Quién Soy, Además del Yo Soy

17 marzo 2019 ·

Parece un juego de palabras, pero no lo es. Así como en el mundo exterior importa nuestra identidad –representada por el nombre y apellido– en lo existencial, en nuestra naturaleza interior, no siempre tenemos muy en claro quiénes somos. Sin embargo para el Personal Branding, ambos factores son importantes.


La condición externa

Si de exigencia cultural, condicionantes, normas y usos sociales se trata, la mujer sabe muy bien el sobrecosto y esfuerzo diarios que le demanda estar integralmente producida y presentable; su descuido hasta le puede llegar a jugar en contra en el proceso de una búsqueda laboral. Es como si debiera invertirse el refrán, para instalar en primer término el “parecer” y recién luego el “ser”.

Sin embargo, lo mencionado lamentablemente no sólo condiciona a la persona, sino que también la “reduce” a la categoría de “objeto bonito” o “descartable”. Por supuesto que a nadie le interesaría ingresar a un restaurante mal presentado o comprar un producto con un packaging no atractivo, máxime cuando su precio es prácticamente similar a otro en mejores condiciones. Pero en ambos casos estamos frente a objetos intangibles o tangibles, no ante seres humanos.

Que la recepcionista de una agencia o la secretaria del CEO de la organización estén “presentables”, habla muy bien de la autoestima y del buen gusto de sus protagonistas. Pero éstas saben, además, que en ello no se “agotan” sus dones, porque para aspirar al puesto necesitaban “ser”, fundamentalmente, competentes. No por el mero requisito formal de la búsqueda, sino porque también se han preparado para ello de acuerdo a sus respectivos proyectos de vida.

En consecuencia y si de Personal Branding se trata, uno deberá siempre partir del “ser”, para luego arribar al “parecer”. Es decir, que no es que se presenta como una persona responsable, eficaz y eficiente, sino que verdaderamente “lo es”. De esta forma irá construyendo la reputación que, paulatinamente, se replicará en imagen hacia los demás.

La condición interna

En la interioridad del ser humano poco y nada tiene el contexto que ver, en la medida que cada uno no se deje avasallar por los impulsos y las influencias provenientes del mundo exterior. Mientras en el afuera –contexto– los sonidos y las imágenes compiten en una carrera sin fin, en el ser interior anida el silencio y la propuesta de escucha que estemos predispuestos a conceder a nuestra “voz interior”. ¿Con qué finalidad? La de permitirnos “descubrir” quién soy –razón y sentido de mi vida en la Tierra– para así luego poder vislumbrar la misión que por convicción estoy decidido llevar a cabo, no sólo en beneficio propio, sino en virtud de los “dones” que se me han conferido, como así también de las circunstancias establecidas por el destino en las distintas etapas de mis septenios.

De esta forma arribamos al yo soy, como máxima expresión de nuestra individualidad física, anímica y espiritual, la que deberíamos preservar como una trilogía armónica y vital, porque no sólo nos permite estar “erguidos”, sino también porque se trata del basamento de nuestro ser, así como el “yo” lo es a la personalidad con la que nos mostramos e interactuamos en el mundo exterior, junto con los prójimos.

Como se podrá observar, el ser humano es un misterio que nos toca a cada uno descubrir, y por el cual se dice que somos únicos e irrepetibles. Por tanto, está en cada uno de nosotros:

- No dejarnos reducir a la categoría de “rebaño”, “objeto”, “descarte” y ni mucho menos pretender abolirnos la “libertad” individual, a pesar del interés manifiesto de algunas personas que, si bien son también humanos, piensan que por el mero hecho de detentar poder y dinero en un momento circunstancial de sus vidas, “creen” tener además el derecho de disponer o bien de manipular al prójimo.

- No claudicar en la misión a la que se está llamado en la vida, porque además de ser el motivo-razón de lo que se espera de cada uno de nosotros, se constituye también en el basamento sobre el cual iremos desarrollando el Personal Branding.

¡El portador de Tu Marca Personal está preparado y en condiciones de sortear los intentos “reduccionistas” de todos aquellos que “dicen” interesarse por el prójimo, pero que en realidad aspiran reducirlo a un mero “objeto” de poca valía y trascendencia!
José Podestá

 

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