Nuestro Amigo, El Robot

03 septiembre 2017 ·

El avance de la tecnología aplicada a la realización de tareas generales repetitivas es el tema que, de un modo frecuente, se viene debatiendo en los medios de comunicación. Por cierto que se trata de un nuevo paradigma que ya está impactando en las tareas que las personas vienen realizando en distintas áreas e industrias.

Por tratarse de tareas repetitivas que por lo general no demandan de la persona la aplicación de conocimientos especiales, cabe entonces hacernos aquí las siguientes preguntas:

- ¿Vale la pena que uno se pase la vida haciendo algo que no tiene demasiado valor ni reconocimiento?

- ¿Se justifica que hasta el presente algunas actividades repetitivas las siga realizando el ser humano? Y si la respuesta fuese positiva: ¿Se merece que esa persona quede entonces en igualdad de condición al de un robot?

Así como a veces en la vida uno tiene que dar un paso al costado, porque la situación o el trabajo que se viene realizando termina superándonos o llevándonos hasta el umbral de una enfermedad, considero que la futura sustitución de tareas que poco y nada nos aportan en la vida –además del magro salario que por ello se recibe– no debería ser vista como una amenaza apocalíptica, sino como la oportunidad que se nos presenta para cambiar y crecer.

También es bueno tener en claro qué se entiende por robot, porque no refiere ni es sinónimo de herramienta, tal como por ejemplo es el caso de la impresora 3D.

Cuando a principios de la década de 1950 apareció el lavarropas –aliado indiscutido para el lavado repetitivo de prendas en general– nadie salió a la calle o en los medios de comunicación quejándose ni denunciando la presencia de un “intruso” en el hogar, que venía a desmerecer y producir una serie de “cuestionamientos existenciales” al rol que le correspondía al ama de casa.

Décadas más tarde, cuando la industria automotriz comenzó a incorporar sofisticados robots en las líneas de ensamblado –ídem en la industria aerocomercial– los operarios se encontraron con un “aliado” que si bien avanzó sobre algunos puestos tradicionales, también demandó a los obreros el tener que “capacitarse” para pasar a ser los responsables del manejo y la supervisión del “recién llegado”.

El robot aplicado en una operación de corazón o de cerebro no deja de ser un “aliado” imprescindible para los cirujanos que intervienen al paciente, y una tranquilidad para éste también.

Cuestión ética y social

Frente a esta realidad, por supuesto que no se puede dejar al empleado ni al profesional en una condición de abandono o desprotección. Lamentablemente no todos los empresarios entienden lo que implica el aporte e incorporación responsable de la robótica en su justa medida, sino que más bien lo consideran como una “solución maravillosa” para reducir personal, ahorrarse el pago de las cargas sociales y en definitiva, maximizar el nivel de rentabilidad.

De allí que en la medida que se imponga esta visión y actitud mezquina-egoísta, que implica migrar de la gestión de personas a la gestión de robots, los empleados estarán en problemas.

Como muestra de ello me parece muy elocuente y desmoralizante mostrar el punto de vista sustentado por Terry Gou, fundador y consejero delegado de la empresa china Foxconn –fabricante del iPhone de Apple– quien llegó a decir que prefería los robots porque “los seres humanos son animales y dirigir a un millón de animales me da dolor de cabeza”. Quizás esta persona no se dio cuenta de la “animalada” que expresó al referirse tan despectivamente de esa forma a sus prójimos. Como esta es la clase de empresarios irresponsables y con poder que confirman la regla, es fundamental que la sociedad establezca los mecanismos legales pertinentes para neutralizarlos debidamente.

Qué nos dice este ejemplo

Evidentemente al ser humano le cuesta llegar a asumir la libertad de un modo responsable, especialmente cuando le toca ejercer un cargo de máxima autoridad. Entonces, en la medida que ello no suceda, será necesaria la restauración del equilibrio mediante su difusión y el acatamiento legal.

Así como la reputación de una compañía se traduce automáticamente en una mala imagen institucional ante la sociedad, lo mismo vale para el Personal Branding de todos aquellos que asumen actitudes y comportamientos perjudiciales hacia los demás.

Las personas influyen e importan

También existe otro impulso que permitirá amortiguar, neutralizar o revertir las consecuencias negativas del “empleo” indebido de los robots. Esa fuerza anida y es parte de nosotros, es decir, que gracias al poder que hoy disponemos por el acceso a la información, estamos en condiciones de hacerla valer por distintos medios y plataformas.

En consecuencia, una doble fuerza permitirá bloquear las conductas desviadas de aquellos que pretenden tergiversar la razón de ser de la robótica: el estado a través de las normativas y los ciudadanos, mediante el ejercicio responsable del poder que nos asiste por estar informados.

En la medida que establezcamos una empatía personal hacia el robot, éste pasara a ser un verdadero aliado-amigo. Porque le permitirá al ser humano comenzar a “ocuparse” y a “trabajar” en otras actividades que requieran de su habilidad-talento para, en definitiva, sumar un nuevo valor hacia sus prójimos, al tiempo que dota de sentido a la vocación de vida que está llevando a cabo.

¡El portador de Tu Marca Personal va  metamorfoseando y enriqueciendo su vocación a partir del devenir tecnológico, sin que por ello signifique tener que claudicar en lo suyo ni mucho menos en los resultados que su obrar y desempeño tienen para sus prójimos y la sociedad!

José Podestá

 

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