Así como la misión
personal demanda partir de un análisis de introspección tal que nos permita
llegar a darnos cuenta del para qué
hemos venido a la Tierra y hacer qué,
lo mismo vale preguntarse, “honestamente,” acerca del sentido aspiracional que
el Personal Branding pudiera llegar a tener en nuestra biografía.
A diferencia de lo que sucedía en la antigüedad,
quizás por tratarse de un tiempo cultural en donde había interés por conocer el
sentido de la vida, en la actualidad no ocurre lo mismo. En el hogar no suele
ser un tema frecuente de conversación, ni de reflexión o de simple
“curiosidad”, para dilucidar el motivo-razón de nuestra existencia. Por lo
general se esquiva partir del quién soy,
pero sí concentrarnos en algo que nos parezca mucho más concreto y “real”, como
ser el aquí estoy.
De allí que las cuestiones referidas a la
individualidad y sus circunstancias, se las asume como temas que uno debiera
resolverlo con “su” terapeuta. Pero ocurre que éste nada sabe acerca del motivo
y el sentido de nuestra presencia en el mundo, por tratarse de un “misterio”
que se encuentra plenamente “resguardado” en el ADN de cada ser humano.
Quién
soy
Para saber “algo” de uno mismo se necesita que nos pongamos
a pensar y reflexionar en ello.
Todos, sin excepción, cuando llegamos a la Tierra traemos muchas disposiciones y
talentos para desarrollar. ¿Esto qué nos dice? Que tenemos intenciones en cuanto
a lo que queremos realizar –como el caso del niño que “sorprende” a sus padres
con alguna cualidad sobresaliente o bien manifestándoles, con énfasis, lo que aspira
ser en la vida. Pero si no hemos sido tan explícitos como el niño prodigio, no
hay porqué preocuparse, dado que nuestra intención
la iremos desplegando a nuestro “ritmo” hasta que, en un momento, la sentimos
como nuestra misión.
También traemos impulsos
que nos llevan en la vida al encuentro de ciertas personas e incluso a trabajar
en determinada organización o profesión. Nada es “casual”. Todo tiene su razón
de ser y hace a un “equilibrio” que no está en nosotros determinarlo. De esto
tampoco se habla.
Lo importante es saber, al menos, que nuestras
aptitudes o talentos, en la medida que se ejerciten, que se lleven a la
práctica, se van transformando en habilidades. Esas habilidades, sumadas a
nuestro estilo de hacer las cosas y del sentido que le damos a las mismas, luego
pasarán a tener un rol significativo en el Personal Branding; con el tiempo iremos
despertando el “interés” de nuestros semejantes, dando origen a eventuales oportunidades.
Hacia
dónde voy
En esta pregunta hay más “seguidores” que en el quién soy. Básicamente, son todos
aquellos que se “saltearon” de indagar el sentido de sus vidas, entre otras
cosas, por los siguientes motivos:
- Evitar interiorizarse de su misión en la vida, anteponiendo “racionalizaciones” que aluden a su
desconocimiento, el no saber cómo hacerlo, o directamente porque no les importa
y ni tienen voluntad para ello.
- Prefieren concentrase directamente en la “realidad”
exterior y a partir de allí poder detectar alguna oportunidad vinculada con la
“visión”, es decir, imaginando cómo me
veo haciendo qué cosa dentro de cinco o diez años. Entonces, a partir de
ello elaboran un plan para ir avanzando, paso-a-paso, hasta el logro del
objetivo, para luego volver a reformularse una nueva “visión”; de esta forma
intentan avanzar en la vida.
Por supuesto que la “realidad” no deja de ser un disparador
motivante para entrar en acción. En la medida que nuestras decisiones guarden
relación con la vocación y filosofía
de vida, el obrar ha de tener un sentido y posterior impacto en la misión del Personal Branding.
Pero si la “visión” no está anclada en la misión personal, uno está expuesto a que
no siempre lo que se está haciendo o se proyecta realizar, es lo que tiene
sentido, incluso para la misión del
Personal Branding. ¿Por qué? Porque la “visión”, si bien vincula con el hacer o la voluntad, si carece del pensar la misión no necesariamente será garantía de lo que realmente se
tendría que haber hecho. Esto se ve con frecuencia en aquellas personas que se
sienten abatidas, disconformes o incompletas con lo que vienen haciendo en la
vida, a pesar del dinero ganado, del éxito alcanzado o el poder que detentan.
Personal
Branding residual
La misión
del Personal Branding, atento a los dos interrogantes ya mencionados, dependerá
de la importancia y valoración dispensada por “su” portador. ¿En qué sentido?:
- La misión
privilegia el largo plazo, de allí que la identidad y reputación derivada de la
imagen es resultado de un proceso sistémico que su portador va construyendo y
sedimentando con su obrar en el tiempo. Además, tiene el beneficio que el
Personal Branding continúe “vigente” más allá de la existencia física del
portador; se torna en atemporal, residual
y referencial para las nuevas generaciones.
- La “visión” aplicada al desarrollo personal
condiciona al portador a la variabilidad del factor éxito; tengamos aquí en
cuenta que en el mundo exterior todo se mide en función de los “resultados”
alcanzados. En la medida que vaya logrando los objetivos que se van
consolidando en el tiempo, irá contribuyendo con ello al desarrollo y
posicionamiento de “mi” Personal Branding. Lo que nunca te quedará en claro es
saber si ello fue lo que, realmente, estaba previsto que debías hacer en tu
vida.
¡El portador de Tu Marca Personal debe ser
plenamente consciente de su misión en la vida, como así también del sentido que
su obrar tiene para sus prójimos y para el desarrollo de la humanidad!
José
Podestá