Volver a Empezar

03 marzo 2019 ·

Fruto de la aceleración del cambio se vienen dando situaciones en donde algunos de los damnificados, luego de un proceso de aceptación y asimilación, se presentan en sociedad diciendo: ¡Me he reinventado!

Esta circunstancia la podemos llegar a observar, por ejemplo, a través de dos situaciones típicas, con las reservas que cada una de ellas se merecen:

a. Espero hasta que “mejore el tiempo”; actitud reactiva.

b. Llegó el “momento” de dar vuelta la hoja; actitud proactiva.

El actuar de una u otra manera dependerá de las circunstancias, de la formación de la persona y fundamentalmente, de “su” proyecto personal. Al respecto, tengamos en cuenta que el mismo es –o debería ser– el plan de cómo la persona asume o considera desarrollar su misión en la vida.

Intervalos del empezar

Para aquellos que saben o han llevado a cabo un trabajo de biografía personal, van descubriendo que a través de cada septenio –periodo aproximado de siete años– se vienen dando cambios profundos y muchas veces, de consideración, en su vida familiar-social y laboral-profesional. Esto no supone que siempre sea uno el que propicia el cambio, sino que a veces es “obra” del destino, expresión desde ya muy común que encierra una gran verdad, justamente porque trata acerca de impulsos exteriores –también de nuestro ser interior– con la finalidad de “reencausarnos” toda vez que nos estemos desviando o distrayendo del obrar “esperado” de cada uno de nosotros.

De allí que el estar atentos a las cosas que hacemos o nos vienen sucediendo a lo largo de cada septenio es muy importante, porque en sí mismos son como pequeños hitos o señales que hasta pueden “movilizarnos” a la ya mencionada “reinvención”. ¿Esto qué significa? ¿Todo lo realizado en años ya no sirve para nada? Si nos quedamos desilusionados por lo que en determinado momento la vida nos pone a prueba –por ejemplo, no ser promovido al nuevo cargo–, difícilmente lo vamos a poder resolver en el plano racional, con nuestra mente. ¿Por qué? Porque esas respuestas subyacen, generalmente, en nuestro ser interior.

Hay un refrán que dice que “los mejores negocios son aquellos que, a veces, no se hacen”. Pareciera ser que es un enunciado típico del destino que obra sobre aquellas personas que estaban muy esperanzadas, más aún, convencidas que “el nuevo cargo era para mí”, “soy el único que está en condiciones para que la empresa pueda transferirme a la casa matriz”, y todas aquellas buenas noticias que cada uno de ustedes se pueda imaginar.

Por supuesto que lo expresado para nada implica que uno viva, de ahora en más, atento a lo que me diga el “horóscopo” o piense entonces que lo mejor es sentarse a esperar a que llegue la “señal” de aquello que realmente deba hacer. ¡En absoluto! Debemos siempre concentrarnos en todo aquello que uno este persuadido que así debe ser, poniendo siempre la energía vital y anímica en el obrar, sin olvidarnos del prójimo.

Qué pasa con la profesión

Cuando se está en vísperas de elegir el trabajo, el oficio o la carrera universitaria que uno “siente” es la que mejor nos permitirá llevar a cabo nuestra misión en la vida, por lo general se lo hace tomando más en cuenta los dictados del mundo sensible exterior, que la voz interior. Seguramente ustedes también habrán escuchado que para algunos, más que la vocación, lo que les interesa es “optar” por aquello que les permita ganar un buen dinero. Entonces, difícilmente llegarán a ser maestros, enfermeros o bibliotecarios, a pesar de que “su” vocación los esté esperando por allí.

Esta forma tan común y humana de proceder luego traerá los habituales estados de frustración o depresión, los que serán superados partir de la rectificación del rumbo. Pero en realidad el sentido que deseo enfatizar con la expresión de volver a empezar, tiene que ver con la “disrupción” que la variable cambio tiende a impactar en la forma de cómo trabajamos o llevamos adelante la profesión.

Frente a ello necesitamos actuar y reaccionar, más que resistirnos y criticar. ¿Por qué? Porque se trata de los nuevos impulsos que la cultura del hoy establece en la evolución del mundo. No se trata de un fenómeno nuevo, dado que el cambio siempre ha estado presente en el mundo. Lo que sucede es que ahora son más frecuentes y radicales; de allí la incertidumbre y el temor que ocasiona en aquellos seres humanos que, por distintas circunstancias, se resisten en vez de asumir –con coraje– una nueva etapa en sus vidas.

¡El portador de Tu Marca Personal tiene hoy bien en claro que el cambio le podrá también demandar un volver a empezar en algunos momentos de su evolución, sin que por ello se resienta la misión que sabe debe llevar adelante en la vida!
José Podestá

 

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