Sorpresas y Postergaciones

23 abril 2017 ·

Cuando uno planifica una actividad, un proyecto o una profesión sabe, de antemano, que no necesariamente saldrá todo tal como fue previsto. Alguno de ustedes se podrá preguntar para qué perder el tiempo, entonces, en la planificación. Por supuesto que ésta tiene su razón de ser, básicamente por lo siguiente:

- Para poner en blanco y negro a dónde se pretende llegar y cuándo.

- Para reducir el riesgo, sabiendo que nunca se lo podrá eliminar.

- Para ordenar los esfuerzos y los pasos a seguir.

Se trata, pues, de una valiosa herramienta de gestión. Pero nunca un fin en sí misma, como a más de uno le gustaría que así fuera.

También es cierto y quizás alguno de ustedes tenga conocimiento de ello, que existen personas que “nunca” planifican y sin embargo les va bien en la vida. Más aún, hasta les suele ir mejor que aquellas que planifican. ¿Por qué? Por la sencilla razón de ser personas muy “intuitivas”. Y que por ello no necesitan recurrir al lápiz y papel, porque todo se les va representando en imágenes en su interior. Y también es muy bueno que así lo puedan hacer, porque para ello disponen de esa habilidad.

Siempre hay sorpresas

Sin embargo, cualquiera sea el perfil de la persona –racional o intuitiva– no por ello está exenta de quedar expuesta al devenir del contexto y de los cambios; esto no era tan frecuente en el ayer y por ello la vida transitaba por un estadio que para algunos les resultaba bastante “monótono y predecible”. Hoy, por supuesto, estamos en las antípodas de ese escenario.

Sin caer en los sucesos extremos –catástrofes, guerras, hiperinflación, etc.– los imprevistos a los que debemos enfrentarnos no necesariamente suelen ser tan malos. Por lo general, nos ayudan a replantearnos alguna de las etapas del proyecto en cuestión e incluso hasta el de poder optimizarlo, porque en su momento era algo que no estaba en nuestra consideración.

También postergaciones

Una mujer que decide tener familia y dedicarse al cuidado maternal de su hijo, realiza una  sabia postergación ya sea en su carrera laboral o profesional. ¿Por qué? Porque se trata de una etapa vital de su vida que no es “una más”, sino de una importancia extrema como es la de concebir a un nuevo ser que pueda incorporarse a la vida, para llevar a cabo “su” misión para la cual “decidió” venir a la Tierra y por ello “eligió” a sus padres, no a otros.

También hay postergación cuando, por ejemplo, surge la necesidad u oportunidad de tener que cambiar de país en un momento determinado, ya sea por razones laborales, profesionales o políticas. En este caso la decisión no sólo puede afectar directamente al involucrado sino que, a veces, al resto de su núcleo familiar, con lo que esto representa para las misiones de cada una de las personas. Menciono este caso, en particular, porque se trata de uno de los más frecuentes que viene acompañando al proceso de la globalización en el cual nos encontramos insertos.

No tanto en el Personal Branding

Más allá de las sorpresas o postergaciones, la identidad de la persona la seguirá acompañando en su devenir, incluso en el nuevo contexto cultural o étnico al que le haya tocado arribar.

Cuando el ser humano se encuentra ante un giro de ciento ochenta grados en aquello que con tanto esmero planificó o llegó a intuir, para nada está en presencia de un fracaso. La conocida expresión “las cosas no me salieron como las había imaginado” no debería ser sinónimo de frustración, ni mucho menos de renuncia o de abandono. Recuerden que nadie está exento de ello, motivo por el cual no se trata de caer en un lamento pero sí en “repensarlo” como un nuevo desafío.

Si tenemos en cuenta las tres razones de la planificación mencionadas anteriormente, y si el sustento de la misma partió de la misión y de la vocación que le dieran origen en su esencia, para nada se debería alterar el proyecto personal. Así como el camionero se vio expuesto en su trayecto a tener que sortear en la ruta distintos obstáculos –inundación agravada por lluvias imprevistas, rotura de un puente, etc.– y tener que “detenerse” finalmente en una posada sin poder llegar a destino en la fecha y horario previstos, no por ello claudicó en su trabajo; por experiencia sabe muy bien que en su profesión se requiere de flexibilidad y adaptación responsable a las circunstancias.

Así, las personas que en la vida se han visto expuestas a fuertes desafíos existenciales, como fue el caso del psiquiatra austríaco Viktor Frankl –autor del libro “El hombre es busca de sentido”– quien tuvo que vivir, padecer y superar tremendos condicionamientos en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Dachau, ello nos da una idea de lo que los seres humanos podemos llegar a alcanzar cuando se tiene un “proyecto” que responde a la misión existencial, y además cuenta con la motivación y el impulso interior de llevarlo a cabo, es muy difícil que se pueda claudicar. Luego, el Personal Branding pasará a tener una relevancia vital en la identidad y reputación de esas personas.

¡Para el portador de Tu Marca Personal no existen obstáculos o barreras que atenten contra su misión y vocación, ni mucho menos en el preciado legado que está dispuesto a ofrendar a sus prójimos!

José Podestá

 

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