Disciplina y Poder

19 junio 2011 ·

La mayoría ya sabe o lo intuye que el ser emprendedor o empresario es hoy una profesión estimulante y al mismo tiempo altamente compleja. Las expectativas de los públicos internos y externos –haciendo uso del poder que les brinda la información– la baja motivación de los nativos digitales hacia el trabajo en relación de dependencia, los inversionistas preocupados en retornos rápidos ante la incertidumbre del mediano plazo y una sociedad que demanda a las empresas mayor compromiso y responsabilidad social, son hechos concretos que impactan en el ámbito de las organizaciones, los micro-emprendimientos y en las profesiones liberales.

De esta realidad se desprenden nuevas exigencias que recaen no sólo en la persona que ocupa el primer nivel ejecutivo, sino también en sus colaboradores directos y el personal en general. Hoy, más que nunca, se necesita poner en acción la creatividad y el conocimiento aplicado a lo estratégico y cotidiano. Porque de ello dependerá la competitividad y el logro de los objetivos.

¿Cómo se hace?

A partir de la convicción, disciplina y sentido de prioridad que el CEO sepa ejercer. Su posición demanda ejercer el liderazgo estratégico, a tono con los principios-valores y claridad del rumbo. Mientras que a los líderes operacionales –incluido el portador de Tu Marca Personal– les corresponderán la ejecución exitosa de la estrategia, lo que implica: tener una capacidad acorde con la complejidad que deban enfrentar y una actitud-comportamiento ético que les brinde legitimidad.

El entorno competitivo hace que los lídereres conjuguen idoneidad y consistencia moral en el pensar, sentir y el hacer. De este modo, irán construyendo la confianza y esperanza en el resto de la organización, con el impacto motivador que ello tiene para los empleados.

Al conjugarse la disciplina con la consistencia y el sentido de prioridad, la empresa estará en mejores condiciones para crear valor y reconocimiento exterior. Su reputación será resultado de la credibilidad que proviene del comportamiento y cumplimiento de los compromisos.

En un entorno de esta naturaleza, los empleados se encuentran mejor predispuestos y motivados. Se consideran parte activa de un proyecto creíble, al tiempo que sienten la esperanza de ser gestores, en lo personal, de un mejor futuro.

El CEO sabe muy bien que una parte central de su trabajo es modelar los comportamientos y cuidar que se haga lo correcto. Al sentirse así contenidos por la organización, los empleados pueden destinar todas sus energía para sumar valor a sus tareas y sentirse co-creadores de la riqueza y mejoras continuas.

En consecuencia, de la disciplina y el valor deriva la confianza que ello produce en el otro, con el efecto que tiene para la expansión del potencial humano. Además, al sentirse la persona parte de un proyecto empresarial trascendente, su actitud-motivación-compromiso terminan irradiándose en su familia, en los clientes y la comunidad.

Ser parte activa de la tarea diaria –que es lo opuesto al sentimiento de tener que “ir a trabajar”– va transformando, paulatinamente, el paisaje interno y el clima de la organización. Entonces, ya no tiene razón ni sentido ser parte de rebaño alguno porque de lo que se trata, más allá del tamaño de la organización, es que en ella existe un “alma grupal” que está constituida por la sumatoria de las individualidades que trabajan por ser mejores, en todo.

¡Cuando uno está convencido de la necesidad del cambio, promoviéndolo y desarrollándolo en su entorno laboral-profesional o social, sin darnos cuenta hemos comenzado a gestar Tu Marca Personal. Y a medida que se avanza en el posicionamiento, uno termina construyendo y transitando por el mejor camino!

José Podestá

 

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