Dinero Vs. Plan de Carrera

12 junio 2016 ·

Cuando se está por ingresar a un nuevo trabajo o se desea cambiar el actual, o bien elegir una carrera profesional, el impulso que por lo general anteponen las personas en su toma de decisión suele ser el económico. Concretamente, el nivel mensual de ingresos.  Por supuesto que no está mal prestar atención a la retribución ofrecida, especialmente cuando sabemos que ésta no siempre guarda relación con el esfuerzo y la responsabilidad del puesto. Pero no es éste el sentido que en esta oportunidad pretendo establecer como un alerta.

Desde ya que uno necesita contar con ingresos para poder hacer honor al pago de los servicios y los gastos básicos mensuales, como así también los derivados del estudio, la recreación, el sostén de la familia, etc. Sin embargo el dinero no debe ser un fin en sí mismo ni el condicionante, aunque se trate del proyecto o plan de carrera laboral y profesional. ¿Por qué? Porque lo primero a “descubrir” es la misión y vocación que toda persona considera debe llevar a cabo en la vida, básicamente por dos razones:

- Es lo que le dará sentido a su existencia.

- Es la contribución o legado que está dispuesto brindar a los “otros”, es decir, a sus prójimos.

A partir de estos dos objetivos, el sueldo mensual pasa a ser la justa compensación y retribución por el obrar de la vocación. Ello vale para todo tipo de actividad, profesión u oficio. Con ello deseo resaltar que no está exclusivamente reservado para las personas con estudios tradicionales, sino que vale también para todos aquellos individuos que consideran que lo suyo tiene más que ver con ser chef, carpintero, pintor o escritor.

Quizás los ejemplos del religioso o del médico que eligieron llevar a cabo su misión-vocación en alguna región pobre del África o la India, sirvan para enfatizar lo que estoy afirmando.

Por qué no siempre es así

El contexto y la cultura hoy imperantes les está demandando a las personas el tener que “mostrar” resultados de corto plazo. Las razones pueden ser las que ustedes se imagen, pero lo cierto es que justamente el dinero y los intereses económicos tienen mucho que ver con ello. Esto hace que las organizaciones se “olviden” de las personas –aunque las “necesiten” para poder llevar a cabo sus propósitos– y se las “etiquete” como recursos humanos o capital humano, es decir, símil a un objeto-cosa que debe producir “valor económico” en lo suyo.

Como se podrán imaginar, en este contexto poco y nada de importancia tiene la vocación, pero sí la dedicación exclusiva y la capacidad que tenga el empleado para generar “resultados”, porque en la medida en que la organización no muestre que es capaz de maximizar ganancias para los inversores, terminará sufriendo eventuales restricciones financieras. De allí que algunos observadores han sabido alertar que la Bolsa de Valores se ha constituido en una institución “trituradora” de empresas.

De esta forma, y sin que la mayoría se dé cuenta de ello, aquella persona que no tenga en claro su misión y vocación de vida, terminará siendo reducida a un “engranaje” más del sistema. Si bien estamos transitando el siglo XXI, esta realidad no dista ni es muy distinta del estado de “cosificación” en que había quedado reducido el trabajador en tiempos de la producción en cadena. Alguien ajeno a ese entorno, como el actor y director Charles Chaplin [1889-1977], supo llevarlo al cine y plasmarlo en su película “Tiempos Modernos” del año 1936. Sugiero que vean en YouTube la primera parte de la película, porque se trata de un “documental” que muestra, con crudeza tragicómica, hasta dónde el ser humano puede llegar a ser manipulado y víctima de un sistema que no quiere ni le interesa ubicar a la persona en el centro de toda organización o emprendimiento.

En la medida que las personas vayan por la vida sin tener en claro el por qué y el para qué hacen lo que hacen –aunque el nivel salarial sea espectacular– estarán transitando su devenir en función de una motivación meramente económica, convirtiéndose en “fieles” contribuyentes del sistema. Pero no necesariamente felices. Entonces, la pregunta que aquí uno no debería dejar de formularse, es: ¿Para esto decidí venir a la vida?

Seguramente que muchos de ustedes oyeron hablar y tengan conocimiento de la obra que realizó la Madre Teresa [1910-1997] en Calcuta, India. Vivió y murió en la pobreza, no porque haya sido un “ser masoquista”, sino porque asumió que su misión y vocación era estar al servicio de los más pobres. El sentido que ello tuvo en su vida, más los “resultados” que brindó a sus prójimos, hicieron que la “huella” que dejó en la Tierra la posicionaran como una gran líder de consideración y estima. Como consecuencia de ello, la fortaleza de su Personal Branding ha sido y es enorme, sin haberle requerido la “necesidad” de realizar marketing de visibilidad en los medios de la época, tal como lo sugieren algunos gurús de esta especialidad.

Entonces, para que no termines siendo un “engranaje” más al servicio de terceros que pretendan “prostituirte”, mediante el incentivo del dinero y apartarte de la verdadera tarea que tu destino te asignó en la vida, es necesario que partas de ti mismo. ¿Cómo? Escuchando atentamente a la voz que emana de tu interior –desde la profundidad del espíritu–  o ir directamente a su encuentro, para poder saber qué es lo que debes hacer y obrar en la vida.

Por este camino uno también podrá acceder a un buen nivel de ingresos, pero con la diferencia que en este caso se trata de la retribución que la sociedad reconoce a quienes han sabido trabajar en aquello que también los tuvo en cuenta.

¡El portador de Tu Marca Personal siempre va dejando la “huella” de su trabajo o profesión, cosechando sobre la marcha el reconocimiento y la gratitud de los “otros”, por la pasión puesta al servicio en lo que realiza y porque, en definitiva, es lo que le brinda sentido a su vida!

José Podestá

 

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