No Es Negocio Quedarse Afuera

13 febrero 2011 ·

En Relaciones Públicas abundan los ejemplos del silencio que guardan las organizaciones, de todo tamaño y en todo lugar, ante una situación de crisis. Tal actitud va más allá del tipo y magnitud del suceso en cuestión, es decir, se trate de una catástrofe, soborno o denuncia proveniente del estado o de una comunidad.

A pesar que para estos temas el profesional de Relaciones Públicas está preparado para la acción, muchas veces su rol queda expuesto a una reacción tardía, fruto del “no saber qué hacer” de los directivos de la empresa. Por lo general, la tendencia es “esperar” para ver cómo evolucionan los acontecimientos; seguramente que ustedes tienen o recuerdan muy buenos ejemplos de ello.

¿Por qué no es bueno el silencio?

Porque en la nueva economía del conocimiento, la información y la conversación derivada de ella y presente hoy en todos los mercados, se difunde, replica y expande rápidamente. Así como la ausencia de comunicación en una organización da lugar al muy conocido “radio-pasillo”, con las consecuencias negativas que ello produce en términos de productividad e integración de los empleados, lo mismo ocurre con un suceso de crisis que hasta puede llegar a impactar negativamente en la imagen corporativa.

El no hacer, en estos casos, es literalmente ceder a extraños la responsabilidad inherente del comunicador –son los “otros” los que hablan por uno. Ante ello, las empresas más conscientes, responsables y comprometidas con la comunidad, saben que tienen que actuar, mostrarse e incluso anticiparse a un eventual suceso que los pueda perjudicar.

La primera conclusión que se desprende en estos casos es que el silencio siempre es perjudicial. Incluso, hasta termina impactando en los negocios de la empresa por las consecuencias de incertidumbre que encierra. En un mundo global y en donde todo se da en tiempo real, la transparencia pasó a ser también un activo de valor.

La segunda conclusión, y ya en el específico campo del desarrollo, posicionamiento y gestión del Personal Branding, tampoco es bueno no prestarle atención a la comunicación y presencia exterior que uno debe hacer para apalancar su propia identidad.

En más de una oportunidad se dijo que Tu Marca Personal nace, existe y es conducente para un exitoso desarrollo laboral-profesional y social, por dos motivos básicos:

a. Porque está en línea con las expectativas y prioridades que tiene el mercado que hemos elegido para tal fin. Nunca debemos olvidar que siempre es nuestro target el que termina reconociendo y valorando nuestra “marca”.

b. Porque el portador de la marca complementa la “excelencia” de su producto-trabajo con la exposición pública en eventos afines y también en la plataforma digital, sea escribiendo en un blog o liderando alguna propuesta vinculante con lo profesional a través de la red social.

Entonces, si bien es muy importante haber definido correctamente el ADN que gestará nuestro Personal Branding –y que es condición clave para el reconocimiento y valoración que de ello hará nuestro target– también es muy necesario no quedarse afuera de la posibilidad de auto-difusión de la identidad.

Nuestras habilidades y el excelente “expertise” que nos acompaña en la tarea diaria es, en realidad, sólo una parte de la ecuación; escasamente el cincuenta por ciento de nuestro objetivo-meta. Para no quedarnos afuera de nuestro negocio, mientras los colegas-competidores se nos anticipan, es necesario ir construyendo y solidificando nuestra imagen-identidad en el contexto en donde interactuamos.

¡Una marca de consumo desarrolla su imagen, liderazgo y posicionamiento exitoso haciendo diariamente muy bien las cosas y comunicándolas satisfactoriamente en el tiempo. Lo mismo vale para el portador de Tu Marca Personal: además de saber hacer muy bien lo suyo, deberá evitar quedarse afuera!


José Podestá

 

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