La Gestión Horizontal

01 julio 2012 ·

El paisaje-diseño de oficinas ha ganado una gran visibilidad en el presente siglo. Mientras en el ayer el personal jerárquico-ejecutivo tenía asignado un “refugio de privacidad”, precedido por una barrera infranqueable a cargo de una secretaria eficaz, hoy podemos decir que literalmente todos han quedado en el piso.

Posiblemente la nueva arquitectura y logística de oficinas represente el otro extremo del ayer, dado que si bien un superior no debiera esconder nada frente a sus empleados, por su función y responsabilidad le asiste un nivel aceptable de privacidad. Esto ha generado múltiple malestar entre los empleados, que se quejan por el excesivo ruido reinante en el ambiente, lo que motivó tener que pactar acuerdos de generación de pedidos entre compañeros vecinos, exclusivamente vía mail o messenger.

Lo que queda en evidencia

Ahora todos pueden observar el paisaje reinante a su alrededor. Por tanto, aquellos empleados proactivos que le imprimen alguna habilidad o talento en lo que hacen, pasan a ser vistos por la mayoría. Y viceversa, para la gran legión de empleados de marca blanca que no pueden o no tienen propuesta alguna de valor para sumar a lo que les corresponde hacer.

De esta forma el jefe se va formando una opinión-imagen mucho más objetiva del desempeño de su sector. Ayer, simplemente se enteraba vía los trascendidos o bien por la radio-pasillo, o el comentario que le manifestaba su secretaria. Hoy, no necesita de intermediarios o emisarios para saber en quiénes radican la propuesta de valor que diariamente suman al trabajo.

Esta situación permite, al personal jerárquico, ser más objetivos al momento de evaluar a sus empleados. El desempeño concreto-real y visible puede sumar o restar en el momento de la evaluación, promoción o eventual despido.

Lo mismo vale para los jefes

La gestión horizontal se torna en democrática cuando en el piso también trabaja el personal jerárquico. Sus empleados, que también están en conversación, se van dando cuenta de la capacidad y aptitudes de sus superiores. Por tanto, el personal se torna así en el reaseguro que tiene la alta dirección ante los eventuales excesos de autoridad, intencionalidad o parcialidad en que puedan incurrir los ejecutivos.

Si bien son positivos los beneficios de la horizontabilidad, hay que darse cuenta de los aspectos negativos, sobre todo cuando las consecuencias no deseadas del ruido ambiental impactan en las relaciones y productividad de los empleados.

La imagen también importa

Cuando la oficina vincula con la atención al público, se termina sumando la percepción de los públicos externos. Para aquellas empresas que desconocen la fortaleza de la imagen corporativa, seguramente que poca atención o importancia les destinarán a la opinión que se formen los públicos de lo que ven y escuchan de sus empleados. En cambio, para el relacionista público ello es vital, especialmente por la difusión que luego realicen todos aquellos que se sintieron desatendidos en sus reclamos-propuestas.

¡El portador de Tu Marca Personal, por ser consciente del tiempo y esfuerzo que le demandó ser reconocido y valorado por su mercado-objetivo, sabe que diariamente deberá expresar una actitud atenta, equilibrada y responsable!

José Podestá

 

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