Seguramente que la oferta de mercancías y servicios
hoy disponibles no deja de llamarnos la atención. Y si de tecnología se trata,
más aún. Un ejemplo de ello está referido al aparato que prácticamente se ha
adherido en una de nuestras manos, “obligándonos” a que mantengamos gran parte
del día la cabeza baja, y sin mirar a nuestros prójimos. No hace falta decir a
qué me estoy refiriendo. Pero lo cierto es que año tras año los nuevos modelos
buscan “sorprendernos”, aunque más no sea por un lapso breve de tiempo.
El
“otro” progreso
En el mundo materialista que caracteriza a nuestra
época, podemos encontrar todo aquello que uno pueda necesitar para el uso
cotidiano y profesional. Si lo miramos en perspectiva, por ejemplo a veinte o
treinta años atrás, nos asiste una “sensación” concreta y natural de progreso.
¿Por qué? Porque los procesos y los nuevos materiales de fabricación, sumados a
la inteligencia aplica de los emprendedores, han contribuido a producir un “milagro”
de consecuencias no tan deseadas por los fabricantes: ¡Hay más productos y
servicios que la capacidad “natural y racional” de poder ser consumidos!
Concretamente, sobran bienes y faltan “clientes”.
Quizás y sin darnos cuenta –o bien impulsado por la
necesidad de subsistencia de las compañías– estamos:
- Haciendo más cosas de las necesarias.
- Tornando anualmente en obsoleto bienes que, en
situación normal de uso, pueden garantizar sus prestaciones durante muchos
años.
- Alterando el ecosistema no sólo por la demanda de
insumos que luego requieren mucho tiempo de degradación, sino generando también
residuos y “chatarra” que luego no sabemos cómo poder procesarlos.
El ser humano, por su parte, necesita trabajar y por
lo general le seduce el poder hacerlo en empresas líderes en consumo y
tecnología. De esta manera, pasamos a convertirnos en actores “proactivos” de
la sobreoferta ya mencionada, sin tener una plena consciencia de ello.
Esta realidad, que además ha llevado confort y ocio
a nuestras vidas, no necesariamente deberíamos apresurarnos en llamarla progreso.
Por supuesto que lo es cuando a este escenario le contraponemos la realidad en
la que viven más de la mitad de la población mundial. Pero ocurre que la
“brecha” de este “progreso” no deja de ampliarse, porque cada vez hay más
pobres en el mundo.
De allí que el “otro” progreso al que a todos nos
debería importar, no está en el “tener”, sino en el llegar a poder “ser” en
condiciones básicas y dignas de vida.
Recuperar
el centro
En la medida que el “modelo” imperante no posicione
al individuo en el centro, origen y razón
de ser de las cosas, no podemos hablar de progreso. ¿Por qué? Porque
seguiremos “trabajando” para sobredimensionar “más de lo mismo”, es decir, una
sobreoferta que no tiene en cuenta a los que están en la base de la pirámide
social.
Si bien las empresas recurren al marketing para
poder “llegar y vender” productos y servicios al “target” que lo puede “pagar”, sería mucho más creativo, innovador e
inclusivo hacerlo con los que no cuentan con los medios, pero que también lo
necesitan. Felizmente hay empresas multinacionales como Unilever, Danone,
Philips,… que lo vienen haciendo exitosamente en países muy pobres, como por
ejemplo India.
Y si de Personal Branding se trata, aquel que asuma
su compromiso laboral y profesional con foco en el contexto sobreofertado,
podrá llegar a tener un nivel de aceptación y reconocimiento de sus pares, y
eventualmente de la comunidad. Pero si además de ello su “proyecto” contempla
el compromiso de hacer más digna la vida de los que menos tienen, su proyección
y reputación personal llegará a ser superlativa.
Ejemplos de ello seguramente ustedes tienen, sobre
todo de aquellos profesionales que no dudaron en brindarse de esa forma a sus
prójimos –incluso trabajando lejos de su patria– motivados por la generación
aunque más no sea de un progreso “lento”, quizás hasta de escala reducida, pero
de un elevado e indisoluble sentido de valoración.
¡El portador de Tu Marca Personal llevará libremente
a cabo su misión y vocación en donde sienta que lo deba hacer, como respuesta,
consideración y tributo hacia sus prójimos!
José
Podestá