Cuando uno
inicia un taller de Personal Branding es común vislumbrar, en los rostros de
los participantes, un estado de expectativa e inquietud, complementado con un
cierto nerviosismo. Es muy natural que así sea, porque cuando estamos frente a
algo que no sabemos bien de qué se trata, lo habitual y sensato es que afloren
las emociones.
Lo
aconsejable en estas circunstancias, más allá del tema en cuestión, es ponerlo
“en caja”, es decir, no simplemente estableciendo su alcance sino
desmitificándolo de entrada. De esta forma, los ánimos se templan permitiendo
la gestación de un clima sutil de contención y armonía.
No hay soluciones mágicas
Cuando
alguien padece algún conflicto psicológico, podemos llegar a vislumbrar en su
comportamiento algunos problemas de relaciones y vínculos. Si el caso fuere de
una quiebra personal o comercial, es muy probable que el afectado no se
encuentre bien consigo mismo. En estos u otros casos de conflictos, el Personal
Branding para nada resultará útil. Por tanto, es importante desde el vamos
saber que el Personal Branding no es una tabla de salvación. Los problemas
personales, profesionales o comerciales se resuelven por otras vías, más allá
de tenerse en cuenta que en toda desgracia personal se arrastra a la propia
identidad, por estar representada por nuestro nombre y apellido.
Otra cosa a
ser tenida en cuenta es que el posicionamiento –presencia mental de Tu Marca Personal en los demás– requiere
de tiempo y esfuerzo. Por tanto, pretender ser reconocido y valorado en lo
laboral, social, profesional o comunitario, es un proceso que se va macerando
con el tiempo; intentar acelerarlo con atajos o saltos por elevación no surte
ningún efecto, más allá de brindar en los otros una imagen negativa de impaciencia
e imprudencia.
Construyendo el destino
La vida
siempre ha mostrado que suelen ser muy pocos los dotados por algún atributo
sobresaliente o alguna cualidad lindera con la genialidad. Para
ellos el Personal Branding es una “gracia natural” que los ha venido
acompañando y potenciando a partir de sus obras, genialidades o aportes a la
humanidad.
Pero en el
planeta Tierra habita la inmensa mayoría de seres normales, o que creemos
serlo. En este caso, podrá haber gente que se siente bien o muy bien dentro del
anonimato en que se encuentra. Pero también hay otros que sienten o aspiran dar
un sentido a sus vidas. Para éstos el Personal Branding está llamado a brindar
una adecuada solución al proyecto personal que los motiva llevar adelante. En
consecuencia, y a diferencia de los dotados, desarrollar y posicionar el
Personal Branding demanda, inexorablemente, del cumplimiento de una serie de
pasos.
Entonces, una
vez que uno tenga bien en claro cuál es su misión en la vida –léase destino– y
con qué recursos en términos de habilidades-talentos se cuenta para hacer las
cosas, ya se tiene resuelto una parte clave para poder avanzar en la
construcción del Personal Branding.
El punto de partida
Si bien en
la actual sociedad homogeneizada en
la que convivimos hay cada vez más consciencia e interés en las personas por
dotar a su identidad –nombre y apellido– de un atributo de valor que les
permita ganar un merecido reconocimiento y estima en el ámbito deseado, también
existe en este proceso un segundo punto de partida. Se trata del día después a
la finalización del proceso de preparación y desarrollo de todos los elementos
constitutivos del Personal Branding, es decir: la puesta en acción de lo que se
necesita hacer para alcanzar la meta-objetivo.
Entonces, participar
en un curso o taller sobre Personal Branding es básicamente importante para tomar
conocimiento e incorporar una serie de herramientas que son conducentes para
tal fin. Luego se pasa la segunda etapa ya mencionada que, en esencia, es el momento de la verdad. ¿Por qué? Porque
en función de lo aprendido es uno el que deberá ir concretando, sobre la
marcha, su desarrollo y posicionamiento hacia el objetivo establecido.
¡El
portador de Tu Marca Personal es un experto que, a partir del destino y el
sentido de su vida, sabe orientar sus energías para contribuir, en la medida de
sus talentos, a la mejora de sus relaciones, entorno, trabajo y profesión!
José Podestá