Que a Todos les Importe

15 abril 2018 ·


Cuando se tiene el conocimiento sobre algo específico y trascendente, que además puede ser beneficioso para la persona, muchas veces cuesta comprender el porqué de su indiferencia. ¿Será porque no ven lo que uno vislumbra? ¿O porque lo interpretan de manera diferente?

El punto de vista ajeno, importa

Muchas veces vemos que surgen en los grupos de trabajo personas que no se interesan por el tema o el proyecto en cuestión, cosa que sería totalmente diferente sí realmente les llegara a importar. El tema o situación no deja de ser importante, motivo por el cual no debería ser objeto de simplificación alguna; por ejemplo prejuzgándolos porque no se encuentran a gusto con el equipo, porque presienten que se está perdiendo el tiempo o que su punto de vista nunca será tenido en cuenta.

Por supuesto que es responsabilidad del líder del grupo buscar motivación y consenso entre los integrantes, cosa que también sabemos no siempre se lleva a la práctica ni tampoco puesto en consideración. Asimismo, las “urgencias” muchas veces terminan imponiéndose sobre lo importante, incluso más allá del objetivo establecido en la estrategia.

Sin embargo, es un error en mi opinión dejar pasar por alto el “silencio” o el desinterés de involucramiento de las personas. ¿Por qué? Porque se entiende que “todos” son una parte fundamental de la organización a la que pertenecen, y por más insignificante que alguno de sus miembros considere el tipo de “aporte” que está en condiciones de brindar, no por ello hay que dejarlo pasar por alto. Al respecto, los orientales no se cansan de repetir una de sus máximas fundamentes: “¡Lo pequeño, también importa!”. Esta expresión refiere no sólo al tamaño de las cosas, sino también a la dimensión de las ideas.

Negocio propio, aunque no lo sea

Cuando el empleado –incluso el profesional que brinda sus servicios a la organización– es asimilado como tal dentro de un puesto o función específica, termina considerándose a sí mismo como “ajeno” al entorno. Esta “creencia”, que durante décadas se impuso a raíz de la cultura emergente de la organización, ha sido literalmente “siniestra”. ¿Por qué? Porque terminó “cosificando” y asimilando la individualidad de los empleados al perfil de empleado-promedio, con un sueldo también promedio. Sin darse cuenta de ello, fomentaron la aparición interna de “clones” que se limitan a cumplir sólo con lo establecido.

Alguno de ustedes podrá llegar a pensar en este momento que eso fue cosa del pasado. Efectivamente y enhorabuena que así sea, pero aunque cueste creerlo, todavía existe esa forma “paleolítica” de concebir el management en muchas categorías de industrias y comercios.

Hoy en día se espera de la persona en relación de dependencia que considere al proyecto por el cual ha sido contratado como algo propio, aunque en lo formal ello no implique que lo así sea. Este tipo actitudinal de abordaje le resultará beneficio al empleado, entre otros motivos, porque:

- Podrá asumir la responsabilidad con libertad y motivación.

- Sus puntos de vista serán tenidos en cuenta, tanto por sus pares y colaboradores como por la dirección.

- Enriquecerá su plan de carrera laboral y profesional.

-Sumará reputación en el desarrollo de “su” Personal Branding.

Como de lo que se trata es de hacer responsablemente las cosas, no por ello se estará exento de cometer algún error –hasta les sucede a los directivos. Sin embargo todo suma, aunque más no sea como “costo de aprendizaje” propio, y del nuevo entorno organizacional en donde el desarrollo se va “haciendo” sobre la marcha.

De allí la importancia de que “todos” puedan expresar su punto de vista, porque se “necesita” del involucramiento responsable de las personas, máxime cuando se está operando en un contexto global. Aquí bien vale tener en cuenta otra de las máximas proveniente, en este caso, del ámbito de las relaciones públicas: “¡El Silencio no es Negocio!

Así como lamentablemente ocurre hasta en las grandes corporaciones –el no decir nada a la comunidad luego de haberse producido un siniestro o un acto de corrupción que afecta a la organización– también vale para las personas que son parte de un proyecto o de algún emprendimiento. El “silencio”, como así también la omisión del punto de vista cuando uno sabe que debe brindarlo, termina perjudicando a todos los involucrados, aunque nos cueste darnos cuenta en ese momento.

Entonces, el actuar como “propietario” de un proyecto, aunque el mismo no me pertenezca, nos hace asumir un compromiso personal y también “solidario” con los demás.

Si bien es cierto que a la mayoría de las personas no se les enseña asumir este sentimiento –incluso hasta se “intenta” evitarlo por el “temor” a la responsabilidad que ello implica– es importante que hoy se admita que sí nos debe importar porque es la persona, en definitiva, la que está llamada a ocupar y ser parte del “centro de la organización”.

¡El portador de Tu Marca Personal necesita escuchar e involucrase en el punto de vista de sus prójimos, por ser ellos los referentes y los destinatarios naturales de su misión y de la vocación que dará sentido a su vida!
José Podestá

 

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