El Límite es Uno Mismo

17 octubre 2010 ·

Cuando en forma imprevista treinta y tres personas quedan atrapadas en una mima, durante setenta días –tal como ocurrió en Chile– uno luego se pregunta, al concluir exitosamente el rescate: ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo es posible convivir y sobrevivir en un profundo estado de incertidumbre y en un clima hostil de cuarenta grados centígrados de temperatura y un ciento por ciento de humedad?

Las enseñanzas que se desprenderán de esta tragedia se irán conociendo más adelante. Pero seguramente con ello se estará desmitificando muchas máximas o verdades que la ciencia y los psicólogos sostenían como tales. No obstante, hay una que hasta ahora ha sido difícil de dimensionar: El ser humano es una integridad compleja y de grandes posibilidades de realización, aún en situaciones de extrema gravedad.

El gran mito del “no se puede”.

Al informarnos del suceso chileno o al recordar la experiencia del holocausto judío, vivido por el psiquiatra austríaco Viktor Frankl y relatado en su conmovedor libro “El hombre en busca de sentido”, uno termina por admitir que, verdaderamente, la fuerza interior es el factor clave para no claudicar en todo proyecto o misión.

Para llevarlo a la práctica no se necesita tener un título universitario o ser una persona muy instruida. Se trata de algo que todos tenemos incorporado y que podrá luego aflorar en forma natural o bien estimulado por la orientación o sugerencia de un líder, tal como se dio en el caso de los mineros chilenos. Pero nada de ello es viable si uno no está plenamente consubstanciado de ponerlo en práctica, es decir, de querer hacerlo.

En consecuencia, pretender simplificar lo sucedido en Chile con el desgastado cliché “que suerte tuvieron”, es propio de ignorantes. De no haberse tenido la convicción del “yo puedo y quiero”, hoy no estaría escribiendo ni comentando sobre el tema, por más inteligencia tecnológica que se haya aplicado para hacer viable el rescate. Y ello es tan así que hasta los rescatistas, al ver en qué condiciones se encontraban los mineros “viviendo y trabajando por su destino”, ninguno de ellos hubiera salido con vida. De allí que se los considere como “los verdaderos héroes”.

No tuvieron suerte: ¡La construyeron!

Lo sucedido nos vuelve a recordar que la suerte se construye de adentro-hacia-afuera. Sentarse para esperar que venga la suerte al encuentro de cada uno de nosotros en un contrasentido. No hemos venido al mundo para que los otros nos hagan fácil la estadía sino a ser, en la medida de nuestras posibilidades, verdaderos artífices de superación, cambio y crecimiento personal, puesto al servicio del prójimo, es decir, de los otros.

Esto es lo que hemos visto durante el tiempo que demandaron los preparativos, en donde cientos de personas se pusieron a trabajar con gran tenacidad para hacer realidad “la suerte” en la que se venían preparando los mineros.

Estas circunstancias también sirven para validar la relatividad de los problemas que todos tenemos en lo personal y que, muchas veces, consideramos son de una complejidad y dificultad extremas. Lo importante es no olvidar que recién en el límite es cuando, a veces, hemos de poder solucionar el problema, y que para llegar hasta allí tenemos que aplicar lo mejor de nuestras capacidades.

Además, en ningún lugar está escrito que debamos resolverlo a solas; nadie se ofenderá por brindarnos ayuda u orientación cuando se esté dispuesto a solicitarla. Los mineros pidieron que los “saquen del infierno” y el Presidente de Chile les dio su palabra, actuando luego con rapidez y eficacia.

¿Para que me sirve todo esto?

Para darme cuenta que siempre es necesario tener un proyecto para avanzar decididamente en la vida. Y estar predispuesto a destinarle toda la energía, motivación y habilidades para alcanzarlo en tiempo y forma. Así se irán concretando los logros, se aprenderá de los errores como así también de los buenos ejemplos que la misma realidad suele poner a nuestra disposición.

¡No es necesario ser un deportista de alta performance o haber pasado por situaciones extremas como la relatada para alcanzar un objetivo superador, cualquiera sea el ámbito en donde nos desempeñamos. Pero sí es fundamental estar dispuesto a hacerlo, mediante un plan coherente y realista!


José Podestá

 

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