Sentido y Personal Branding

24 junio 2018 ·

El contexto en donde trabajamos o ejercemos la profesión nos expone, hoy más que nunca, a quedar vinculados a situaciones conflictivas, no deseadas, y de la que por lo general somos ajenas. Ello no deja de ser un problema, porque nuestra identidad en el mundo de las relaciones está centrada en el nombre y apellido, es decir, en lo que constituye el soporte estructural del Personal Branding.


Por supuesto que no necesariamente se producirá un eventual conflicto con nuestra identidad, en la medida en que las mismas circunstancias expliciten que nuestra presencia ha sido meramente marginal. Sin embargo, podrá tornarse compleja cuando, por ejemplo:

- Estuvimos trabajando en una organización que pasó a estar expuesta, en lo local e internacional, a un caso de corrupción.

- Transcendió que el acoso sexual era una práctica oculta, pero frecuente.

- Desapareció imprevistamente del mercado, por vaciamiento.

La moral no es un juego

Mientras la transgresión a las normas es otro dato de la realidad, la moral no es una cuestión abstracta. De que actuemos moralmente depende hasta nuestra supervivencia; es tan esencial como la confianza, el respeto, la gratitud, la justicia o la moderación.

Quizás alguno de ustedes considere que con la moral no se puede llegar a fin de mes ni generar la mayoría de los negocios. Es cierto, pero también lo son las consecuencias que a diario observamos, por el simple hecho de no tenerla en cuenta ni se practicarla.

Si bien cada uno cuida y preserva lo suyo, no es posible desarrollar el Personal Branding de forma aislada, porque en esencia, no somos autosuficientes. Necesitamos de los “otros”, de la comunidad. Por tanto, para “sobrevivir” y proyectar nuestra identidad, necesitamos actuar moralmente.

Los valores morales y las decisiones que día a día tomamos basándonos en ellos, no son instintivos, innatos, ni producto del azar. La práctica de los valores –además de ayudarnos porque “hablan” de uno mismo– es muy necesaria. ¿Por qué? Porque desde el momento en que el aprendizaje fundamental en nuestro desarrollo se da por “imitación” –algo que ya hacíamos de pequeños– luego se va actualizando con nuevas ideas y experiencias. De esta forma se transmite y sin darnos cuenta, terminamos entre todos construyendo la cultura.

En el opuesto, cuando el egoísmo, el individualismo exacerbado, la descalificación, la prepotencia, la ausencia de respeto, la mentira, el ventajismo y la estafa se convierten en prácticas cotidianas y se “naturalizan”, se termina cometiendo mucho más que una transgresión. De allí que llegamos a percibir –tal como también viene ocurriendo con el deterioro que el ser humano produce en el medio ambiente– que estamos poniendo en riesgo toda la herencia que se vino construyendo para que, en nuestra época, sigamos siendo agentes morales.

Esto qué nos dice

La realidad y sus circunstancias nos anticipan que los portadores del Personal Branding pueden ser buenas o malas personas.

El que opta por lo inmoral, poco le importa quizás lo que los “otros” piensen o digan de él. ¿Por qué? Porque se encuentra sumamente concentrado en lo suyo –que por lo general lo hace muy bien– tratando de sacar el máximo rédito posible a su favor, sin importarle en absoluto las consecuencias que todo ello pudiera tener para sus prójimos.

En la acera opuesta están todos aquellos que hacen lo que hacen, a partir de un motivo o razón existencial. Además, les importa que el obrar sea responsable y solidario, por la sencilla razón que los une y motiva valores mayoritariamente compartidos.

Detrás del accionar de estas dos tipologías de Personal Branding hay un destino que subyace latente y que, en definitiva, nos moviliza hacia el logro de los objetivos, proyectos y metas propuestas. En ninguno de los dos casos se busca competir entre sí, por la sencilla razón de la ausencia de sentido que ello tiene; recordemos que el desarrollo y el posicionamiento que cada uno detenta con el Personal Branding, está dado por la percepción que los “pares”, la comunidad o la sociedad en general valoran del obrar expresado a través de su vocación.

¡El portador de Tu Marca Personal intenta cumplimentar y aplicar los valores morales en su trabajo o profesión, no por sentirse “obligado” a ello, sino por el hecho de estar persuadido que esa es la forma para respetarse y valorar también a sus semejantes!
José Podestá

Carrera Profesional y Personal Branding

17 junio 2018 ·

Uno puede estar trabajando en una organización o brindando un servicio profesional, pero no por ello estar satisfecho con lo que se hace. Más aún, hay quienes tienen un hobby y sienten que eso es realmente lo que les gusta hacer, pero no les da para poder vivir ni mantener a una familia. Frente a ello: ¿Qué se hace?


Partiendo de la vocación

En algún momento una alta mayoría, en la que me incluyo, estuvo trabajando o haciendo algo que no era de su entera satisfacción. Pero aquí no está el problema, sobre todo cuando uno tiene la necesidad de generar ingresos para cubrir sus gastos y responsabilidades. Lo importante es tenerlo en cuenta e ir arbitrando, en paralelo, la búsqueda de una solución que guarde relación con lo que a uno realmente lo motive o sienta que debería hacer, porque es lo que su voz interior se lo viene diciendo o “recordando”.

Lo mismo vale para aquellos que se encuentran estudiando una carrera universitaria, que tampoco es de su agrado. Aquí uno se podrá preguntar: ¿Para qué la elegí? ¿Para qué estoy perdiendo el tiempo? Seguramente que no existe una respuesta única, sino la combinación de varias circunstancias que los llevó a tomar una decisión incorrecta.

En ambos casos y si uno es consciente de ello, ya tiene acotado el cincuenta por ciento del problema. Resta ahora ponerse a la búsqueda de la mejor solución, la que sin lugar a dudas estará circunscripta en la vocación que le permita llevar a cabo la misión de su destino en la vida.

En la medida en que uno logre “alinear” la vocación con la misión, estará posibilitando el paulatino desarrollo de su Personal Branding. ¿Por qué? Porque…

- Habrá delimitado el terreno en el que desea trabajar o ejercer la profesión, y con ello poder enfocarse en la construcción de su identidad profesional.

- Se produce una mutua influencia entre la persona y su ámbito laboral-profesional.

Por otra parte, al poner en claro los objetivos las personas pueden pensar sobre sí mismas, tomando también distancia para encontrar sentido en lo que hacen. Esta “acción reflexiva”  es resultado de la interacción del individuo con su entorno laboral, además de potenciar el valor de la evolución, el desarrollo y el descubrimiento a partir de la experiencia.

En el opuesto, la “acción irreflexiva” funciona como una actitud elusiva, en donde el peso de la responsabilidad nos lleva a:

1. No pensar en el “por qué hacemos lo que hacemos”.

2. Realizar un diagnóstico incorrecto –por ejemplo, en la carrera laboral-profesional.

3. Responder o actuar muchas veces en forma “automática” a los desafíos que debemos afrontar.

Asimismo, la reflexión sin acción inmoviliza y hasta es conducente a que la persona lleve a cabo un análisis interminable, que luego culmina demorando o postergando los pasos concretos que se deberían dar. Cuando la reflexión es paralizante puede esconder una falta de compromiso con la acción, hecho fundamental en toda carrera laboral-profesional.

Volviendo al tema de la identidad profesional, tengamos en cuenta que va cambiando en la medida del desarrollo personal y laboral, para luego verse reflejada en el Personal Branding. En consecuencia, la identidad profesional refiere a un concepto puente –porque corresponde al doble dominio de la persona y el trabajo-profesión– y dinámico –porque se va transformando de acuerdo con el desarrollo y maduración de la persona o los cambios en los roles que desempeña.

La estrategia adecuada

El cambio de trabajo-empresa es especialmente conveniente cuando uno no comparte la cultura de la organización, el ambiente-clima de trabajo o no brinda perspectivas acordes con el plan de la carrera laboral-profesional. Por supuesto que hoy en día no es frecuente que una persona permanezca en la misma empresa a lo largo de su carrera, pero sí lo era en el pasado; hubo casos de empleados que ingresaron en el puesto de cadete y llegaron con el tiempo a ser excelentes CEO o gerente general.

No obstante, los cambios laborales parecieran ser buenos hasta cierto punto para la carrera, pero llega un momento en que el profesional necesita estabilizarse para comenzar a focalizar sus metas hacia aquellos puestos de relevancia que le resulte “funcional” con los objetivos de su plan personal. Como podrá inferirse, no estoy aludiendo al plan que la empresa “tiene pensado” para el empleado, sino al diseñado por el propio individuo.

En cuanto al nivel aspiracional dentro de la organización, los requerimientos básicos a tenerse en cuenta, son:

- Área divisional o de dirección media. Requiere que el profesional se vaya desarrollando desde su actual posición inferior, sumando conocimientos en áreas diversas hasta alcanzar un sólido expertise. En su desempeño logrará generar un mayor o menor impacto entre sus pares, en función del estilo que le imprima a la gestión; aquí ya se encuentra su Personal Branding en acción.

- Dirección Top. Se llega a la cima a partir de una carrera consolidada en donde las “habilidades blandas” –empatía, inteligencia emocional, capacidad de liderazgo– sean un factor clave, como así también la impronta personal –el estilo, coraje, principios morales, perseverancia,…

Un dato a ser tenido muy en cuenta y que no debería soslayarse tiene que ver con el contexto y la velocidad del cambio. ¿En qué sentido? Simplemente con el estar preparado de verse “sorprendido” con el despido, ya sea a raíz de una crisis o por “movimientos” internos. Lamentablemente se trata de un suceso que ha pasado a ser bastante frecuente en la actualidad, como así también el nivel de rotación llevado a cabo tanto por el empleado como por el ejecutivo.

En la medida que la persona haya sido consecuente con “su” plan de carrera laboral-profesional, estará enriqueciendo su Personal Branding de tal forma que éste comenzará a “hablar por él”, convirtiéndose así en el “otro”, es decir, en su mejor aliado para afrontar las crisis imprevistas o bien en el “doble” que se va consolidando en las etapas del camino que viene transitando.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que necesariamente deberá enfrentar imprevistos, asumir cambios o bien generarlos, no sólo en pos de su carrera profesional sino también por la repercusión que todo ello pudiera tener en sus prójimos!
José Podestá

Atrapado Con Salida

10 junio 2018 ·

Algunas personas consideran que en lo laboral-profesional se encuentran ante una realidad a la que no le ven alternativa ni solución de salida. Es el caso de aquellos que han quedado expuestos al “techo de cristal” o bien dependen de un jefe que les dificulta el desarrollo del proyecto personal. Pero ante el reclamo que hacen por ello, suelen ser habitualmente “retenidos” con atractivas promesas.


Qué es lo más conveniente

Todo cambio o decisión personal de importancia conlleva una serie de dudas e incertidumbres. Y no está mal que así sea, sobre todo cuando la misma tiene que ver con el “plan de carrera”. Además no a todos les resulta fácil el tener que asumir riesgos, especialmente cuando las condiciones del contexto no son las más propicias.

El hecho que algunas personas no tengan inconvenientes en hacerlo, tiene más que ver con su tipología de personalidad y carácter. Y si a alguno le llega a ir mal, no se repliega ni frustra por ello, sino que sigue intentándolo hasta lograr el objetivo.

Frente a esta realidad, está el otro gran porcentaje de personas a las que también por su tipología de personalidad y carácter, les cuesta “decidirse” por el cambio. Pero cuidado, no por ello necesariamente deberán tener que resignarse frente a las restricciones provenientes de la organización o de terceros.

Por otra parte, la solución no siempre proviene del exterior. ¿En qué sentido? Siempre que uno quede expuesto ante una crisis, es necesario y oportuno formularse y responder algunas preguntas centrales, como ser:

- ¿Lo que me ha sucedido es un “llamado de atención” –por ejemplo, que por allí no está el camino que debo seguir recorriendo en esta etapa de mi vida– o bien es una situación coyuntural, fruto de los errores económicos cometidos por la dirigencia gobernante?

- ¿Lo que vengo haciendo o intentando hacer responde a la misión de aquello que “realmente” debo concretar en la vida?

- ¿El cambio que aspiro realizar es funcional con la etapa biográfica en la que me encuentro actualmente?

- ¿Estoy convencido que es ésta mi vocación, expresada en la profesión que ejerzo o en la carrera laboral que deseo llevar a cabo?

Una vez que uno tiene en claro en dónde “está parado” frente a su circunstancia existencial, seguramente que podrá asumir o generar el cambio en línea con su proyecto de vida. Incluso, para las personas que les cuesta tomar la decisión, ya no les resultará tan difícil el poder llevarla a cabo, porque ahora cuentan con las “certezas” que emanan de su voz interior.

Así es como vamos descubriendo que nuestro desarrollo personal, profesional y social se compone de una serie de actitudes y decisiones que vamos tomando frente a las diferentes etapas de la vida. Por tanto, no es algo que podemos ni debemos depositar en otras personas u organizaciones, por la sencilla razón que éstos nada tienen que ver con nuestro destino.

En consecuencia, no se trata de quedarnos estancados en un trabajo o profesión que no nos gusta, ni mucho menos en una vida que no nos hace felices.

Las decisiones del pasado no se pueden cambiar

Te puedes llegar a quedar “atrapado sin salida” con las decisiones del pasado que te han llevado a la situación actual. Pero como lo que cuenta es el presente y el futuro, tienes la oportunidad de tomar las “riendas de tu vida” y hacerte cargo de tu destino; recuerda que esta responsabilidad jamás deberás “cederla” a nadie. A partir de allí, todo lo que hagas o no terminará también incidiendo en el desarrollo de tu Personal Branding.

Tampoco tiene sentido el vanagloriarse por las cosas fabulosas realizadas en el pasado, porque tal como lo dicen los chicos: ¡Ya fueron! Básicamente son hitos de un tiempo existencial, cultural y biográfico acordes con el espíritu de esa época que, por cierto, ya no es el mismo de la actualidad.

El futuro no se puede adivinar

Quizás por ello no sea tan creíble la “bola de cristal” ni la “adivina” que dice ver e interpretar el futuro. Pero sí lo podemos comenzar a “visualizar” a partir de la información y de las tendencias que emanan del presente; de nuevo, estamos ante un trabajo personal que es fundamental para la planificación de las competencias que deberemos adquirir para poder avanzar, satisfactoriamente, en “nuestro” camino.

Pero en este camino –que es el conducente hacia el logro de nuestra misión– no deberemos de olvidarnos de los prójimos. ¿Por qué? Porque en esta vida también estamos “en función de”, es decir, destinando gran parte de nuestros frutos para el beneficio y la participación de nuestros semejantes. De allí que no deberíamos dejar de lado la práctica de la creación colaborativa, porque gracias a ella vamos a poder crear y hacer crecer bienes comunes, con la participación de otras personas.

¡El portador de Tu Marca Personal es valorado y reconocido no sólo por lo bien que hace lo suyo, sino por el sentido y el beneficio que todo ello tiene para la comunidad en general!
José Podestá

Más Que Impacto, Huella

03 junio 2018 ·


Toda trayectoria va dejando una señal en el camino. Le sucede al ser humano pero también a las cosas; un barco que surca los mares, un avión que vemos en el cielo, una carreta en tiempos de nuestros antepasados.

Creemos en lo que vemos

En la presente sociedad regida por las imágenes, tenemos la tendencia a creer en la evidencia de lo que perciben nuestros ojos. De allí el conocido eslogan: “Las apariencias cuentan”. Pero... ¡cuidado! No es tan así, porque a lo que vemos le estamos agregando –sin darnos cuenta– los pensamientos y los preconceptos que tenemos de ello. Con lo cual estamos siempre ante una realidad a “medias”. Aquí vale entones el refrán que nos advierte acerca del engaño de las apariencias.

Si dudamos de ello, aquí van unos ejemplos:

- Una camarera excesivamente maquillada en un bar localizado en un suburbio.

- Un plomero o fontanero que se presenta a trabajar con un traje de Armani.

- Un médico cirujano que ingresa en el hospital con un “look” punk.

Si bien son ejemplos bien desopilantes, muchas veces nos encontramos con personas –incluso en las selectoras de empleos– que brindan de entrada una apariencia de “rechazo”, con lo cual no logran satisfacer las expectativas visuales.

En el otro extremo podemos encontrarnos con personas que son realmente brillantes, pero que sin embargo no logran ser exitosas en su carrera. Lo que muchas de estas personas suelen tener en común es que no han comprendido el grado en el cual su estilo personal es un factor determinante de su valor percibido –no necesariamente su valor real– sea en la organización en donde se desempeñan o en su ámbito profesional. Concretamente, han omitido hacer visible sus valores profesionales a través de su estilo personal; irradian un Personal Branding “subdesarrollado”.

Si este fuera tu caso, además de ser competente en lo que haces, debes también ocuparte de la “calidad” de la huella o marca que vas dejando en tu obrar.

No se trata de “marketing aplicado”

En la mayoría de los libros que se ocupan del Personal Branding –incluso a nivel de especialistas y consultores– existe la “obsesión” de trasladar o replicar algunas de las variables del “marketing mix” en quienes están interesados en el posicionamiento y el desarrollo de Tu Marca Personal.

Si eres un lector frecuente de este blog, habrás descubierto que no es nuestro caso. ¿Por qué? Porque como individuos únicos e irrepetibles, estamos sujetos a “condicionamientos” que tienen que ver con la misión y el destino asociados a nuestra existencia y biografía, motivo por el cual no se trata de “pintar y copiar” sobre la persona algunas de las herramientas que han sido desarrolladas para la comercialización de bienes y servicios.

Todo ser humano debiera tener un proyecto vinculado con el qué y el para qué está en la Tierra; la aludida misión. Esto es lo primero que uno debe preguntarse y responder con total sinceridad, porque nos permitirá tener en claro que no todos debemos ser, por ejemplo, un héroe mediático, un súper millonario o un profesional “estrella”. Quizás lo concreto es que deba ser una persona de bajo perfil que lleva adelante un oficio, con profunda dedicación y entrega.

Esto ya nos dice también que el Personal Branding no es un “don” exclusivo y reservado para la gente famosa que hoy podemos ver en nuestro derredor. También vale para todos aquellos que, aparentemente, no son tan “exitosos” pero que, sin embargo, están dejando una huella significativa en beneficio de sus prójimos.

Como puedes ver, aquí no hay marketing alguno, sino un compromiso de entrega en aquello a lo que cada uno ha sido llamado. No hay impacto ni sorpresa “planificada”, tal como un marketer logra al implementar y capitalizar una campaña publicitaria acorde con el target o público objetivo.

Tampoco necesitas trabajar la “visibilidad” de tu persona, porque lo que construye el Personal Branding en el tiempo no es el impacto, sino la “huella que vas dejando en la percepción de tus pares, en la comunidad y llegado el momento, en la historia. Al respecto, ninguno de los seres humanos que recordamos por sus aportes lo hicieron a través del marketing –simplemente porque no existía– sino gracias a la vocación, a la entrega y el coraje que caracterizó el obrar en sus vidas.

¡El portador de Tu Marca Personal es un entusiasta del proyecto que diariamente lleva a cabo, porque responde al sentir que anida, emana y vibra desde su ser interior!
José Podestá

 

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