Tu Marca Personal en La Profesión

01 enero 2017 ·

Cuando uno llega al convencimiento de que su vocación es convertirse en un emprendedor, en algún momento del proceso necesitará tener en claro lo siguiente:

- Cuál es su sentido.

La realidad nos brinda ejemplos de casos que, muchas veces, se trataba más de una ilusión –incluso bien intencionada– que de un proyecto social, comercial o profesional realista.

- Cuál será la identidad.

Esto tiene que ver con la marca conducente que será clave para llegar a ser reconocido por los destinatarios. Al respecto, uno puede aquí optar por un nombre de fantasía –como han sido los casos de Nike, Starbucks, Microsoft, Amazon, etc.– o por un nombre propio –Ford, Disney, Harley-Davidson, etc.

A partir de este último requisito, si el emprendedor decide utilizar su identidad personal, deberá tener bien en claro las consecuencias futuras de ello. ¿En qué sentido? En términos de un eventual fracaso, ya sea en el corto, mediano o largo plazo. Se trata del mayor riesgo cuando la identidad personal coincide con la razón social de la actividad en cuestión.

Quizás alguno de ustedes se pregunte qué pasaría en tal sentido, por ejemplo, con una empresa como Coke. Si bien es una marca de fantasía, ésta no sólo es la principal fuente de ingresos y ganancias de la compañía, sino también un emblema de su identidad marcaria. Personalmente considero que es un caso de alto riesgo, porque cualquier conflicto que le ocurra al negocio, luego puede repercutir directamente y por asociación en su marca corporativa. Lo mismo le podría llegar a pasar a Ford o a Virgin, mientras que no sería tan problemático, por ejemplo, en el caso de Unilever o Procter & Gamble porque estas compañías carecen de productos que lleven su marca o identidad corporativa.

Capital intangible

La marca –como la imagen, los empleados y el cliente– constituyen en la actualidad el capital intangible de mayor valor de una organización. Ahora bien, la marca y la imagen son las que terminan posicionándose en la “mente” del cliente, consumidor, paciente, etc., motivo por el cual su portador está expuesto a la percepción que de ella tienen sus destinatarios, en función del grado de satisfacción o disconformidad resultantes de las experiencias vivenciadas.

Si bien las organizaciones con fines de lucro cuentan con profesionales de marca que están preparados para su administración y gestión, no suele ocurrir lo mismo con el emprendedor e incluso con el portador del Personal Branding, salvo que en ambos casos sean profesionales en marketing, publicidad o comunicaciones. Como se han de imaginar, los profesionales independientes –abogado, médico, psicólogo, etc.– se encuentran al respecto ante una frágil situación para el posicionamiento correcto de su identidad.

Cómo “marcar”

Puede ocurrir que algún emprendedor dude acerca de cómo aplicar correctamente la  identidad profesional en su proyecto. En este caso, vale lo mismo que en el caso de las organizaciones.

Cuando “nace” una marca, ésta deberá guardar una estrecha relación –especialmente en su estilo y tono– con los códigos culturales vigentes. Así como en el ayer no era cuestionada la denominación marcaria extendida –por ejemplo, International Business Machine o General Electric– hoy se aprecia más la denominación marcaria minimalista, es decir, breve y concreta; en los ejemplos mencionados, éstos pasaron a ser IBM y GE, respectivamente. Seguramente que ustedes tienen más ejemplos sobre el particular.

Entonces, cuando uno decide emplear como marca su propia identidad, se deberá ser muy cuidadoso en su resolución. Eventualmente, en el uso se podrá optar entre:

- Nombre y apellido.

- Sólo el apellido.

Todo dependerá, en definitiva, del rubro o profesión que caracterizará al emprendimiento o profesión, como así también a lo esperado por sus destinatarios.

De esta forma llegará a completarse una parte estratégica de la decisión. Falta luego integrarla en un diseño comunicacional que, por su decisiva importancia, deberá ser resuelto de un modo profesional satisfactorio. Al respecto, se deberá tener presente que una marca demanda tiempo para su posicionamiento, aunque éste puede verse rápidamente reducido a la nada cuando sus destinatarios se ven frustrados o maltratados de diferentes maneras.

¿Qué pretendo insinuar con ello? Siendo la marca el referente comunicacional del emprendimiento o profesión en cuestión, la resolución visual de la misma deberá guardar una estrecha relación con el “target” o sus destinatarios. Pero no siempre el “amigo”, “sobrino” o “primo” –que dicen ser diseñadores gráficos– son la mejor opción o solución. Esto lo digo para evitarles alguna frustración por no haber tomado los recaudos necesarios, al momento de diseñar y comunicar adecuadamente la identidad marcaria. Por tanto, tengan muy en cuenta que además del nombre y apellido, tanto el logo como el color elegido –que son partes vitales del “discurso escrito” de la marca– también comunican.

¡El portador de Tu Marca Personal que brinda su servicio profesional en una organización no necesita ni depende tanto del diseño comunicacional marcario como aquél que, de modo unipersonal, está llevando adelante su emprendimiento o ejerciendo una profesión!

José Podestá

 

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