De modo sostenido y continuo se está produciendo un
cambio de actitud en el ser humano, respecto del entorno y el cuidado del medio
ambiente. ¡Enhorabuena!
Transición
negativa
Bien sabemos que el empresariado, en general, no se ha
interesado en las últimas décadas por el cuidado y el tratamiento de los
desechos. Recién fue a partir del establecimiento de normativas legales estrictas
que se vio en la “necesidad” de acatarlas, para básicamente evitar:
- La aplicación de multas o apercibimientos
económicos.
- Eventual clausura, con la repercusión negativa que
ello tiene en la imagen corporativa.
Si bien a inicios del siglo XXI irrumpe con mayor
fuerza el concepto de la responsabilidad social empresaria/RSE, de la mano de
una nueva generación de empresarios que mostraban convicción hacia el respeto
de los derechos del empleado y la ecología, esta iniciativa no ha prosperado en
la medida deseada. Las razones se las puede resumir en:
- Baja aceptación por parte de una mayoría que no
está predispuesta hacia la RSE, por considerarla como algo que resulta ser ajeno
al objetivo final de una empresa con fines de lucro, es decir, la generación de
ganancias.
- Alteración del sentido primario de la RSE, vía
políticas de implementación meramente cosmética
y de mejoras aparentes.
- Capitalización de las acciones o cambios
realizados, no por sus consecuencias sociales sino por ser consideradas como
nuevas oportunidades para maximizar las ganancias.
Por suerte, muchas de estas prácticas dejaron al
desnudo a las empresas que hacían de ello una mala praxis. Así, por ejemplo, la comunidad no aceptó per sé que la empresa se autodefiniera
“libre de humo” por el solo hecho de colocar señalética en las oficinas,
prohibiendo fumar a los empleados. O bien, considerarse “buena ciudadana” por
haber donado equipamiento de alta tecnología a un hospital, mientras seguía sin
reciclar los desechos o manteniendo a los empleados en situación precaria e
informal.
El
nuevo ADN
Ahora es el tiempo de un nuevo modelo empresarial
conocido como “benefit corporation”,
es decir, empresas B o B Corps, de
acuerdo a sus siglas en inglés. Con ello se busca conciliar de un modo
integrado el desarrollo económico y social, al igual que la protección del
ambiente.
Este nuevo paradigma contempla, básicamente:
- A la marca individual-empresaria más la marca
colectiva.
- El éxito del negocio no apunta a ser considerado
como el mejor “del mundo”, sino ser el mejor “para” el mundo.
- Transparencia en la gestión, con publicación de
reportes anuales auditados por terceros independientes. Con ello se evita,
entre otras irregularidades, la práctica de “contabilidades paralelas”.
- La misión
se extiende a la atención de los intereses de los empleados, clientes,
proveedores, comunidad y el medio ambiente, además del de los socios y
accionistas que, hasta ahora, ocupaban los primeros lugares.
Por suerte ya existen en el mundo miles de empresas B que posibilitan a las nuevas
generaciones sumarse al proyecto, porque suelen ser más sensibles y conscientes
del cuidado del planeta y porque se los reconoce como los futuros hacedores naturales
para que la organización materialice su misión
y visión. En definitiva, se trata de
una oportunidad y desafío para todos aquellos que tengan la convicción de
consolidar su Personal Branding, partiendo de un compromiso hacia el entorno
social y ambiental.
¡El portador de Tu Marca Personal deberá
responder y velar para que en su tarea o profesión sume compromiso y valor
dentro del entorno colectivo, colaborativo y social en que se desempeña!
José
Podestá