¿Realmente Me Gusta Lo Que Hago?

15 enero 2018 ·

Es muy probable que muchos sientan deseos de poder estar al frente de una gerencia de marca o de negocios en una empresa multinacional exitosa. Más aún, hasta se considerarían con el “derecho” de “estar allí”, pues para ello estudiaron y desarrollaron un plan de trabajo conducente a dicho objetivo. Pero también puede ocurrir que la persona que hoy está en dicho puesto no lo “vive” así, por varios motivos:

- El ambiente y el ritmo de la corporación no condicen con su forma de ser ni con sus expectativas.

- Si bien se encuentra al frente de la gestión de un importante proyecto, éste para nada se corresponde con el entorno social, el impacto ecológico y el nivel de pobreza. Lo único que importa es vender más, ganar más.

- No ve reflejado en este proyecto el sentido ni la misión de su vida.

El estar “desencajado”

Así como la empresa en cuestión encontrará seguramente muy pronto un reemplazante idóneo para el puesto gerencial –recordemos que no somos iguales, sino distintos y únicos– habrá otros que sentirán la necesidad de partir hacia algo diferente, por la sencilla razón de no estar cómodo ni motivado, a pesar del atractivo sueldo mensual.

Está visto que la mayoría de estas personas “desencajadas” logran, a partir del cambio, llevar adelante un nuevo proyecto exitoso porque saben no sólo la razón de ello, sino que también han decidido superar una etapa de “seguridad y confort” que poco y nada tenía que ver con su vida profesional aspiracional; además, porque intuyen que su salud puede llegar a jugarles una mala pasada.

Por supuesto que no se trata de una decisión fácil para algunos. ¿Por qué? Porque reinventarse profesionalmente implica ser uno mismo el motor del cambio, asumiendo riesgos. Pero también es cierto que no se trata de una decisión “trasnochada”, sino proveniente de un llamado interior. Por el hecho de estar atento a ello y teniendo ahora más en claro el sentido de la “nueva” vocación, la persona tiene frente a sí el desafío de su propia realización.

Lo bueno de este tipo de comportamiento y actitud es que se viene dando con mayor frecuencia, cosa que en el ayer –posiblemente por el apego cultural existente– solía postergarse y hasta resignarse.

Cómo hacerlo

Posiblemente a muchos les cueste dar el paso inicial, porque sienten que no saben cómo hacerlo, por dónde empezar ni hacia dónde ir. Eso puede llegar a generar una crisis existencial en la cual surgen preguntas difíciles de responder; es importante romper con prejuicios y creencias limitantes que, por lo general, terminan obstaculizando la  transformación. Aquí la clave es experimentar el proceso acompañado por un profesional.

También permanece latente la antigua “mística” laboral que destaca al trabajo como un “sacrificio”, motivo por el cual está disociado al disfrute. En el opuesto están las cosas que a uno le gustan, pero entran en la categoría de un hobby. Cuando el proceso es lamentablemente visto así, a muchas personas les parece imposible trabajar en lo que les produce placer; pero siempre debería ser así, justamente por el tiempo y todo lo que nos demanda el trabajo diario.

Entonces, cuando la persona cambia esta creencia empieza a percibir la viabilidad de poder ampliar el abanico de posibilidades, pasando a la acción para encarar aquello que en algún momento le parecía imposible concretar.

Por supuesto que el cambio hay que hacerlo con los pies en la tierra, sabiendo que también hay “vida” y oportunidad laboral-profesional más allá de la frontera de las corporaciones. Las opciones pueden estar esperándolo a uno en el sector público, en la docencia e investigación, en una ONG,… Todo dependerá del grado de transformación que la persona esté dispuesta y animada a encarar.

Para aquellos que sienten “miedo” ante la decisión que están por asumir, es normal que el cambio se lo viva con un mayor grado de angustia por lo que representa frente a lo desconocido, por el devenir. Sin embargo, en la medida que la "nueva" vocación permanezca alineada con la misión y sustentada en el coraje y la convicción, es difícil que la decisión no llegue a ser la correcta. La persona lo podrá comprobar haciendo lo que imaginó sería el cambio a partir de lo sugerido por su “ser interior”, sabiendo además que en el nuevo camino no estará exento de obstáculos ni problemas, pero no por ello estará impedido de poderlo disfrutar.

¡El portador de Tu Marea Persona es un hacedor que no vacila en cambiar de estrategia cuando percibe que su obrar dejó de tener el sentido esperado, incluso para sus prójimos!

José Podestá

 

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