Si bien nuestros abuelos y padres tuvieron
permanencia en el ejercicio de la vocación
y profesión elegida, ello es y será prácticamente imposible en el hoy y ni que
hablar en el futuro. No porque uno se haya equivocado al pensar y sentir “su” vocación, sino porque las circunstancias
de la época vienen generando cambios y transformaciones estructurales y culturales
como jamás se haya visto.
Esto para nada implica estresarse ni angustiarse,
pero sí estar muy atentos a las tendencias
disruptivas que ya están merodeando alrededor de uno. Lo que sí es un dato
frecuente y tranquilizador de la realidad, es que nada de lo nuevo supone
necesariamente un cambio drástico, sino más bien paulatino y de
reacomodamiento. Esto nos da tiempo para “repensar” lo que estamos haciendo en
la actualidad, para poder ver en qué medida estaremos “obligados” a cambiar de
oficio o profesión, o bien “reformular” el enfoque y el sentido del mismo.
El
robot es lo de menos
Si un robot es creado para tocar el piano ello no
significa, en absoluto, el tener que disponernos a abandonar la vocación de pianista. ¿Por qué? Porque
el robot carece de “alma” y de la impronta expresiva que se necesita para
plasmarla en la interpretación y ejecución. El hecho que cuente con una
“técnica” estupenda de ejecución y que tenga el “don” de no errar una nota,
ello no es una condición necesaria de superación humana, por la sencilla razón
que nunca podrá “mostrarse” sensible para establecer una comunicación directa e
íntima con la audiencia, justamente por “carecer” de calor humano.
Seguramente que alguno de ustedes ya sabe que los
robots pueden llegar a reemplazar al conserje de un hotel o al dependiente que
en la cocina elabora una hamburguesa. Tanto en estos ejemplos como en otros,
también vale el comentario anterior. Para hacer cosas que necesitan las
personas, la “maquina” o el “robot” no alcanza. En cambio son de una gran ayuda
en una línea de producción e incluso en una cirugía de alta precisión, ya que a
ellos no les ha de “temblar” el pulso, justamente porque no son “humanos”.
Sí es cierto que la automatización se hará cargo de
las tareas “repetitivas” y de bajo valor agregado. Y no está mal que así sea,
porque de esta forma permitirá liberar a esas personas para capacitarse y
dedicarse a otros trabajos más gratificantes y “humanos”.
Por eso es que considero –tal como lo había
advertido al comienzo– que es muy importante estar “atentos” al devenir de los
cambios, para saber en qué momento me va a convenir dar un paso al costado,
porque ya cuento con otra formación en la cual podré seguir plasmando la vocación elegida. Se trata de una
decisión eminentemente personal e intransferible. ¿Ello qué significa? En la
medida en que no lo asuma a tiempo y responsablemente, entonces sí pasaré a ser
una “victima” del robot.
Cambio
y oportunidad
Los chinos nos han enseñado que en toda crisis
subyace la “oportunidad”. Prueba de ello son los nuevos oficios, trabajos y
profesiones que han comenzado a desarrollarse a partir de la tecnología y la
innovación. En la historia, en cada una de las revoluciones industriales, se
generaron más trabajos de los que se destruyeron; recuerden cuando Henry Ford
comenzó la producción a gran escala de automóviles, se crearon cientos de miles
de empleos. Lo que sí va a cambiar es la naturaleza de muchos empleos, y lo que
también es seguro es que los nuevos empleos van a ser de más calidad que los
que desaparecerán.
Actualmente se vislumbra la necesidad de tener que
contar con habilidades blandas, como ser
la comunicación, la colaboración, la resolución de problemas, el servicio al
cliente y la gestión. Paradójicamente, es algo que a los robots no les puede
surgir con naturalidad.
También se van a metamorfosear las profesiones. Los
que antes eran actuarios hoy son científicos
de datos que se encargan de sistematizar las toneladas de información que
recibe una plataforma, y a partir de allí delinear las estrategias. Los community managers –que seguramente
muchos de ustedes conocen– llegaron con la explosión de las redes sociales, tal
como está ocurriendo ahora con los desarrolladores
de apps, debido al crecimiento exponencial de la telefonía celular. También
surgieron los influencers que las marcas
contratan por la atracción que despiertan en sus seguidores; la masificación de
los videojuegos generó gamers y éstos
generaron a los instructores de
videojuegos.
Los diseñadores gráficos del ayer se orientan hoy
hacia el diseño Web y 3D. También existen empleos vinculados a drones –pilotos, mecánicos, fotógrafos.
El marketing digital, gracias al “growth
hacking” –es una forma
distinta de ver y buscar cómo hacer crecer una empresa en un mercado, con el
mínimo gasto de recursos posibles– pasó a ocupar un rol central en las
organizaciones. En el área de personas ya se instaló el gerente de felicidad, para
promover y desarrollar el buen clima laboral. El medio ambiente dio
lugar al gerente de sustentabilidad.
Si han escuchado algo sobre la “fiebre” del bitcoin, se ha disparado la búsqueda
laboral de expertos en blockchain
para asesorar inversores y plataformas; también con un excelente nivel de
aplicación en la logística en general y en la cadena de suministro en
particular.
¿Y
en el Personal Branding?
Por supuesto que también existen hoy nuevas oportunidades
en la mayoría de las áreas tradicionales, las que demandarán una mayor
capacitación en todos aquellos que deseen ser parte activa del cambio. Piensen
que los chicos que están empezando la escuela han de trabajar, cuando se
gradúen, en empleos y profesiones que seguramente no existen actualmente.
De allí que el Personal Branding ayudará a mostrarse
como parte activa del cambio. ¿Por qué? Porque su titular necesitará ir dotando
a su identidad personal de nuevos contenidos
heterogéneos, debido a las transformaciones e impulsos que necesitará ir
brindando a las tareas que va llevando a cabo, siempre en línea con su vocación.
¡El portador de Tu Marca Personal deberá
aprender a “gestionarla” ante a la
multiplicidad de tareas que caracterizarán su desarrollo biográfico, tanto en
lo laboral, profesional como social!
José
Podestá