DT con Plan Propio

17 febrero 2013 ·

Varias décadas atrás, concretamente antes el advenimiento de la globalización, uno se encontraba dentro del entorno laboral con la mayoría de las cosas ya formateadas y probadas. Por tanto, si se estaba de acuerdo con las tareas-responsabilidades del puesto en cuestión, luego no ocurrirían demasiados sobresaltos o sorpresas sobre la marcha. Como podrán imaginarse, el trabajo no era, en sí mismo, un factor estresante como lo es en los tiempos que corren.

Las urgencias del hoy, sobre las que pivotean las crisis y la aceleración del cambio, exponen al empleado-ejecutivo a múltiples demandas, sin contar con las autoexigencias que a veces uno mismo se las impone, sin que nadie las haya mínimamente insinuado.

Sabiendo de antemano que el tiempo es el recurso-factor más volátil y difícil de gestionar, sobretodo cuando se está en relación de dependencia, surge entonces la necesidad de contar con un plan de trabajo propio. O sea que más allá de concentrarse en las demandas de la empresa, es muy importante que a éstas el empleado tampoco desatienda a las que considere que son clave para su plan de carrera laboral-profesional. ¿Por qué? Porque a diferencia del ayer, en donde estaban prácticamente aseguradas la estabilidad y la futura jubilación, hoy el empleado se encuentra solo y expuesto a la incertidumbre laboral y el despido imprevisto.

El plan es lo primero

Tal vez aquellos que hasta hace un tiempo atrás no sabían o no comprendían el significado de Yo SA, van dándose cuenta que el principal interesado del propio destino es uno mismo. Para nada ello significa constituirse en un individualista, dado que mientras se va avanzando hacia el gran objetivo laboral-profesional, uno necesita ir interactuando y creciendo a través de las relaciones y vínculos diarios.

El plan, que es la puesta en acción del mencionado gran objetivo –conocido también como visión– debe ser elaborado con sumo cuidado, teniendo en cuenta hasta aquellos pequeños detalles que sabemos que luego pueden constituirse en un gran diferencial. Entonces, una vez que el plan esté formulado y escrito, uno puede centrarse en los grandes temas, como ser:

- Dónde estoy ahora y qué estoy haciendo.

- A dónde deseo llegar en cada etapa.

- Cómo pienso llegar hasta allí.

Por supuesto que cada uno de estos temas son, en sí mismos, desafíos que demanda detallar sus componentes internos, con precisión. Vemos, pues, que la tarea-trabajo que se impone un empleado-ejecutivo que sabe que tiene que ser el artífice de su propio destino, es el mismo del ser empresario. De allí que, con el tiempo, empezará a vivenciar que la “empresa-soy-yo”, aunque en ese momento se encuentre circunstancialmente trabajando en relación de dependencia.

¡El portador de Tu Marca Personal es también el DT de su propio Plan, porque sabe que con ello se está jugando el futuro que ya viene construyendo!

José Podestá

 

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