Achicar la Brecha

10 julio 2016 ·

Cuando una persona se ocupa por mejorar sus competencias con el objetivo de llegar a ser más eficiente y eficaz, es frecuente escuchar la expresión tengo que achicar la brecha. Aquí uno se podrá preguntar: ¿Achicar qué? Se trata de hacerlo entre lo que se tiene y lo que se quiere acceder. Lo bueno de esta instancia es que no expresa una mera ilusión o deseo, sino un compromiso concreto de superación.

No se está solo

Sabiendo que no todos somos iguales, por más que muchas veces algunos factores de poder intentan reducir al ser humano a la categoría de “masa”, en el desarrollo del proyecto laboral y profesional suele observarse que algunas personas se bastan a sí mismos y con solvencia. De esta forma van “achicando” y “gestionando” esa brecha sobre la marcha. Otros, en cambio, les resulta más difícil poder hacerlo, necesitando para ello del soporte o la asistencia de un tercero.

Dentro del ámbito de las organizaciones, la mayoría suelen contar con el área de Capacitación y Desarrollo para poder llevar a cabo los distintos programas que les son requeridos desde los distintos sectores. Si bien muchas veces las carencias de las personas surgen a través de la evaluación semestral o anual que es llevada a cabo por su inmediato superior, también dentro de dicha área se atienden los pedidos puntuales de aquellas personas que necesitan asistencia en su plan de carrera.

Sin embargo, el plan de carrera no demanda simplemente la actualización o incorporación de nuevos conocimientos, sino también la necesidad de lograr operativamente un desempeño superlativo en materia de resultados. Destaco el término superlativo porque toda organización se encuentra hoy muy atenta al valor agregado que cada empleado pueda aportar en lo suyo. De esta manera se va construyendo la productividad.

Pero también existe otro soporte importante, especialmente para todos aquellos que, independientemente del conocimiento adquirido, carecen de las habilidades para alcanzar el desempeño aspiracional. Es aquí cuando irrumpe el coaching, para entrar en acción.

Cuando el plan de carrera contempla que en un determinado momento la persona deberá ocupar un cargo de responsabilidad –sea departamental, divisional o regional– el mismo le demandará ejercer el rol de líder, algo que no se aprende necesariamente en un curso. Para ello está el coach ontológico, quien podrá asistirlo y prepararlo para el nuevo desafío.

Vemos entonces que la persona, cuando se desempeña en relación de dependencia, no se encuentra necesariamente sola o a merced de las circunstancias. Tampoco lo está el profesional independiente, ya que también puede y suele recurrir a los servicios del coaching, aunque en este caso lo tenga que hacer bajo su cargo.

Todo lo mencionado se aplica y vale para los interesados en el Personal Branding, ya sea que estén desempeñándose dentro de una organización o bien de manera autónoma. Lo importante, en este caso, es tener en cuenta que el conocimiento adquirido y actualizado no es el límite, sino una simple llave de ingreso al sistema. A ello se le deberán adicionar las habilidades blandas, que nada tienen que ver con las competencias individuales.

Tengamos en cuenta que el coaching ontológico nos prepara para ir más allá de la tarea en sí, orientándonos en todo lo referente a los vínculos y las relaciones. No se ocupa de la formación ni de la ampliación del conocimiento técnico, pero sí de la forma en que se interactúa con los demás, sin llegar a interferir ni entrometerse en resultado alguno. Ayuda así también a achicar la brecha.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy bien de sus limitaciones, más allá de lo meramente técnico o específico de su actividad o profesión, motivo por el cual en el desarrollo de su vocación tampoco excluye al otro!

José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.