En toda organización debe convivir el liderazgo
formal –representado por los que ocupan cargos ejecutivos– con el liderazgo
informal, que está a cargo de todos aquellos empleados que cuentan con el
reconocimiento espontáneo de sus compañeros.
Cuando en los puestos clave de la empresa –CEO,
director, jefe, supervisor– el titular reúne ambos tipos de liderazgo, los
resultados obtenidos suelen ser superiores a los habituales, como así también
el clima laboral. Pero ello no es algo frecuente.
Proactividad,
pasión y sentido común
En el perfil de un líder informal coexisten
distintas habilidades y valores. Pero si carece de empatía –saber colocarse en el lugar del “otro”– humildad y generosidad, es difícil que pueda llegar a ser aceptado por sus
pares.
Contrariamente a lo que muchos piensan, el líder
informal nace a partir de sus cualidades humanas, es decir, de sus competencias blandas. Esencialmente es
la contraparte del líder formal, porque a éste se lo elige o promociona fundamentalmente
por sus competencias duras, es decir,
por el expertise teórico-práctico que
posee para el cargo en cuestión. Habitualmente muy poco de ello suele verse
cuando estamos ante la presencia de un funcionario o de un político. A pesar de
cargar sobre sus espaldas con una gran responsabilidad social, no la saben honrar
por carecer de las capacidades mínimas y necesarias que requiere la función
para la cual fueron nombrados o elegidos.
Esto no significa que el líder informal carezca del know-how o del saber cómo hacer las cosas. No sólo es muy bueno en lo suyo sino
que también ha sido valorado y elegido por sus compañeros. De esta forma se
convierte en un facilitador y en un vocero calificado de los requerimientos
que parten de la estructura formal de la organización. Pero también es el mediador e interlocutor de peso ante la dirección o supervisión y un factor
clave dentro de su equipo de trabajo; es aquí en donde el líder informal logra
que las cosas se hagan en tiempo y forma, más allá de las dificultades e
imprevistos.
Para aquellos que cuentan con un proyecto de carrera
laboral y profesional, el llegar a ser aceptado y reconocido en algún momento
como un líder informal, pasa a constituirse en una cualidad fundamental. ¿Por
qué? Porque con ello logra enriquecer su personalidad, a partir de las
condiciones humanas que surgen de su ser
interior, y que están más allá de sus conocimientos técnicos y
específicos.
Si uno observa en perspectiva al líder informal,
podrá llegar a percibir que suele tener muy buena predisposición para la
anticipación de los sucesos –es proactivo y autónomo– siente placer y pasión
por lo que hace, además de sugerir muchas veces cuáles son las soluciones más atinadas
y oportunas. Se trata, por cierto, de condiciones que son también importantes y
hasta esenciales para todos aquellos que se interesen por construir y
desarrollar el Personal Branding.
Si bien en este abordaje del liderazgo informal
hemos puesto el foco en la organización, no deja por ello de ser un atributo o
cualidad que puede presentarse en cualquier manifestación o ámbito de la vida.
Tampoco es algo surgido en los tiempos que corren: se ha venido dando a través del
devenir de la evolución histórica de las sociedades.
¡El portador de Tu Marca Personal deberá hacer
confluir en su propuesta de valor ambos tipos de liderazgo, además de tener
bien en claro que lo que “marca” la diferencia no proviene exclusivamente del
expertise!
José
Podestá