Durante décadas el empleado que ingresaba a una
empresa, tanto local como multinacional, prácticamente se tenía que abrir paso
en el desconocido entorno, incluso muchas veces bajo las miradas inquisidoras
de sus compañeros. Había casos en donde hasta debían preguntar en dónde se
encontraba el baño.
Nadie niega que una empresa, sobre todo si es de
origen comercial-industrial, tiene que generar riqueza para retribuir no sólo a
los accionistas sino para tornarse sustentable en el tiempo. Por tanto,
destinar o perder el tiempo en la comunicación interna, el trabajo en equipo,
el liderazgo, la motivación, la escucha, entre otros ejemplos de habilidades
blandas o soft skills, no era un tema
de consideración.
La cultura “hard”
y el verticalismo fueron los signos de la gestión que caracterizó al management hasta el advenimiento de la
nueva economía de la información y del conocimiento. Por supuesto que hubo
excepciones significativas de empresas como IBM o GE, entre otras, pero debido
al involucramiento, importancia y convicción que sus respectivos CEO’s tuvieron
con el personal.
Cambiaron
los tiempos
¡Y en este caso, para bien!
Así como en el ayer un ejecutivo o un técnico
fracasaban por un error de cálculo o de implementación, hoy pueden llegar a
perder el empleo o verse alterada la carrera laboral por cuestiones tales como:
-No saber delegar.
-No compartir información.
-No motivar a sus equipos.
-No influir ni persuadir a sus pares.
Por supuesto que las capacidades mencionadas pueden
ser aprendidas. De hecho, el departamento de Capacitación y Desarrollo lo viene
haciendo en las empresas desde hace tiempo. Pero ello no depende de si existe o
no tal área, porque tal formación se la puede contratar o tercerizar.
Tal vez alguno se pregunte a qué se debe todo ello.
Lo que ocurre es que las habilidades blandas tomaron mayor vigencia por la
creciente tendencia de las empresas al trabajo interdisciplinario y sinérgico
entre áreas; también se hizo necesaria por el pasaje de la organización
vertical a la horizontal y transversal. Por supuesto que no son excluyentes de
las habilidades duras: ambas se deben complementar porque son necesarias para
el logro de los objetivos establecidos.
Si bien algunas posiciones son más demandantes de
las habilidades blandas –comercial, personas expuestas con los públicos
internos y externos– otras están más condicionadas por las habilidades duras.
Pero el hecho que a un técnico o a un desarrollador de tecnología no les
importe vincularse y establecer relaciones dentro de la organización o en la
vida, terminan luego sufriendo por las consecuencias de ello.
La
clave, como siempre, está en el equilibrio
Como en muchos órdenes de la vida, el desafío está
en el punto medio. En este caso, en saber encontrar la combinación adecuada
ente lo técnico y lo blando, para que a partir de las relaciones
interpersonales se sume el conocimiento y se genere el valor diferencial que la
organización necesita capitalizar.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy
bien el significado y el valor que tienen las habilidades blandas, comenzando
por la más básica, es decir, la de ser una persona creíble y confiable en su
mercado objetivo!
José
Podestá