Cantidad vs. Calidad

14 noviembre 2010 ·

Durante la economía post industrial las empresas estaban, básicamente, concentradas en maximizar el nivel de producción para así poder satisfacer plenamente a la demanda. Los procesos exigían más tiempo, lo que implicaba que el trabajo que realizaba el empleado fuera generalmente intensivo, dando lugar a jornadas muchas veces agotadoras; el recurso de las horas extras se aplicaba no sólo en el área de producción sino también en casi todos los sectores. Incluso, durante varias décadas hubo empresas que además solían trabajar los días sábados, hasta el mediodía.

Este estilo y rutina impuesta y aceptada por todos fue gestando la aparición y posterior expansión, en cantidad, del empleado presentista. Si bien en esa época era visto como algo natural, por los motivos ya mencionados, hoy continúa dándose pero por otra razón: Hacer notar su presencia, después de la jornada laboral, sin que exista tarea concreta que lo justifique.

Una reciente encuesta realizada en España por la consultora holandesa Randstad señala que el 45.6% de los empleados españoles alarga innecesariamente su jornada laboral, con el único motivo de hacer notar su presencia en el puesto de trabajo. Se trata de empleados “calienta-silla” que, con dicha actitud, no están aportando productividad ni valor.

¿Por qué lo hacen?

Por temor a perder el empleo. Tiempo atrás conocí el caso de un colega de origen japonés, en la Compañía Gillette, que no salía de vacaciones por similar temor.

El reposicionamiento del presentista no es útil para la empresa ni mucho menos para el que lo ejerza –sea empleado o ejecutivo– porque, básicamente:

a. No aporta valor.

b. No hace a la misión-visión de la empresa.

c. No es un reaseguro para conservar el puesto.

Además, una empresa que valora la presencia por encima de la eficacia está trabajando, sin darse cuenta, para espantar a los más calificados, hábiles y talentosos. Ello viene ocurriendo en las organizaciones que miran, con malos ojos, al empleado que a pesar de haber cumplido lo previsto, se retira en horario.

Entonces, de lo que se trata es saber cómo generar las condiciones adecuadas para que la empresa, en primer lugar, tenga en claro que el personal de valor hoy es necesario en todos los niveles de la organización. Pero si en cambio se jacta de “producir” y desarrollar empleados presentistas es porque en la compañía hay directivos –también improductivos y mentalmente subdesarrollados– que lo permiten.

La calidad derivada de lo que hacen las personas que vienen trabajando y desarrollando su posicionamiento, en lo laboral o profesional, es el mejor antídoto contra el presentista. Cuando Toyota se autodefine como la organización que aprende, es porque a partir de sus empleados –de calidad, a todo nivel– dedican diariamente un tiempo para aportar, en equipo, nuevo conocimiento para que éste luego fluya, transversalmente, por toda la organización. Por tanto, para Toyota es fundamental que los empleados sumen diariamente valor –no “calor en la silla”– y para ello se ocupa de brindarles las condiciones y el clima laboral apropiados.

¡Aún en contexto de crisis, el portador de Tu Marca Personal suma valor –no cantidad– porque cuenta con destrezas, no simplemente talento, permitiendo a las empresas líderes e innovadoras hacer viable y sustentable sus proyectos!


José Podestá

 

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