Arquetipo del Personal Branding

01 julio 2018 ·

Seguramente que la mayoría hemos escuchado en más de una oportunidad la expresión arquetipo, sin que por ello tengamos muy en claro a que refiere. Si nos guiamos por el diccionario de la Real Academia Española/RAE, alude a toda “representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad”.


Sin embargo, en esta oportunidad mi intención es ir un poco más allá de lo aparente.

Lo invisible en lo visible

Cuando uno agrega al concepto-nombre lo que vemos o escuchamos –en nuestro caso, Personal Branding– en realidad deberíamos estar yendo más allá de la experiencia de los sentidos, que sólo nos muestran la apariencia exterior de las cosas. Sin embargo, no tomamos plena consciencia de ello a raíz del ritmo o “vértigo” de la vida diaria a la que estamos expuestos.

Esa íntima relación del hombre con el entorno ha sido objeto de análisis por diversos autores. Por ejemplo, en el caso del poeta y científico alemán Goethe, le ocupó casi toda su vida como investigador. Gracias a ello pudo, finalmente, penetrar con la conciencia en la esfera que está más allá de la naturaleza visible. ¿De qué manera? Descubriendo la “planta arquetipo”, es decir, la realidad espiritual existente detrás de todas las plantas y que, en última instancia, son las imágenes visibles de ese arquetipo las que terminan siendo percibidas por nuestros sentidos.

Quizás alguno de ustedes les llame la atención el hecho que las plantas tengan “espíritu”. Efectivamente, no sólo las plantas: las piedras, también. Pero este no es el tema al que me voy a referir.

Algo parecido existe en otro nivel. Como seres humanos también tenemos un arquetipo en común. El mismo está referido al ser espiritual superior que, de acuerdo a las respectivas creencias, es el que se hace imagen arquetípica toda vez que meditamos, comulgamos o nos concentramos en ella.

Cómo actúa en el Personal Branding

Lo que habitualmente percibimos y nos impacta en el portador de Tu Marca Personal, no tiene nada que ver con su “apariencia visible”. La forma de cómo se viste, habla, lidera un equipo o goza de un merecido reconocimiento profesional –tanto de sus pares como de la comunidad académica– hace en realidad al “packaging”, para utilizar una expresión técnica de marketing, es decir, a su “envoltura” exterior.  Si bien todo ello suma para el desarrollo y el posicionamiento del Personal Branding, poco y nada nos dice del ser “anímico-espiritual” que anida en él y por supuesto también en los prójimos con los que se vincula, interactúa y convive a lo largo de su vida.

Entonces, así como existe la “planta arquetipo” ya mencionada, también está el Personal Branding arquetipo que se proyecta y está “latente” en cada uno de nosotros.

El rol de la vocación

Ya en otras oportunidades me he referido al concepto de vocación, el que para nada tiene que ver con la elección de aquel trabajo o profesión que uno considera por el mero hecho de ser el de mejor retribución.

Entonces, la vocación no se agota en la elección de un trabajo-carrera, sino que es la “resultante” de lo que estoy llamado a ser, en función de mi misión en la vida. ¿Esto qué significa? Que no hemos venido a la Tierra para hacer simplemente lo que a cada uno se le ocurre, sino para dar respuesta a lo que nos “duele del mundo”, es decir, al llamado de aquella actividad o profesión que el mundo nos hace e invita a trabajar, ésta nos vincula también con nuestro destino.

En la medida que tomamos consciencia de ello, el trabajo-profesión que expresa mi vocación, pasará a ser un “ritual”. ¿En qué sentido? Por el hecho de constituirme en la “llama” puesta al servicio del mundo, de mis prójimos, asumiendo el rol que me  corresponda, ya sea como artesano, médico, piloto, ingeniero, agricultor, contador o gerente.

El estudio terciario, universitario o de posgrado hace a nuestra “formación” y tiene un mayor valor esperado que su simple enunciado en un CV. Quizás ustedes conozcan personas que se “ocupan” en “coleccionar títulos” que nunca llevarán a la acción. Más aún, incluso ni les interesa lo que han estudiado, pero lo hicieron porque “creen” que con ello han de tener mejores oportunidades de ser tenidos en cuenta en una eventual búsqueda laboral.

Lo mencionado, como podrán darse cuenta, es la antítesis del Personal Branding arquetipo, por más que a algunos les pueda llegar a dar un buen resultado en el corto plazo.

El trabajo-profesión asumido como vocación –por lo que ello implica– le demandará a la persona su “consagración” en la vida, es decir: ¡El bautismo de fuego! Por tanto, en la medida que lo entendamos así, estaremos “trabajando” para este mundo y a favor de los prójimos que necesitan y “valoran” de nuestra entrega. El resultado de ello, lo invisible de nuestro quehacer, es lo que hace al “arquetipo individual” que, en definitiva, caracteriza al Personal Branding.

Así es como luego nos termina impactando en el tiempo y en la historia lo realizado por aquellos seres humanos que han sido identificados, post el bautismo de fuego, por la “llama personal” que caracterizó el trabajo-vocación realizado y que en definitiva ha sido en respuesta a su misión de vida.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que está motivado en hacer aquellas cosas que fundamentalmente respondan, a lo largo de su vida, a los llamados del mundo en que le ha tocado vivir!
José Podestá

 

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