El Campo Como Escuela

30 octubre 2011 ·

¿A quién no le gusta el confort y el no tener que ocuparse de asuntos no gratificantes? Incluso, mencionar reiteradamente que “todo está bien”, aunque internamente sintamos que realmente no es así. Entonces, y sin darnos cuenta, nos vamos refugiando en nuestra individualidad como una forma de minimizar o evitar todo tipo de desgaste urbano.

Cuando uno considera al obstáculo que se le presenta en la vida como algo molesto que hay que evitar o saltear, se va perdiendo la capacidad-habilidad de respuesta y solución espontánea. Pensarlo o vivirlo como una carga, aunque ésta sea improductiva, es ir bajando nuestra predisposición-actitud hacia la superación continua.

Lo opuesto a este tipo de comportamiento se da, por ejemplo, en el campo o zona rural. Allí el ser humano tiene la oportunidad de interactuar con la naturaleza y aceptar sus códigos, lo que implica anticiparse o reaccionar frente a todo tipo de imprevistos. Por cierto, es un segundo trabajo al que se le suma el específicamente laboral. Sin embargo, esta multiplicidad va dotando a la persona de autoconfianza y autonomía plenas, porque los imprevistos pueden o suelen estar a la orden del día. Su resolución exige coraje, optimismo y autoconfianza, elementos que hoy tampoco pueden estar ausentes dentro del repertorio de destrezas que se le demanda a un directivo o líder.

Enseñanzas emergentes

Así como el confort propicia, sin darnos cuenta, letargo, pereza y hasta carencia de ideas, la vivencia rural estimula no sólo la adrenalina sino también el deber ser tenaz y creativo hasta que la solución de los problemas-imprevistos se restauren.

Cuando uno tiene la oportunidad de haber capitalizado estas vivencias desde pequeño, con el pasar de los años vamos tomando consciencia que muchas veces, ante lo que aparenta ser un serio problema, no lo es tan así. Tal vez la natural predisposición de tener que estar atento frente a impensados sucesos de la naturaleza, hace que afloren espontáneamente los reflejos adecuados para revertirlos de inmediato y con firmeza. Este training no se logra desarrollar, lamentablemente, en el contexto urbano.

La oportunidad de la marca

Cuando se tiene un plan personal, la actitud es otra. El mismo esfuerzo de lo que implica persuadir, demostrar y hacer muy bien las cosas, aunque se trate de contextos en donde predominan más trabas que soluciones para el emprendedor, motivan a no claudicar en el intento. La sana superación va así neutralizando lo que para otros son problemas y macerando un estilo de anticipación-reacción inmediata ante aquello que pudiera atentar o poner en riesgo el proyecto personal.

Alguno de ustedes tal vez podría llegar a pensar o tener conocimiento de individuos que, a pesar de estar transitando por el desarrollo de su identidad laboral-profesional, no encuadran literalmente en lo expresado anteriormente. Más aún, hasta se jactan de lograr todo al mínimo esfuerzo. Ello no es ninguna novedad, porque tradicionalmente estos seres siempre han convivido entre los que más hacen y se sabe de sus limitaciones.

Hoy la buena noticia es que esas personas lentamente van perdiendo identidad y legitimidad ante empresas que necesitan, más que nunca, de empleados comprometidos no sólo con la cultura y los valores de la organización sino con la generación de conocimientos y nuevas ideas creativas.

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José Podestá

 

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