Estados Unidos– fundamentando el beneficio del miedo como un factor clave para lograr alineamiento y disciplina departamentales.
Este modelo luego fue exportado por las casas matrices a sus respectivas filiales, replicando así sus consecuencias nefastas.

El lado positivo
En el ser humano el miedo es una fuerza anímica –al igual que muchas otras– que traemos y forma parte de nuestra individualidad. Y como lo manifestara al inicio, no es innecesario ni inapropiado en sí mismo.

La cuestión no pasa, entonces, por justificar o racionalizar si el miedo es bueno o malo, sino en darnos cuenta de cómo podemos integrarlo en el desarrollo de nuestra personalidad, para que nos permita avanzar.
De allí que no deja de ser útil que nos preguntemos, por ejemplo, ¿qué sentido tiene el miedo? e incluso ¿cómo puede servirnos? Tal vez y sin darnos cuenta, nos sirve ya en la confrontación ante los obstáculos u objetivos que nos hemos planteado en la vida o en el proyecto de carrera laboral y profesional.

En tal sentido es muy importante saber que al miedo no se lo “supera”, sino que se le debe “hacer frente”. ¿Por qué? Porque para liberarnos del factor-miedo es necesario que nos acerquemos a él, con la finalidad de integrarlo y familiarizarnos con.
Por supuesto que no estoy haciendo aquí referencia al miedo “patológico”, que pasa a ser una enfermedad para el que lo sufre, aunque en este caso el problema no es el miedo como tal, sino que el problema es el miedo al miedo. El miedo al que nos estamos refiriendo es el que siempre está latente en nosotros y que aflora frente a los imprevistos cotidianos o aquellos sucesos extraordinarios que, por su magnitud o impacto, nos descolocan porque no contamos espontáneamente con la respuesta o reacción inmediata.

Este miedo diario u ordinario es hasta “saludable” para el individuo. Porque al hacerle frente le estamos concediendo una cuota de participación controlada, la que nos aporta además dos ventajas:
- Realza la vivencia de nuestro yo, aumentando la fuerza para actuar.

- Potencia el “tacto”, a partir del momento que hemos logrado liberar el miedo.
Entonces, dado que ya tenemos bastante con la propia gestión del miedo, no se debería  aceptar ni permitir en la institución u organización en donde realizamos nuestra tarea y brindamos nuestro servicio, que pretendan inducir “miedos tóxicos” y ajenos a nuestro ser, por tratarse de una falta de respeto hacia la individualidad y dignidad de la persona.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe bastante acerca del miedo y de cómo hacerle frente, porque el desarrollo, el crecimiento y la maduración de su proyecto de vida laboral y profesional tienen mucho que ver con vencer al miedo!
José Podestá

 

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