Talentos de Calidad

22 agosto 2010 ·

Si uno observa en perspectiva o de modo global qué sucede cuando una empresa realiza una búsqueda a nivel ejecutivo, notará en principio lo siguiente.

a. Buen nivel de respuesta, en la medida que se trate de una empresa con buena imagen-reputación y con un proyecto interesante a desarrollar.

b. Homogeneidad en la formación académica de los postulantes, a partir del requerimiento de conocimientos solicitados.

Si esto mismo lo cotejamos con una situación similar, pero realizada por la misma empresa hace veinticinco años atrás, seguramente que no encontraríamos ningún elemento que nos llame la atención, más allá del paso de la moda. Es decir, prácticamente la empresa estaría repitiendo el mismo suceso. Sin embargo, existe un nuevo factor que sí impactará decididamente en la búsqueda actual:

El cambio integral de las reglas del juego que emergen del contexto y el mercado en donde se encuentra establecida la empresa.

Para la búsqueda en cuestión, seguramente que el área de personal en la actualidad se vale de los canales naturales vigentes: plataforma digital, consultas en LinkedIn y otras redes sociales, etc. Pero, quizás, no prestó demasiada atención acerca de cuál es el nivel de conocimientos acordes al momento que cuentan los postulantes para el proyecto en cuestión. De esta carencia ya se ocupó, tiempo atrás, el académico en gestión y negocios Henry Mintzberg, cuando en su libro “Directivos, No NBAs” alertara acerca de la desactualización en la formación que reciben los ejecutivos.

Este problema –cuasi estructural– es uno de los primeros obstáculos que enfrentan especialmente las empresas que son exitosas e innovadoras, es decir, las que hoy cuentan con un desarrollo rentable y un posicionamiento diferencial. No es que tienen suerte en sus logros sino que, decididamente, han apostado a la calidad de personas que están consustanciadas con el desafío que cada uno de ellos creativamente asume a diario.

El resto de las empresas –y que son la mayoría– se mueven a través de otros paradigmas, muy vinculados a lo ya establecido y probado, intentando por todos los medios de hacer una gestión prolija con foco en el día-a-día y el corto plazo. Es decir, tienen un staff ejecutivo que si bien está preocupado porque no se logran los objetivos en tiempo y forma, poco y nada hacen para cambiar. Son las que en forma reiterada hacen reducción de personal, para que “cierre el balance”, viven pasando todo por el tamiz de lo financiero –que ya se sabe no genera riqueza alguna– o intentan procesos de reestructuración generalmente no vinculados con la estrategia.

La rotación creciente de CEO’s, algo cada vez más común en este tipo de empresas, es una muestra evidente de que el talento-expertise que no esté verdaderamente consustanciado con las nuevas reglas de juego: ¡No sirve! De allí que luego de insistirse un par de veces en las “exitosas” recetas del ayer, la ausencia de resultados termina colmando la paciencia del directorio y accionistas.

¡El talento de calidad es el que sabe el qué y el para qué hay que innovar y anticiparse a las oportunidades, partiendo del personal y el cliente. Y al tiempo que es gestor y constructor del cambio, también demuestra un estilo que lo identifica como portador de Tu Marca Personal!


José Podestá

 

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