Se trate de empleados, profesionales consagrados o
egresados universitarios, lo cierto es que no existen puestos suficientes para
absorber a todas las personas que necesitan trabajar. De allí que un porcentaje
creciente lo viene intentado en la administración pública y los más decididos,
en algún emprendimiento.
Esta realidad no es necesariamente actual. En
situaciones normales de la economía, tampoco se ha logrado mostrar un índice
igual a cero en materia de desocupación.
Otro dato no menor proviene de las personas que son
apartadas de sus tareas, una vez alcanzada la edad jubilatoria –incluso aquellos
casos que han sido despedidos pocos años antes de alcanzar la jubilación, con
el problema social y económico que ello le representa al damnificado. Mientras
en el ayer el jubilado se retiraba a su hogar con la satisfacción por lo
realizado en la vida –lo sentía como un justo reconocimiento– en el hoy no deja
de ser un problema. ¿Por qué? Porque la mayor expectativa de vida y el avance de
la ciencia en materia de salud, determinan que una persona recientemente
jubilada se encuentra en buenas condiciones de seguir activa en lo suyo; se
trate de un empleado, ejecutivo, docente o investigador.
La
tecnología suma y resta
La aplicación de la inteligencia humana en nuevas
soluciones y herramientas ha permitido avances y mejoras sensibles en todos los
campos. Pero también trajo aparejado el replanteo de múltiples actividades que,
hasta ese momento, estaban reservadas al trabajo. También es justo señalar que
no necesariamente ello condujo a una reducción de la mano de obra –empleados y
ejecutivos– pero sí a una reformulación de lo que hasta ahora se venía
haciendo. Más aún, hasta fue permitiendo el ingreso de nuevos emprendedores
para llevar adelante proyectos diversos que, en otras épocas, no hubiesen sido
posible.
Entonces, la tecnología no debe ser vista como “el
malo de la película”, sino como un impulso
que aspira al desarrollo de la humanidad; prueba de ello son los múltiples
avances que luego se registran en muchas áreas.
El
individuo, actor y creador
Los cambios que se vienen dando en la realidad nos
dicen que también es uno el que debe cambiar.
Sea por nuestros propios medios o por lo que otros
nos dicen acerca de la oferta limitada de trabajo, está en cada uno pensar en la búsqueda de una solución.
De nada sirve reclamar por ello, porque se trata de un proceso de evolución. De
allí que, tal como lo hacen los surfistas en el mar, debemos mantener nuestro equilibrio emocional para buscar o
eventualmente crear una fuente de ingresos acorde con la vocación, habilidades y fortalezas de cada uno.
Ello no significa que debamos tener que afrontarlo
solos. Seguramente que habrá otras personas, en similar situación y con
objetivos prácticamente en línea, como para poder llevarlo a cabo en forma
mancomunada.
Quizás algunos sientan que todavía no están
preparados para ello, por distintos motivos. Pero si realmente piensan en una
solución de cambio –como por ejemplo aquello que siempre han querido concretar–
se encontrarán ante un estímulo importante para poder avanzar.
¡El portador de Tu Marca Personal se
encuentra generalmente en una situación privilegiada, porque en algún momento
decidió ser su propio empleador –Yo SA– para llevar adelante su proyecto de
vocación, sea en relación de dependencia o bien como emprendedor!
José
Podestá