Edición N° 500

31 marzo 2019 ·


El sitio Tu Marca Personal se inauguró el 29 de Agosto de 2009.

Así comenzaba la redacción de la Edición N° 400, el 31 de Abril de 2017. Quizás no sea muy frecuente que en forma semanal y en tanto tiempo, alguien se refiera al “signo” que hará trascendente y perdurable al portador de Tu Marca Personal.

El sentido y objetivo de este Blog ha sido brindar herramientas y un enfoque “singular” acerca de cómo entiendo se debería encarar el abordaje del Personal Branding. Quiénes se interesaron por el mismo, habrán percibido que poco y nada tiene que ver con las propuestas “mágicas” ni tampoco con la traslación de las técnicas de marketing al ser humano.

La persona siempre es más

También hemos alertado, en más de una oportunidad, que el ser humano no es pasible de minimizarlo a la categoría de “recurso”, ni tampoco a la de “capital humano”. ¿Por qué? Porque no somos un eslabón más de la cadena de mando, de producción o de suministros, en donde todo termina siendo reducido a la variable “costo”. Por supuesto que desde el enfoque organizacional y laboral el empleado-ejecutivo tiene un “costo”, pero el mismo refiere al “precio” que dicha organización debe pagar para poder acceder al conjunto de personas que, por sus antecedentes y “expertise”, son las que en definitiva terminan haciendo realidad los objetivos y la misión de la compañía. Aquí bien vale hacerse la siguiente pregunta: ¿Para qué necesita una organización de personas “competentes” –no competitivas– si lo que luego más le preocupa es el costo laboral?

Para los interesados en el Personal Branding, es muy importante tener en claro dónde piensan llevar a cabo su plan o proyecto de desarrollo laboral-profesional, sobre todo cuando uno aspira trabajar en relación dependencia. ¿Por qué? Porque es casi “imposible” hacerlo cuando la organización está centrada en el “costo laboral”, en lugar de ocuparse en priorizar el posicionamiento de “su” personal en el centro de la gestión. Hoy la diferencia entre ambos enfoques es lo que termina consagrando la “marca” y la excelencia de una compañía.

Felizmente, la cultura imperante en la actualidad le permite al ser humano “hacerse” valer frente a cualquier tipo de condicionamientos, cosa que en el ayer no era tan así; había un consenso tácito de “sumisión” frente al poder prácticamente irrestricto que ostentaban las instituciones. Las mujeres han sido lamentablemente las que les tocó soportar la peor parte, durante décadas.

Por supuesto que en ello está la actitud individual y proactiva que cada uno esté dispuesto asumir ante la vida y sus circunstancias. Pero para nada debiera ello invalidar el sentido de valor y de convicción que anida en cada uno de nosotros, no sólo para el logro de la misión personal, sino también en términos de la no aceptación y rechazo ante cualquier intento reduccionista que nos pretendan imponer, aunque la paga sea importante.

Contenido y algo más

El contenido de este Blog se caracterizó no sólo por su extensión temática, de enfoque y abordaje propuestos para llevar adelante el desarrollo y el posicionamiento del Personal Branding. También se ha venido haciendo alusión a las habilidades blandas que son necesarias para la integración y la convivencia con los pares y los colegas, ya sea dentro de una organización o bien como emprendedor-profesional independiente.

Lo importante aquí es no olvidar:

- Que más allá de cómo hagas o no las cosas, siempre estarás dejando una “huella” en tu sendero personal. De allí que en cada biografía, todo ello permitirá también “alimentar” la reputación e imagen de tu Personal Branding.

- Siempre serán tus prójimos los que terminarán no sólo hablando de ti, sino también del sentido que para ellos tiene tu obrar “atemporal” a lo largo de la vida.

- El Personal Branding no es en sí mismo un “recurso” para la maximización de ganancias, sino de trascendencia en la vida. En definitiva, es el valor agregado que a partir de tu nombre y apellido has sabido ofrendar a tus prójimos, con pasión y perseverancia.

De ahora en más, otro enfoque singular

Con esta edición cerramos un ciclo de diez años de Tu Marca Personal, caracterizado por su enfoque singular. De ahora en más estaré migrando a un nuevo Blog, en donde la temática tendrá otro enfoque y dimensión, a la que intentaré imprimirle una mirada diferente y también singular.

¡A todos los seguidores de Tu Marca Personal, muchas gracias!
José Podestá


La Realidad es Una Parcialidad

24 marzo 2019 ·

Como seres humanos estamos dotados de sentidos –que son más de cinco– los que nos permiten vincularnos y conectarnos con el mundo exterior; es tan así que no “creemos” haber comprendido un paisaje, un cuadro o una manifestación obrera hasta que lo hayamos visto. Por cierto, se trata de una necesidad básica y fundamental, desde el momento en que vivimos en sociedad, interactuamos y nos conectamos con nuestros prójimos. Además:


- Sentimos que nuestro cuerpo físico es parte del mundo exterior, aunque permanecemos en la ignorancia por lo que hace a su trabajo interno.

- Nuestra vida anímica adquiere experiencia de sí misma por medio de nuestro cuerpo físico, pero éste prácticamente no concede mayor importancia a los fenómenos psíquicos, en la magnitud que sí lo hace con los sucesos del mundo exterior.

- Mientras el calor y el frío del mundo exterior gravitan sobre la circulación de la sangre en nuestro organismo, lo mismo le sucede al alma respecto a las emociones de miedo y de vergüenza.

- Cuando el ser humano asume su posición respecto a la naturaleza, puede olvidarse de sí mismo y de todo lo que hay en él, y sentir su cuerpo como miembro del mundo externo. Al pensar de esta forma, experimenta una relación consigo mismo que resulta ser, en definitiva, su cuerpo físico.

Pero también sabemos que ante un suceso dado en el mundo exterior, éste no suele ser identificado ni relatado de forma unívoca por las personas. Es como que cada uno de ellas tiene su “propia” versión del suceso, con sus matices y toda la impronta personal que cada uno le imprime al mismo. ¿Esto qué nos dice? Algo que ya en la antigüedad se lo tenía bien en claro: “Qué la realidad es una ilusión”. En la India antigua hasta se llegó a denominarse como “maya” a dicha ilusión.

De allí que si aspiramos a tener un conocimiento cierto de los sucesos que trascurren en el mundo exterior, nuestra alma o psique debería tener que percibirlo por otros medios que no sean los sentidos ni el intelecto ligado a ellos. ¿Por qué? Porque éstos pertenecen al cuerpo físico y terminan disolviéndose en él.

A esta altura algunos de ustedes se estará preguntando, qué tiene que ver todo esto con el Personal Branding: ¡Bastante! Porque en la medida que no tengamos bien en claro las certezas de la realidad y cómo todo ello se involucra o amalgama en el proyecto o plan de desarrollo laboral-profesional, estaríamos a un paso de errar en el diagnóstico. Además, tengan en cuenta que el contexto es sólo un treinta por ciento del objetivo a alcanzar; el resto tiene que ver con lo que surja de nuestro ser interior en términos de la misión, la vocación y el destino que está conectado con nuestro propio ser al momento de nacer. De allí que la realidad no es la misma para todos, sino más bien una mera parcialidad sobre la debemos convivir e interactuar.

Reflexión y nada más

Lo mencionado tiene como finalidad y beneficio el alertarnos que no es “inteligente” el pasarnos la vida cautivos de las redes sociales ni de los efectos mediáticos derivados del contexto, aunque veamos que eso es justamente lo que hace la mayoría de las personas. Además de ser meras parcelas “maya” de la realidad, éstas no hacen más que “distraernos” de lo importante, que en el caso personal de cada uno de nosotros tiene justamente que ver con la misión que nos toca tener que llevar a cabo en esta vida.

De allí la práctica necesaria –hoy dejada muy de lado– de meditar y reflexionar acerca de nuestras circunstancias. Darnos cuenta también que no todo pasa por lo que vemos. Aquí vale, como ejemplo, un episodio sorprendente que le tocó vivir a un periodista cuando le preguntó, al filósofo alemán Immanuel Kant [1724-1804] si conocía a tal ciudad alemana. De inmediato Kant se la comenzó a describir con gran precisión de detalles y, al finalizar, el periodista le dijo: “Se ve cómo usted añora esa ciudad”. A lo que Kant le respondió: “Nunca estuve allí”.

Por supuesto que no se trata de pretender que emulemos a Kant, pero sí que comencemos a “ejercitar” y “entrenar” nuestro ser interior, para evitarnos que sean luego el contexto y las personas “interesadas” las que nos digan lo que “debemos” hacer, tal como si fueran nuestros “mentores existenciales”. Aquí no está mal recordar el refrán que dice que “no sólo de ilusiones vive el hombre”.

Entonces, el desarrollo personal será consecuencia de la misión que sepamos concretar, mediante la vocación elegida. Ello podría llegar a ser, incluso, un signo que se torne en desagradable o deprimente para el alma, pero que en definitiva pasa a ser lo que es necesario para el debido desarrollo de nuestro ser individual.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que podrá  provocar los impulsos que vienen dando origen a sus experiencias tanto dolorosas como felices en su existencia física, pero a pesar de ello las tributa para beneficio de sus prójimos!
José Podestá

Quién Soy, Además del Yo Soy

17 marzo 2019 ·

Parece un juego de palabras, pero no lo es. Así como en el mundo exterior importa nuestra identidad –representada por el nombre y apellido– en lo existencial, en nuestra naturaleza interior, no siempre tenemos muy en claro quiénes somos. Sin embargo para el Personal Branding, ambos factores son importantes.


La condición externa

Si de exigencia cultural, condicionantes, normas y usos sociales se trata, la mujer sabe muy bien el sobrecosto y esfuerzo diarios que le demanda estar integralmente producida y presentable; su descuido hasta le puede llegar a jugar en contra en el proceso de una búsqueda laboral. Es como si debiera invertirse el refrán, para instalar en primer término el “parecer” y recién luego el “ser”.

Sin embargo, lo mencionado lamentablemente no sólo condiciona a la persona, sino que también la “reduce” a la categoría de “objeto bonito” o “descartable”. Por supuesto que a nadie le interesaría ingresar a un restaurante mal presentado o comprar un producto con un packaging no atractivo, máxime cuando su precio es prácticamente similar a otro en mejores condiciones. Pero en ambos casos estamos frente a objetos intangibles o tangibles, no ante seres humanos.

Que la recepcionista de una agencia o la secretaria del CEO de la organización estén “presentables”, habla muy bien de la autoestima y del buen gusto de sus protagonistas. Pero éstas saben, además, que en ello no se “agotan” sus dones, porque para aspirar al puesto necesitaban “ser”, fundamentalmente, competentes. No por el mero requisito formal de la búsqueda, sino porque también se han preparado para ello de acuerdo a sus respectivos proyectos de vida.

En consecuencia y si de Personal Branding se trata, uno deberá siempre partir del “ser”, para luego arribar al “parecer”. Es decir, que no es que se presenta como una persona responsable, eficaz y eficiente, sino que verdaderamente “lo es”. De esta forma irá construyendo la reputación que, paulatinamente, se replicará en imagen hacia los demás.

La condición interna

En la interioridad del ser humano poco y nada tiene el contexto que ver, en la medida que cada uno no se deje avasallar por los impulsos y las influencias provenientes del mundo exterior. Mientras en el afuera –contexto– los sonidos y las imágenes compiten en una carrera sin fin, en el ser interior anida el silencio y la propuesta de escucha que estemos predispuestos a conceder a nuestra “voz interior”. ¿Con qué finalidad? La de permitirnos “descubrir” quién soy –razón y sentido de mi vida en la Tierra– para así luego poder vislumbrar la misión que por convicción estoy decidido llevar a cabo, no sólo en beneficio propio, sino en virtud de los “dones” que se me han conferido, como así también de las circunstancias establecidas por el destino en las distintas etapas de mis septenios.

De esta forma arribamos al yo soy, como máxima expresión de nuestra individualidad física, anímica y espiritual, la que deberíamos preservar como una trilogía armónica y vital, porque no sólo nos permite estar “erguidos”, sino también porque se trata del basamento de nuestro ser, así como el “yo” lo es a la personalidad con la que nos mostramos e interactuamos en el mundo exterior, junto con los prójimos.

Como se podrá observar, el ser humano es un misterio que nos toca a cada uno descubrir, y por el cual se dice que somos únicos e irrepetibles. Por tanto, está en cada uno de nosotros:

- No dejarnos reducir a la categoría de “rebaño”, “objeto”, “descarte” y ni mucho menos pretender abolirnos la “libertad” individual, a pesar del interés manifiesto de algunas personas que, si bien son también humanos, piensan que por el mero hecho de detentar poder y dinero en un momento circunstancial de sus vidas, “creen” tener además el derecho de disponer o bien de manipular al prójimo.

- No claudicar en la misión a la que se está llamado en la vida, porque además de ser el motivo-razón de lo que se espera de cada uno de nosotros, se constituye también en el basamento sobre el cual iremos desarrollando el Personal Branding.

¡El portador de Tu Marca Personal está preparado y en condiciones de sortear los intentos “reduccionistas” de todos aquellos que “dicen” interesarse por el prójimo, pero que en realidad aspiran reducirlo a un mero “objeto” de poca valía y trascendencia!
José Podestá

Corrupción Latente

10 marzo 2019 ·

Seguramente que la gran mayoría de los seres humanos no han “decidido” venir a este mundo con la “misión” de delinquir ni tampoco de presionar a terceras personas para que sobrefacturen el costo del servicio contratado o de la mercadería adquirida por la organización en donde trabajan, con la finalidad de “compensar” así sus magros ingresos mensuales. Se trata por cierto de una actitud y conducta inaceptables, que está lamentablemente vigente desde hace mucho tiempo en la función pública, privada y en la actividad profesional; por ejemplo, toda vez que el médico “receta” determinados medicamentos del laboratorio “amigo” o emite órdenes de análisis o estudios diversos, para que la obra social facture de más, tal como si fueran el pan y las medialunas que se compran en una panadería.


Valores y algo más

Cuando uno contrata un servicio para el empleador y al momento de la emisión de la factura el proveedor pregunta: “¿cuánto debo recargar de más sobre el precio acordado?, nos encontramos ante un problema “cultural” que excede todo tipo de valor y ética. Sin embargo y más allá de la inmoralidad del acto, cuando este ilícito se investiga y luego surgen los responsables, nos cuesta muchas veces asimilar que en el ruedo figuran personas que nos parecían ser “honorables”, por lo menos hasta ese momento.

Si lo mencionado lo vinculamos o llevamos al terreno del Personal Branding, uno puede llegar aquí a tomar consciencia de hasta dónde se considera que una conducta de tales características es corrupta. ¿Por qué? Porque para muchas de estas personas, se trata de “algo” que es una “práctica más que habitual en la sociedad actual, motivo por el cual no “deberían” tener que preocuparse por su impacto en la imagen y reputación del “irresponsable”. A esta altura, la persona ya es plenamente consciente de lo que está haciendo, y si no puede ni llega a discernir o “sentir” lo improcedente de su conducta, difícilmente pueda llegar a “recuperarse” por sus propios medios.

Pero cuidado, porque en todo acto de corrupción siempre hay dos actores:

- El “proveedor”, que a esta altura considera que si no se aviene a sobrefacturar su propuesta, difícilmente lo volverán a convocar a futuro. Para los que se “resisten”, son los que luego ingresan en la terna de “honestos” o “tontos”.

- El que recibe la propuesta solicitada. Ello no significa que luego se quedará con la totalidad del “plus” facturado. A menudo lo viene haciendo también por “indicación” de algún directivo de la organización.

Como seguramente ustedes ya saben, esta “voracidad” por el dinero ajeno también puede y hasta ha llegado a ser parte de la política de estado en algunos países. ¿Cómo? A través de las “presiones” ejercidas por parte de algunos funcionarios estratégicos del gobierno de turno, pero también a partir del “ofrecimiento” realizado por el oferente, para poder eventualmente llegar a ganar la “licitación internacional”.

Mientras los débiles de principios morales nunca se van a resignar a llegar a perder ninguna oportunidad que les permita disponer de fondos “adicionales”, para una vida “digna” futura, también está la inmensa mayoría de seres humanos que para nada están predispuestos a disponer de lo ajeno. Además, son los que en algún momento de la vida les tocará aplicar justicia sobre aquellos que, por su codicia y “olvido”, perdieron el rumbo y sobre todo lo más importante: la misión que debían llevar a cabo, en beneficio de sus prójimos.

El “todos” lo hacen, no justifica

Los impulsos y las razones psicológicas que llevan a cometer todo tipo de ilícito y corrupción son, de por sí, complejas –sumado el grado de demostración y ostentación que posteriormente realizan algunas personas acerca de su buen nivel de vida– poco y nada ayudan a la expansión de “valores” con sentido dentro de la sociedad actual. A ello se le suma la exacerbada necesidad de la gente por todo lo material, como compensación natural de la  carencia o del vacío espiritual que anida en sus vidas; de allí la dificultad que luego tienen para “reencontrarse” consigo mismo y poder así hallar el “camino” del que no deberían haberse salido. ¿Por qué? Porque les cuesta el poder llegar a entender y aceptar que aunque la práctica corrupta este latente en el día-a-día, para nada se justifica. Más bien, son parte de una “legión” de seres “grises” que vienen malversando el sentido de la vida.

En la medida que los interesados en el Personal Branding sean conscientes del “poder y trascendencia” que tiene su nombre y apellido –como “marca” de su obrar en la vida– podrán estar en una mejor situación de autodefensa ante la corrupción latente. ¿Por qué? Porque al tener en claro la razón de ser de su misión y el sentido de la vocación elegida  para hacerla realidad, disponen de más y mejores “recursos” para la preservación de su integridad. Entonces, podrán llegar a darse cuenta lo que implica claudicar en “su” proyecto frente a la “tentación” del dinero fácil.

¡El portador de Tu Marca Personal quizás se encuentre muchas veces más expuesto y hasta “presionado” por la corrupción latente, pero también sabe que si opta por ello –por más garantías de “seguridad” que le prometan– no estará exento de exponerse a las consecuencias de una eventual y posterior “muerte civil”!
José Podestá

Volver a Empezar

03 marzo 2019 ·

Fruto de la aceleración del cambio se vienen dando situaciones en donde algunos de los damnificados, luego de un proceso de aceptación y asimilación, se presentan en sociedad diciendo: ¡Me he reinventado!

Esta circunstancia la podemos llegar a observar, por ejemplo, a través de dos situaciones típicas, con las reservas que cada una de ellas se merecen:

a. Espero hasta que “mejore el tiempo”; actitud reactiva.

b. Llegó el “momento” de dar vuelta la hoja; actitud proactiva.

El actuar de una u otra manera dependerá de las circunstancias, de la formación de la persona y fundamentalmente, de “su” proyecto personal. Al respecto, tengamos en cuenta que el mismo es –o debería ser– el plan de cómo la persona asume o considera desarrollar su misión en la vida.

Intervalos del empezar

Para aquellos que saben o han llevado a cabo un trabajo de biografía personal, van descubriendo que a través de cada septenio –periodo aproximado de siete años– se vienen dando cambios profundos y muchas veces, de consideración, en su vida familiar-social y laboral-profesional. Esto no supone que siempre sea uno el que propicia el cambio, sino que a veces es “obra” del destino, expresión desde ya muy común que encierra una gran verdad, justamente porque trata acerca de impulsos exteriores –también de nuestro ser interior– con la finalidad de “reencausarnos” toda vez que nos estemos desviando o distrayendo del obrar “esperado” de cada uno de nosotros.

De allí que el estar atentos a las cosas que hacemos o nos vienen sucediendo a lo largo de cada septenio es muy importante, porque en sí mismos son como pequeños hitos o señales que hasta pueden “movilizarnos” a la ya mencionada “reinvención”. ¿Esto qué significa? ¿Todo lo realizado en años ya no sirve para nada? Si nos quedamos desilusionados por lo que en determinado momento la vida nos pone a prueba –por ejemplo, no ser promovido al nuevo cargo–, difícilmente lo vamos a poder resolver en el plano racional, con nuestra mente. ¿Por qué? Porque esas respuestas subyacen, generalmente, en nuestro ser interior.

Hay un refrán que dice que “los mejores negocios son aquellos que, a veces, no se hacen”. Pareciera ser que es un enunciado típico del destino que obra sobre aquellas personas que estaban muy esperanzadas, más aún, convencidas que “el nuevo cargo era para mí”, “soy el único que está en condiciones para que la empresa pueda transferirme a la casa matriz”, y todas aquellas buenas noticias que cada uno de ustedes se pueda imaginar.

Por supuesto que lo expresado para nada implica que uno viva, de ahora en más, atento a lo que me diga el “horóscopo” o piense entonces que lo mejor es sentarse a esperar a que llegue la “señal” de aquello que realmente deba hacer. ¡En absoluto! Debemos siempre concentrarnos en todo aquello que uno este persuadido que así debe ser, poniendo siempre la energía vital y anímica en el obrar, sin olvidarnos del prójimo.

Qué pasa con la profesión

Cuando se está en vísperas de elegir el trabajo, el oficio o la carrera universitaria que uno “siente” es la que mejor nos permitirá llevar a cabo nuestra misión en la vida, por lo general se lo hace tomando más en cuenta los dictados del mundo sensible exterior, que la voz interior. Seguramente ustedes también habrán escuchado que para algunos, más que la vocación, lo que les interesa es “optar” por aquello que les permita ganar un buen dinero. Entonces, difícilmente llegarán a ser maestros, enfermeros o bibliotecarios, a pesar de que “su” vocación los esté esperando por allí.

Esta forma tan común y humana de proceder luego traerá los habituales estados de frustración o depresión, los que serán superados partir de la rectificación del rumbo. Pero en realidad el sentido que deseo enfatizar con la expresión de volver a empezar, tiene que ver con la “disrupción” que la variable cambio tiende a impactar en la forma de cómo trabajamos o llevamos adelante la profesión.

Frente a ello necesitamos actuar y reaccionar, más que resistirnos y criticar. ¿Por qué? Porque se trata de los nuevos impulsos que la cultura del hoy establece en la evolución del mundo. No se trata de un fenómeno nuevo, dado que el cambio siempre ha estado presente en el mundo. Lo que sucede es que ahora son más frecuentes y radicales; de allí la incertidumbre y el temor que ocasiona en aquellos seres humanos que, por distintas circunstancias, se resisten en vez de asumir –con coraje– una nueva etapa en sus vidas.

¡El portador de Tu Marca Personal tiene hoy bien en claro que el cambio le podrá también demandar un volver a empezar en algunos momentos de su evolución, sin que por ello se resienta la misión que sabe debe llevar adelante en la vida!
José Podestá

Ritmo Personal

24 febrero 2019 ·

Somos individuos, nos asiste el misterio –muchos dicen no saber quiénes son– poseemos un reloj biológico, pensamos distinto –gracias a Dios–, nos movemos a nuestro ritmo. Entonces, ¿por qué hay seres que se creen superiores –por ejemplo, algunos políticos, directivos o jefes– que pretenden, como dice el refrán, de “ponernos a todos en la misma bolsa”?


Inseguros e ignorantes

Seguramente que la mayoría de ustedes tiene bien en claro el concepto de “inseguro”, pero no siempre el de “ignorante”, porque de por sí es un término bastante amplio. Con este calificativo no me estoy refiriendo al analfabeto ni tampoco al que no sabe nada, sino a aquella persona que detenta un poder –por ejemplo, tiene gente a su cargo– pero no sabe cómo tratar al ser humano, a pesar de que él también lo es. Entonces, “considera” que “su” gente es como un “rebaño” y por ello pasible de exigirles resultados similares, en tiempo y forma. Ni se le ocurre “pensar”, que ante un mismo problema o desafío, no todos actuamos ni respondemos de la misma manera –nuevamente, gracias a Dios–, porque si así fuera no estaríamos frente a un “rebaño humano”, sino más bien ante un “escuadrón de robots”.

Nuestra sorpresa ante tal proceder llega a deslumbrarnos cuando descubrimos que la persona que procede de tal manera cuenta, además, con un título o un doctorado universitario. Pero luego nos tranquilizamos al recordar que así como “el hábito no hace al monje”, tampoco es “certificado de garantía” que una persona tenga títulos universitarios, cuando en la práctica carece del elemental “sentido común” en aquello que dice y, además pretende, que luego los otros respeten y cumplan con sus directivas. ¡Y pensar que algunas organizaciones hasta les pagan un sueldo por ello!

No todos rendimos por igual

En época de Henry Ford y de la producción en cadena, comenzó a “tipificarse” los distintos procesos y a determinar el tiempo promedio en que un operario debía llevar a cabo su tarea, en el puesto de trabajo asignado. Al respecto, el actor y director de cine Charles Chaplin llegó a desmitificar tal disparate en su película “Tiempos Modernos”. Ustedes quizás querrán saber por qué lo recuerdo hoy en día. Por la sencilla razón que el ser humano no es pasible de “imponerle” un tiempo cronometrado para la realización de “su” trabajo, por la sencilla razón de que contamos para ello con nuestro propio ritmo físico y anímico.

Sin embargo, también hubo más tarde una corriente de “intelectuales” psicólogos que sugirieron a la organización crear un clima de inseguridad, porque estaba “demostrado” que ante un ambiente de tales características, el personal se concentraría en hacer “su” trabajo en el tiempo estipulado; caso contrario, sabía que podría llegar a perder el empleo. Tenemos aquí otro buen ejemplo del término “ignorante”, al que me había referido al principio; de allí el subrayado que hice de la palabra “intelectuales”.

Entonces, como no todos rendimos por igual y porque también existen organizaciones orientadas hacia el personal, éstas logran de su gente los mejores resultados, en tiempo y forma. Han migrado del trabajo por “horario” al trabajo por “objetivos”, porque dentro del mismo subyacen los resultados. Así, los equipos interdisciplinarios y étnicamente heterogéneos de estas organizaciones se amalgaman y disfrutan de lo que hacen, porque en definitiva, son los que a su “ritmo” están llevando adelante sus propios proyectos.

Personal Branding y ritmo

Lo mencionado vale también para el emprendedor y el profesional independiente. ¿Por qué? Porque de nada vale establecerse un estándar de realización para que luego, por nuestra constitución o limitación física y anímica, no vamos a poder concretar. O lo que es peor, si uno se lo termina “auto-imponiendo” –para no perder tiempo– en el corto plazo lo estará “pagando” con su salud.

Así como en cada etapa de la vida vamos haciendo las cosas en función de nuestros objetivos y proyectos, lo mismo vale para el tiempo y el ritmo que hemos de asignarles y que, en definitiva, será el óptimo que nuestra biología nos permita hacer. De allí que el desarrollo y posicionamiento del Personal Branding está lejos de ser una “carrera de postas”, sino más bien la sumatoria de aquellos sucesos que nos permiten ir proyectándonos en imagen y reputación, en la medida que nuestro ritmo personal nos asista.

¡El portador de Tu Marca Personal respeta su ritmo porque sabe que se trata de un proceso de obrar sucesivos, que para nada demanda sacrificar ni perjudicar el sentido de su misión!
José Podestá

Compromiso Responsable

17 febrero 2019 ·

Uno puede pensar o creer que aquella persona que acepta llevar a cabo determinado proyecto o consigna, asume por ello un compromiso responsable. Pero no siempre es así. ¿Por qué? Porque sobre la marcha puede confluir un sinnúmero de sucesos –propios o ajenos– que terminan paralizando o abortando literalmente la acción o el sentido de la misma. Si alguno de ustedes considera que esto es a lo que nos tienen acostumbrado los políticos en campaña o algún ministro, por más que tengan razón, no es en ese ámbito al que ahora me estoy refiriendo, sino al plano meramente personal, es decir, al que tiene que ver con nuestras proposiciones como así también con el proyecto o plan de carrera laboral y profesional.


Eslabones vinculantes

Si bien cada uno de nosotros nos movilizamos a partir de nuestros intereses, por obra de alguna oportunidad o bien por alguna directiva recibida, todo lo que hagamos o “no” a partir de ese momento, hablará por supuesto de uno mismo –con el impacto que luego ello tendrá en el Personal Branding. Pero también podrá ejercer alguna repercusión o llegar a tener alguna incidencia en terceras personas que, muchas veces no las tenemos en cuenta o bien ni se nos ocurre pensar en ellas. De allí que es muy importante saber:

- Que en la vida estamos en “función de”, más allá de todo lo que hagamos o dejemos de hacer. ¿Esto qué significa? Que no estamos “solos en la madrugada” ni tampoco a lo largo de cada jornada.

- Que escasamente somos un “humilde” eslabón referencial que nos hace sentir parte de un todo, y al mismo tiempo, nos encontramos vinculados con nuestros prójimos a través de lazos “invisibles”.

Si bien aceptamos sin reparos la relación vinculante que existe en la naturaleza, nos ponemos más dubitativos cuando de uno mismo se trata; tal vez deberíamos tener más en cuenta la interrelación que existe entre nuestro microcosmos interior –factor clave para que estemos sanos– con el equilibrio dado en el macrocosmos.

Entonces, en la medida que no nos olvidemos que somos una “partícula” que no está sola, sino que tiene un sentido y razón de ser en el presente en que nos toca vivir –tal como le ocurre al resto de nuestros prójimos– seguramente que comenzaríamos a ponerle un poco más de atención a los compromisos y desafíos que la vida nos va asignando –y a veces hasta “regalando”– en el sendero sobre el cual venimos dejando las “huellas” de nuestro existir.

A esta altura uno bien se podría también preguntar por qué si he de ser una persona responsable y comprometida con mi misión en la vida tenga que tolerar, por ejemplo en el trabajo, que mi superior inmediato hasta se “jacte” de no tener un comportamiento responsable con sus subordinados, proveedores ni clientes. Al respecto, yo no puedo responder ni esquivar este tipo de realidad, por la sencilla razón del desconocimiento en que me encuentro con relación a:

- Las profundas razones que llevan a la persona actuar de esa manera. Quizás se encuentre “restaurando” las culpas que anidan en su ADN y que por ello hace que en este momento de “su” realidad histórica “deba” hacer lo que hace. Pero cuidado, no es que uno lo esté justificando, sino que nadie de nosotros está en condiciones de juzgar al prójimo, por más que lo hagamos “irresponsablemente” y con frecuencia.

- Puede ser que nos haga sentir su imposición como un “efecto buscado” para generar, en uno, la reacción del cambio o mejora que la organización espera de nosotros; a veces hasta suele emplearse el método del absurdo para generar en el otro el efecto buscado.

Pero lo que sí no debemos aceptar de una persona es que lo suyo tenga que ver con actitudes tóxicas, generadas tal vez por algún conflicto psicológico, porque entre todos nos debemos respeto, más allá de la posición formal o informal que esa persona tenga en la organización o en la vida.

A veces uno ingresa en una empresa “tóxica”, sin que nadie nos haya obligado. En ese caso, si bien el dato objetivo y concreto es la organización, más que limitarme exclusivamente a criticarlos per se, debería ponerme a reflexionar acerca del por qué me ha sucedido a mí, para recién luego actuar en consecuencia.

En este caso se trata, aunque uno lo sienta como un absurdo, asumir un compromiso responsable tal que me permita “ver” y mejorar aquello que el destino me “enfrenta” en un momento determinado de mi biografía. Si uno lo reduce a una mera “casualidad”, seguramente que en poco tiempo le volverá a ocurrir.

En consecuencia, el compromiso responsable no se agota simplemente en hacer las cosas de la mejor manera posible. También tiene que ver con aquella tarea interior que me permita llegar a “rectificarme” en algún aspecto clave de mi propia misión.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que no está solo en lo suyo y de lo que también le puede llegar a suceder a los prójimos, toda vez que incurra en compromisos que distan de ser justos, vinculantes e inclusivos!
José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.