Cada época cultural ha demandado tareas que
surgieron como una necesidad específica. Prueba de ello es lo que estamos
viendo en la actualidad, a partir del impulso de los inventos y la tecnología
que se viene registrando en múltiples sectores, al tiempo que van modificándose
la forma de hacer las cosas.
Sin embargo no sucede lo mismo a la hora de tener
que elegirse una carrera universitaria. Si uno observa lo que “eligen” los
jóvenes para poder posicionarse en el ámbito laboral y profesional en el
mediano plazo, siguen teniendo “demanda” las carreras que eligieron sus abuelos
y sus padres, como ser: abogacía, medicina, psicología, contador, administrador
de empresas, etc. Por supuesto que la sociedad necesita y necesitará seguir
recurriendo a estos servicios profesionales enunciados como ejemplos, pero
seguramente que no en la sobre cantidad de egresados que se desprenden de las
estadísticas actuales.
Momento
de decisión
Uno de los errores que se viene reiterando en el
tiempo proviene del estudiante que, lamentablemente, no se ha ocupado por tener
en claro aspectos tales como:
- Qué espera de mí la comunidad a futuro. Aquí la
respuesta surgirá una vez que haya indagado, en su interior, cuál es su misión en la vida.
- Qué vocación
es la que me permitirá conectarme con el impulso
de darle sentido a mi vida, al orientarme hacia un determinado tipo de carrera
laboral o profesional.
Es justo reconocer que estos interrogantes no son
fáciles de responder. ¿Por qué? Porque demandan un “trabajo” interior que
deberíamos haber llegado a vislumbrar a mediados del 3er septenio de vida, es
decir, alrededor de los diez y siete años de edad.
Con justa razón alguien podrá decir que el joven no
está “maduro” a esa edad para tener en claro lo que se acaba de insinuar. Pero
en absoluto ello justifica el no haberlo hecho, porque es a esa edad cuando uno
ha finalizado la escuela secundaria y “necesariamente”, hay que predisponerse a
trabajar y eventualmente, estudiar un oficio o una carrera universitaria. Además,
si no tenemos al menos en claro algún tipo de inclinación hacia una vocación, nos expondremos a sumar
“experiencias” vía el método de prueba y error, hasta que en algún momento
aflore finalmente aquello que debíamos hacer.
Entonces, de lo que se trata es evitar el tener que
“optar” por trabajos-profesiones que en definitiva no son los más indicados
para el momento histórico en que el joven debe realizarse. Al respecto resulta
muy llamativo que en el momento actual –caracterizado por la ausencia de oferta
laboral– un país como Alemania haya tenido que “salir” a buscar trabajadores
calificados no tradicionales en otros países, por carecerlos en el mercado
interno.
De allí que el joven no debiera dejar de percibir
los impulsos que se vislumbran en su
entorno para obrar en consecuencia, en vez de optar por una inercia que lo pueda
apartar de “su” camino de desarrollo profesional.
Hace más de veinte años ocurrió en los Estados
Unidos un suceso “revelador”. Los jóvenes adultos de 18-30 años rechazaron la
invitación que el periódico “The Chicago Tribune” les hiciera llegar para
suscribirse a la edición dominical impresa, mientras en la semana disfrutaban
con la lectura de la versión gratuita “RedEye”, perteneciente a la misma
editorial. Como los directivos no lograban “entender” el motivo-razón del
rechazo, hicieron una encuesta, la que arrojó una contundente “enseñanza”:
“¡Ese es el periódico que leen mis padres”!
Si el ejemplo anterior lo extrapolamos con el tema vocación y trabajo que hoy nos convoca, también vale que los jóvenes asuman
una decisión “madura” en tal sentido. ¿De qué manera? Observando qué
actividades, profesiones o impulsos están latentes en el entorno y en la
“época” en que les ha tocado transitar en la vida, para obrar en consecuencia.
En la medida que ello ocurra, comenzaría a perder peso y relevancia la
sobreoferta de profesiones “clásicas” y de trabajos de poco valor agregado que
hoy, lamentablemente, no ayudan al ser humano en “su” plena realización.
¡El portador de Tu Marca Personal pudo llegar
a percibir que lo suyo era y es lo que, en definitiva, viene llevando a cabo
como vocación a través de las sucesivas etapas de su vida!
José
Podestá