A veces uno se encuentra con alguna persona que, por
distintos motivos o circunstancias, “sufre” por mantenerse a la vanguardia de
sus cosas. Por ejemplo, “su” proyecto personal, conservar el mejor promedio, la
mejor calificación en la organización, brindar la primera respuesta,…
Tal vez quien no haya pasado en algún momento de su
vida por esta experiencia, seguramente que le costará comprender este tipo de
comportamiento. Pero lo cierto es que se trata de “impulsos” interiores que se
presentan muchas veces de un modo espontáneo y que, lamentablemente, no
“aflojan” en su intensidad hasta que el “damnificado” obre en consecuencia. Por
supuesto, en el opuesto están todos aquellos que aguardan o prefieren
mantenerse en un bajo perfil.
Competidores
consuetudinarios
En el estadio inferior de los anticipadores se encuentran
los que no pueden vivir si no están en “competencia” con alguien, a tal punto de
necesitar “escuchar,” una vez que lograron el propósito, el reconocimiento de
sus pares o amigos.
Por supuesto que en el mundo exterior no existe
ninguna ley o decreto que establezca o imponga esta tipo de conducta. Entonces,
¿a qué se debe el motivo? Lamentablemente y en la mayoría de los casos, a
autoexigencias propias originadas, quizás, en alguna problemática de índole
emocional o de baja autoestima.
Esta introducción relacional tiene, como propósito,
invitarlos a reflexionar toda vez que se encuentren expuestos en el plano
laboral y profesional. ¿Por qué?
- Porque se trata de un “fenómeno” que es mucho más
frecuente hoy en día que tiempo atrás.
- Suele estar latente o presente en el ámbito en
donde trabajamos y mantenemos vínculos laborales o profesionales.
- Produce un estado de estrés, de crispación en el grupo,
incluso cuando quien lo padece e irradia es el superior inmediato; no siempre
las organizaciones se “ocupan” de brindar una pronta solución a los empleados.
- Atenta contra el mismo portador del Personal
Branding.
- Nada tiene que ver con la actitud “proactiva” que
se espera ejerzan las personas en el ámbito laboral o profesional.
- Tampoco tiene que ver con el concepto del “ser
competitivo” que algunas organizaciones demandan de sus empleados, equivocadamente.
Lo que sí deberían de “ocuparse” es que el personal sea “competente” en lo
suyo.
- No hemos venido a la vida para estar en “modo
competencia”, sino para ser verdaderos hacedores de un aporte personal que sea
incluso de valor o de mejora para la humanidad.
Objeto
de confusión
Todo el mal entendido surge por la tendencia
generalizada que tienen algunas organizaciones e instituciones con relación a
las personas. Todavía hay muchas que consideran más “redituable” reducir al ser
humano al estado de “cosa-objeto”, para luego maximizar el retorno del
beneficio que desde ese enfoque puedan llegar a capitalizar. Es decir, aplican
a la persona la misma “fórmula” que utilizan para los proyectos de inversión
que, por supuesto, éstos sí tienen que ver con el objeto-cosa del negocio.
Pero por suerte el ser humano no es un robot ni un
“tonto” como aún se lo creen todos aquellos que lo asimilan a la categoría de “recurso humano”. Prueba de ello es el
giro de valoración que hoy vienen asumiendo las organizaciones, ante la
carencia de personas competentes –no competitivas– que les permitan hacer
realidad sus proyectos.
Justamente las organizaciones que valoran a la
persona ya no se jactan por tener a los que “padecen” el mal de anticipación. Más bien, lo ven como individuos a los que
pueden llegar a “sanar” –porque cuentan con otras capacidades– mediante el
soporte terapéutico y el nivel adecuado de contención que necesitan para poder
llevar adelante la responsabilidad asignada.
El “anticipador” cuenta hoy con otro “amortiguador”
de valor que la mayoría de las organizaciones propician y estimulan; tiene que
ver con el trabajo grupal heterogéneo en donde se comparten desafíos, logros y
eventuales fracasos dentro de un proceso armónico de aprendizaje y
colaboración.
¡El portador de Tu Marca Personal, si bien también
pudo haber sido un anticipador en algún momento de su vida, tiene en claro que
para llegar al objetivo de su misión necesitará ir
interactuando y “consensuando”,
a lo largo de su biografía, no sólo en lo personal sino también en pos de las
necesidades de sus prójimos!
José
Podestá