En distintos momentos o etapas de la vida uno se va
adaptando a los procesos que el cambio establece en el devenir de los
acontecimientos. Si bien los ajustes no son iguales para todos –en ello también
actúa el destino– sí “obliga” a casi todos el tener en cuenta su misión personal, justamente para no
errar en el camino que aún resta transitar.
Por lo general la persona suele llevar a cabo su
reprogramación –algunos lo denominan “reinvención”– a partir de su propio “yo”.
Por supuesto que así debe ser, porque ello tiene que ver con el proyecto y vocación personal. Sin embargo, ésta
quedará “incompleta” en la medida que no se tenga en cuenta el rol que tienen
los “otros”, en sus respectivos desarrollos personales.
No
estamos solos
En la actualidad el ego personal, es decir la cara
“superficial” del yo, es la que prevalece o más bien se impone en los ámbitos
diarios de la vida. No es algo que uno haga plenamente consciente, sino más
bien “movido” por el excesivo individualismo-narcicismo reinante; es lo que se “instaló”
culturalmente en las últimas décadas en la sociedad.
Pero como los que saben nos recuerdan que el hombre es un ser social, de nada
sirve que uno se “atrinchere” en su individualismo y hedonismo. Así como en el
universo en general y en el planeta Tierra en particular, todo lo que el hombre
hace tiene una incidencia y consecuencias directas, no podemos dejar de lado al
prójimo, por la sencilla razón de que somos parte de un grupo laboral y social,
de una comunidad y de un estado-país.
Cuando uno decide su profesión y vocación, si bien lo hace entre otras
cosas porque siente que con ello podrá ganarse su propio sustento e
independencia económica, también se involucra con el prójimo. ¿En qué sentido?
Su trabajo es parte de un proyecto y “servicio” que siempre tiene al “otro”
como destinatario; caso contrario, no estaría haciendo nada de valor. Entonces,
en la medida que lo realizado cumpla también una función social, la persona
tiende a reafirmar su personalidad y rol, al tiempo que percibe que lo suyo tiene
un sentido.
Lo mismo vale en materia de Personal Branding. De
nada sirve su aplicación para la búsqueda de un nuevo trabajo, si la persona no
cuenta con el perfil y las potencialidades esperadas por los “otros”; algunos
confunden o creen que el Personal Branding es una técnica de “actualidad” que
permite acceder más rápido al objetivo. Por tratarse del posicionamiento y
desarrollo del nombre y apellido de la persona en el ámbito en donde está
llevando a cabo su emprendimiento o plan de carrera laboral-profesional,
necesitará de un tiempo prudencial para que los “otros” sepan de su existencia
y de la “excelencia” de sus servicios.
El ejemplo de las marcas comerciales que ustedes
conocen y frecuentan, bien vale a lo ya expresado. Coca-Cola/Coke necesitó
décadas y millones de dólares en inversión publicitaria para ganarse el
“posicionamiento mental” que hoy detenta en el mundo. Cuando a una persona se
le solicita que exprese cuál es la marca de gaseosa que le viene primero a la
mente, la mencionada expresa su liderazgo. ¿Esto que nos dice?
- Que una marca no es valiosa por la cantidad de
unidades disponibles en el depósito de la empresa o en las góndolas de los
puntos de venta, sino por la “presencia mental” que posee en la gente, sea o no
consumidora del producto.
- Que la marca no está en la empresa que la produce,
sino en la calle, en los “otros”.
Entonces, en la medida que uno realice a consciencia
su trabajo o profesión y esté muy atento a las necesidades de sus prójimos, con
el tiempo podrá lograr su reconocimiento y valoración; incluso más allá del
período de su existencia en la Tierra, tal como la realidad nos lo recuerda con
frecuencia.
Para ello se necesitará hacerlo de una manera
mancomunada, es decir, en equipo. Por más que nos llamen la atención y eventual
admiración algunos personajes, como los CEO de Amazon, Google, Facebook, Nike,
Virgin,… éstos siempre han venido desempeñándose a través de un equipo al que
han sabido motivar con el ejemplo y por sus condiciones de liderazgo. Lo mismo vale
para el resto de los mortales, es decir, los que carecen “por ahora” de un
Personal Branding de magnitud, pero que a pesar de ello se desempeñan y llevan
a cabo un rol, trabajo o profesión más acotado y con pleno sentido de
significación.
¡Al portador de Tu Marca Personal no le
importa ni interesa la “maximización” de su imagen y difusión, pero sí el
sentido y valoración que tiene lo suyo en aquellos que en definitiva son los
beneficiarios de su obrar!
José
Podestá