Mentalidad de Principiante

14 febrero 2010 ·

Seguramente que a todos nos seduce poder transformar –y de modo inmediato– una idea, proyecto o nuevo emprendimiento en un gran suceso en ingresos y ganancias. Total: ¡Soñar todavía es gratis! Sin embargo, la vida y la realidad se encargan de mostrarnos algo muy diferente: sólo unos pocos logran tal suceso y en determinadas circunstancias.

Los adelantos e innovaciones son, por lo general, el resultado de la tenacidad y dedicación intensiva de sus protagonistas. Al respecto, podemos encontrar en la historia ejemplos y grandes lecciones de gente que, con tesón y automotivación, lograron con tiempo lo que se proponían. Bien conocido es el caso de Thomas Alva Edison, el inventor entre otras grandes cosas de la lamparita incandescente –que marcó la defunción de las velas y el inicio de un revolucionario cambio sociocultural en el mundo. Pues bien, fueron tantos los cientos de fracasos que tuvo hasta llegar a tal invento que cuando su asistente intentó recordárselos, Edison le respondió que gracias a esos innumerables fracasos aprendió qué cosas ya no debía hacer.

¿Todo esto qué nos dice?

Que el éxito es la resultante de un camino que está sembrado de fracasos –léase nuevos desafíos y aprendizaje– tenacidad –es decir, entusiasmo– y trabajo –o sea, avances paso-a-paso– más allá del tiempo demandado.

Entonces, pretender lograr que un proyecto personal o profesional pueda lograrse “ya”, es verdaderamente una ilusión e ingenuidad. Para nada significa que uno no le ponga toda la energía e inteligencia necesarios. Simplemente lo que no debemos olvidar, para tal empresa, es aplicar las enseñanzas de los maestros que nos han precedido.

Más aún. Cuando uno tiene un sueño para el logro de su proyecto, lo aconsejable es pensar en pequeño. O como lo menciono en el titular: hacerlo con mentalidad de principiante; se trata de una expresión oriental, anclada en el budismo, que es muy gráfica y eficaz para la puesta en práctica de aquello que para uno pueda llegar a tener una gran significación. Incluso, cuando se trate nada menos que del posicionamiento y desarrollo de Tu Marca Personal.

Tener una mentalidad de principiante para nada supone algo descalificante. Ni mucho menos de renunciar a tener una imagen-visión de aquello a lo que uno aspira llegar a ser en un razonable plazo de tiempo. Más bien, de eso se trata, es decir:

Del qué, para qué y cómo podré posicionarme, en lo laboral-profesional, a partir de mi mayor habilidad o talento, para luego poder ser valorado, respetado y reconocido por mi servicio personal.

El resultado de ese proceso, directamente vinculado con el Personal Branding, es Tu Marca Personal. El mismo parte de lo más básico y profundo de nuestro ser –¿quién soy?– para culminar en el reconocimiento para el cual uno se preparó y diferenció, sea para una empresa, emprendimiento o cliente.

Finalmente, tener una mentalidad de principiante sirve para mantenernos atentos a cómo uno deberá ir reinventándose, a través del tiempo, para mantener actualizado y bien valorizado el único patrimonio y capital propio que disponemos: Tu Marca Personal.

José Podestá

 

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