El avance de la automatización ha comenzado a ser
tenido en cuenta por analistas y ONGs. ¡Enhorabuena! No porque se deba estar en
contra de ello, pero sí para repensar el futuro del trabajo en la próxima
década.
El
fin de las tareas rutinarias
Cuando en la década de 1960 ingresaron las mainframes en las organizaciones y en la
administración pública, una legión de empleados administrativos percibió que se
quedaba “afuera del sistema”. Ello no significó que todos perdieran el trabajo,
sino que en virtud del rol que cumplirían las computadoras, gran parte de los
empleados fueron capacitados para realizar las tareas que pasaron a ser fundamentales
para el funcionamiento y el uso adecuado de las máquinas.
Si bien hubo quejas, reclamos y críticas por lo que
implicó este avance sobre el trabajo tradicional, hoy nadie duda de lo
necesario que se tornó el uso diario y frecuente de la PC en el trabajo, el
comercio, el estudio, la profesión e incluso en el hogar.
Otro hito importante que afectó las tareas en
determinados sectores de la organización tuvo lugar, en la década de 1990, con
la tercerización –outsourcing– y la
producción contratada. Si bien ello produjo la desaparición de algunos sectores
que se consideraban que no eran
estratégicos para la empresa –liquidación de sueldos y jornales,
búsqueda laboral, auditoría, transporte, etc.– no siempre implicó el despido
del personal afectado, sino su posterior transferencia a otros sectores de la
organización y también hacia el prestador que había sido contratado para tal
fin.
A partir del presente siglo y especialmente en la
década actual, comenzó a expandirse la denominada segunda era de las máquinas, es decir, las representadas por la
robótica avanzada, la manufactura aditiva –impresión en 3D– y el avance de la
Internet de las Cosas/IdC.
Nuevamente se profundizó el reemplazo de las tareas
rutinarias y de todas aquellas que por parte del empleado no suman un valor
central. Con ello no se quiere significar que el empleado no es una persona de
valor, sino que el término está referido a la contribución que dicho trabajo
genera en cuanto a productividad e innovación.
Llamado
de atención
Si uno está al tanto de las tendencias y sucesos que
están y seguirán impactando en el trabajo de las personas, es fundamental que
las organizaciones se “ocupen” de capacitar a sus empleados para los tiempos
que vienen, tal como había ocurrido con el advenimiento de las mainframes.
Pero también es fundamental que el trabajador y el
profesional se mantengan al tanto de ello, dado que la sociedad informacional nos brinda contenidos frecuentes para que
cada uno asuma cuáles serán sus puntos débiles en conocimientos y en las nuevas
habilidades que se demandarán. Se trata de una actitud proactiva más que importante,
porque todos los cambios que han venido modificando el paisaje del trabajo, no
dejan de ser un llamado de atención de lo que cada uno deberá asumir como prestador eficaz de un servicio laboral o profesional en la organización o institución en donde se desempeña
o aspira ingresar.
Si bien la empresa es la sumatoria de las personas
que trabajan en ella, también es cierto que ésta necesita optimizar sus costos
para poder ser competitiva y sustentable en el tiempo. En consecuencia, para
lograr ambos objetivos necesitarán contar previamente con personal de calidad. De allí el desafío-oportunidad que podrán
capitalizar todas aquellas personas que en sus tareas sumen valor, creatividad
e innovación. Es decir algo que ninguna máquina, por no ser humana, pueda realizar.
¡El portador de Tu Marca Personal es un
agente de cambio potencial en su rol de empleado, ejecutivo o profesional,
motivo por el cual siempre estará posicionado más allá del avance de la
robótica en general!
José
Podestá