Cambio de Reglas y Precariedad

12 febrero 2017 ·

Así como en el ayer era considerado “normal” el poder acceder a un empleo una vez finalizado los estudios secundarios, terciarios o universitarios, hoy ya no lo es. El mundo, la sociedad y las organizaciones han dejado de ser lo que fueron. No necesariamente por un impulso de evolución y mejora, sino por el resquebrajamiento estructural de sus principios en donde el cortoplacismo y las carencias éticas y morales vienen haciendo lo suyo.

Precarios somos casi todos

Cuando uno se informa de la existencia de una oferta laboral precaria, ésta se define e identifica con la carencia de las prestaciones y condiciones básicas formales de contratación, como ser:

- Salario inferior a la tarea asignada.

- Informalidad en materia de aportes previsionales y asignaciones familiares.

-  Horario mayor al establecido.

- Mayor carga laboral de la prevista; generalmente tiene que ver con el “hacer” o el “cubrir” las tareas de otros puestos vacantes, sin el correspondiente plus salarial.

Otro dato no menor del precariado actual es que incluye a personas de todas las clases sociales. Tal como lo manifestaba el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, “todos nosotros o al menos el noventa y nueve por ciento, somos ahora precarios”.

Lo son también quienes están en situación de desempleo, los que temen que sus trabajos no sobrevivan a la segunda ronda de recortes o “reestructuraciones”, lo son los universitarios que buscan en vano un trabajo acorde con sus destrezas y ambiciones, los empleados que tiemblan ante la idea de perder sus hogares y los ahorros de toda la vida en el próximo colapso bursátil o de gestión corrupta de su gobierno, y los infinitos “otros” que tienen sobradas razones para no confiar en la seguridad del lugar que ocupan en la sociedad.

Cada vez más ciudadanos toman consciencia que en nuestra era de tecnología “disfrazada” de democracia, los liberales traicionan a un ser humano cada vez que lo tratan en términos de fuerza de trabajo, como unidad estadística o simplemente como parte de una mayoría del electorado. Las administraciones “populistas”, por su parte, dicen ocuparse de la clase media y fundamentalmente de los pobres y marginados, pero luego los datos que sobrevienen cuando llegan al final de su gobierno, muestran la profundización del precariado en contraposición a los delitos de corrupción incurridos por aquellos que decían “trabajar” para los más pobres.

No necesariamente todo esto significa un exacerbado aumento de la hipocresía y del individualismo en los funcionarios, políticos, empresarios, comerciantes y de la sociedad en su conjunto, porque ello existió siempre y acompañó al ser humano en su devenir. Hoy se evidencia así porque, además, existe un agotamiento del sistema económico que ha puesto todas sus fichas en “fogonear” el consumismo a raíz de la desmedida sobreoferta de productos y servicios existente.

Entonces, qué hacemos

No se trata simplemente de tomar las calles como una forma de protesta –en realidad de huida– a lo que no les gustaría seguir haciendo, sin tener en claro lo que “hay que hacer”, pero con la esperanza de encontrar una sociedad “alternativa”.

Así como el clásico modelo organizacional y empresario está agotado –de allí las permanentes reestructuraciones y “expulsiones” de trabajadores– existen un sin fin de nuevas oportunidades laborales y profesionales derivadas de la visión y creatividad que las nuevas generaciones están imprimiendo en sus propios emprendimientos, no sólo comerciales sino también sociales. Por supuesto que ello demanda un mayor esfuerzo y dedicación que el trabajo en la oficina, pero se trata de un nuevo impulso que sí está más en línea con los tiempos actuales.

Cada vez son más los que se animan al “hazlo tu mismo”, partiendo de un comportamiento en el cual no está ausente la nueva responsabilidad moral y social que incluye, además, a sus prójimos.  Estos nuevos emprendedores –futuros portadores del Personal Branding– son conscientes de encontrarse en un mundo equivocado, que ha perdido el norte. De allí que se “concentran” por hacer algo distinto y superlativo, que los aleje del modelo que cada vez más lo sienten como algo “tóxico”, que no les pertenece y ni tiene cabida en su nueva concepción del mundo.

Si bien algunas personas piensan o “sueñan” en la posibilidad de una “isla” para salirse del sistema, no es el caso del cambio de reglas que se viene perfilando, a partir de la solución que están llevando a cabo los nuevos “constructores” que aspiran a una sociedad más justa y equitativa para todos. De allí que tampoco están centrados en el cortoplacismo característico del presente modelo agotado. ¿Por qué? Porque no hace al sentido de sus convicciones ni del compromiso asumido.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que tiene una misión de vida que cumplir, que lo predispone e incentiva para que lo suyo tenga el valor y el sentido esperado por la sociedad!

José Podestá

 

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