Cada uno de nosotros es consciente –o al menos eso
creemos– de nuestra actitud ante las cosas y las circunstancias. En un mundo en
donde predominan las polaridades, es bastante frecuente pretender fijar
antinomias con la finalidad de luego resaltar los perfiles. En tal sentido
escuchamos más hablar de anticipadores o seguidores, que de la conjunción de
ambos.
No
todo es blanco o negro
Una vez que uno formula su proyecto de desarrollo
laboral y profesional, cuenta con la motivación y el “empuje” necesarios para
su puesta en marcha. Así es como se empieza a prever –y por ende “anticipar”–
una serie de pasos y secuencias en post de los objetivos a alcanzar.
Si en este proceso nos empezamos a “ocupar” también
de los pasos conducentes para el desarrollo del Personal Branding, uno va
tomando consciencia de la trascendencia y la magnitud que implica ser
emprendedor de su propio destino. Esto no supone, en absoluto, pasar a ser
dependiente de todas las cosas que pudieran sumar valor para el posicionamiento
del Personal Branding; éste se irá retroalimentando especialmente de aquellos sucesos
que para nuestros pares y prójimos tengan un verdadero sentido.
Lo anterior ya nos advierte de algo que no siempre
es bien comprendido o tenido en cuenta. El Personal Branding no es un fin en sí
mismo, sino la consecuencia de qué y
el cómo llevamos a cabo la misión o razón de ser de nuestra existencia,
a través de la vocación que nos
identifica con ello.
Entonces, de lo que se trata es de asumir un
compromiso responsable, por las consecuencias
que luego pudiera tener sobre las personas. Esto supone:
- Hacer bien las cosas, con profesionalismo, pasión
y entrega. ¿Por qué? Porque en ello se “juegan” la reputación e imagen que más
tarde serán parte del Personal Branding.
- No pretender ser un anticipador “serial”, sino emocionalmente equilibrado, porque en
algún momento uno podrá llegar también a convertirse en un seguidor de todas aquellas causas que se vinculan o bien brindan un
sentido a la misión.
- Estar más atento a las carencias de los humildes,
no porque se crea que está en uno el tener que ocuparse también de ello, sino a
través del aporte o la contribución que se pudiera brindar. ¿Cómo? Por ejemplo,
acercando soluciones a alguna ONG específica.
Quizás este último punto les pueda llamar la
atención a alguno de ustedes. Sin embargo y debido a la brecha cada vez más
amplia entre los que más tienen versus las clases sociales media y baja cada
vez más empobrecidas, se viene dando a nivel mundial un mayor compromiso
“solidario”, colaborativo, de personas que se sensibilizan ante este dato de la
realidad. Aquí también se llega a observar la conjunción del anticipador y el seguidor, en el marco de las soluciones brindadas, para que las contribuciones
realizadas lleguen a destino en lugar de quedar “trabadas” por motivos
meramente burocráticos o políticos.
Como se podrá deducir, la dupla anticipador y seguidor la
venimos ejercitando, en realidad, en distintos ámbitos de la vida. Están
siempre latentes en nuestro pensar
–qué hacer y cómo– y sentir –toda vez
que nos colocamos en los zapatos del otro.
Si bien existen cada vez más casos de organizaciones
que “apoyan” a aquellos empleados que deciden realizar tareas comunitarias, lo
importante es que este esfuerzo se lo mantenga cada uno integrado en “su” proyecto
de desarrollo laboral y profesional. ¿Por qué? Por tratarse de la manifestación
de un “impulso” interior que, indudablemente, es parte de la misión de la persona.
¡El portador de Tu Marca Personal es un líder
del cual se espera que, a partir de su obrar, se desprenda también un
compromiso social y solidario con sus prójimos!
José
Podestá