Orientar Desorientando

20 noviembre 2016 ·

En los últimos años las instituciones académicas privadas vienen realizando convocatorias a los futuros estudiantes universitarios. Para ello se valen de distintas “técnicas”, entre las que se destacan la visita que realizan a prestigiosos colegios de enseñanza secundaria y los seminarios abiertos en donde los interesados concurren, en determinado día y lugar, para conocer la amplia oferta de “productos-carreras” que disponen. Realmente, ¿creen ustedes que es así cómo uno llegaría a descubrir la “vocación de su vida”?

El toro por las astas

La desorientación en que se encuentran las personas que hoy deben decidir acerca de su futuro trabajo y profesión no es nueva. Existió siempre, con la salvedad que en el ayer el tema no era tan problemático, por dos razones-motivos importantes.

- Los padres se ocupaban y estaban más atentos a los procesos evolutivos de sus hijos y dialogaban más acerca del futuro. Por supuesto que a veces los padres incurrían en la torpeza de “presionar” a sus hijos a seguir determinadas carreras tradicionales –porque tenían futuro– o aquella especialidad que a “ellos” les hubiera gustado seguir pero que, por distintas razones, no pudieron concretar; ejemplos frecuentes de ello eran la danza clásica o el estudio para concertista de piano o violín.

Pero dejando de lado estas desviaciones “patológicas”, lo cierto era que había una mayor dedicación de los padres por el discernimiento vocacional de sus hijos, que por otra parte no excluía la eventual asistencia de algún orientador vocacional.

- No existía la sobreoferta de carreras y especializaciones tal como ocurre en la actualidad; algo muy parecido se replica en el mercado de productos de consumo y servicios. Si bien el refrán dice que “lo que abunda no daña”, en este caso más que ayudar termina ampliando la grieta de la desorientación.

Pero contrariamente a lo que la mayoría supone o cree, la vocación no se define por los impulsos atractivos provenientes del mundo exterior. Si bien en la era del paradigma de lo digital-visual, se termina súper valorando al entorno material y predisponiéndose a los estímulos de marketing provenientes de las ofertas laborales y académicas, la toma de decisión personal no pasa por allí.

Alguno de ustedes bien podría aquí preguntarse, “¿si ello no fuera así, por qué entonces se promociona el despertar vocacional de esa forma?” La respuesta, en realidad, es muy simple: ¡Porque es el “negocio” del que vive la sobreoferta existente!

Lo mismo vale para todos aquellos que se interesan por el Personal Branding. Cuando analizan las propuestas existentes, “descubren” que muchos expertos en el tema señalan que el Personal Branding es la “llave de entrada que te permitirá acceder a un empleo superlativo”, además de ser un recurso vital y clave para  “trascender y ser rápidamente reconocido”. Pero tampoco ello es así.

¿Por qué?

Porque ya sea que se trate de un proyecto personal, laboral o profesional independiente, el éxito no proviene de la forma en que uno sepa cómo “venderse” a los demás, sino por los valores, el compromiso y la pasión puestos en lo que uno brinda y lleva a cabo. Por tanto, nada de ello lo encontraremos en la exterioridad del ser humano, sino en la fuerza del impulso que proviene desde su mundo interior y que, en la práctica, se traduce en la vocación puesta en acción.

Entonces, para que la orientación no termine a uno desorientándolo del todo –y para que el Personal Branding luego no se reduzca a una mera aplicación de marketing– no vayamos a “creer” que lo encontraremos fuera de nosotros.

Si bien es muy importante conocer y estar atentos al contexto que nos rodea –que para nada lo estamos subestimando– no nos transformemos por ello en meros “objetos pasivos” que sólo reaccionamos, por la habilidad que tienen los otros en hacernos consumir o hacer lo que a ellos les conviene o interesa; tengamos en cuenta que detrás de esa “ilusión” se ocultan razones meramente económicas y comerciales.

¡El portador de Tu Marca Personal es un ser que sabe muy bien para qué hace lo que hace y que lo suyo sólo tiene sentido cuando se expresa por la valoración que nace como un impulso, desde el interior, para beneficio posterior de sus prójimos!

José Podestá

 

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