Ser el N° 1 No Basta

20 febrero 2011 ·

En el mundo de los negocios es ya una lección aprendida, tanto a nivel del plan de carrera de un ejecutivo como para las marcas líderes. Llegar a la cima de una organización o alcanzar una posición de dominio en el mercado requiere, básicamente, dos cosas importantes:

1. Haber pensado y diseñado una estrategia superlativa y diferenciadora.

2. Llevar a la práctica un plan de acción consistente, realista y flexible.

Sin embargo, nada de ello es garantía absoluta del éxito o un camino seguro hacia el objetivo-meta propuesto. No porque se haya fallado necesariamente en la implementación sino por la ocurrencia de factores impredecibles e incontrolables, sumado el cambio acelerado que hoy impacta a todo el mundo.

Pero cuidado, para nada esto significa que los dos pasos mencionados no sean necesarios ni tengan valor. Al contrario, gracias por haber sido previsto responsablemente y ejecutado con profesionalismo y sentido común, los factores sorpresivos y de alto impacto seguramente que podrán ser resueltos sobre la marcha de modo satisfactorio. El prever y anticiparse permite luego que uno se encuentre mejor preparado “y parado” frente a las turbulencias.

Así como llegar a ser el N° 1 demanda trabajar duro y contar con un espíritu templado y paciente, también es muy cierto que recién cuando se alcanza la cima se inicia una etapa mucho más exigente, estimulante y gratificante. ¿Por qué? Porque al quedar uno expuesto en la mira de los demás –tal como les ocurre a los líderes– se necesitará validar que se posee las habilidades-talentos y capacitad de liderazgo necesarios para ganarse el respeto, la estima y eventual admiración de los otros.

¿Esto qué significa?

Que es mucho más fácil, a pesar del esfuerzo, llegar a ser el N° 1 que mantenerse en el primer puesto durante mucho tiempo. Ayer era lo habitual pero hoy es algo que se tiene que ir validando sobre la marcha. Es aquí donde se aplica muy bien el refrán popular que dice: “En la cancha se ven los pingos”. No se trata de ser sino también de “parecer”, ante los demás, de que uno posee las capacidades necesarias para llevar a buen puerto a la organización o el área-sector para el cual ha sido elegido.

Para quienes están convencidos que el Personal Branding es un recurso de valor para alcanzar con éxito un proyecto de carrera, hoy se verán mucho más expuestos a ser tenidos en cuenta para ocupar una posición clave en la organización. Así como las empresas fomentaron durante décadas la igualdad y la estandarización del personal, hoy están obligadas a salir del propio “cepo cultural” en que se encuentran.

Mientras en el ayer se deseaba llegar a ser el N° 1 para poder usufructuar de esa posición y mantenerse allí hasta el momento de la jubilación, hoy nadie lo puede garantizar. Al respecto, la realidad se está encargando de advertirnos acerca de la alta rotación de CEO’s y ejecutivos en general. Por lo general, ello se debe a la falta de “resto profesional” y carencias para anticiparse a las crisis, saber motivar, generar confianza en los empleados para que sumen mejoras rentables y demostrar a los accionistas y al directorio que son dignos de ocupar esa responsabilidad. Un buen ejemplo reciente que ilustra esta realidad es el de Jack Griffin, ex Presidente y CEO de la revista Time, que a pesar de sus antecedentes sólo logró ejercer el cargo por menos de cinco meses.

¡Cualquiera sea el plan de carrera que el portador de Tu Marca Personal tenga como meta, deberá tener bien en claro que no se trata sólo de llegar sino de saber demostrar, con creatividad e innovación, que es la persona más adecuada en el lugar y puesto asignado!


José Podestá

 

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