Indiferencia y Despreocupación

27 noviembre 2011 ·

A veces el tener una posición económica acomodada no es negocio para la nueva generación que está llamada a ser, en varios frentes, agente de cambio y generadora de nuevos paradigmas. Seguramente que algunos lo harán, pero en una cantidad reducida y tal vez insuficiente.

Algunos ejemplos

¿Qué se observa en la gran mayoría de los estudiantes en las carreras de grado o tecnicaturas? Que el estudio, a diferencia de lo que se daba en el ayer, no ocupa en los jóvenes un lugar prioritario. Básicamente, se encuentra subvaluado dentro de la escala de sus preferencias, restándole muy poca atención. Tal vez, intuyan que el estudio no es una salida válida para el éxito, ya que a diario ven cómo distintas celebridades son noticia y portadoras de bienestar económico, no justamente por haber accedido previamente a un título universitario. Por supuesto que siempre hay alguna excepción también en estos casos.

El poco tiempo que el alumno hoy le destina al estudio y a la lectura, incluso en los temas centrales de la sociedad, lo va alejando de la realidad de la cual terminará luego siendo un mero espectador o demandante en función de su conveniencia para lo meramente personal, social y recreativo.

Durante la clase el interés por el tema del día es algo relativo y muchas veces intrascendente a sus motivaciones; por supuesto que hay docentes que también hacen lo suyo para que ello ocurra. Lo importante es estar pendientes y atentos a las señales del celular para responder, siempre al instante, a los mensajes. Total para el parcial o el final hay tiempo de sobra y llegado el momento, sólo bastará con leer “algo” apenas unos días previos para aprobar la materia. Lo importante, no está en el saber ni en la calificación sino en el “zafar”.

En lo laboral el panorama tampoco es muy diferente. Cuando un nativo digital se presenta a una entrevista, queda sorprendido de la cantidad de horas diarias que deberá destinarle al trabajo versus el bajo sueldo asignado, a pesar de contar con “estudios universitarios”. Tampoco le seduce el tener que estar bajo el control de “un jefe”. Tiempo atrás leí en una entrevista la sorpresa de una reclutadora cuando en la búsqueda un joven le preguntó, antes que nada, cuántos días iba a tener de vacaciones y si podía ir al gimnasio durante el horario de trabajo.

¡Qué oportunidad!

Que la mayoría hoy transite por este estadio actitudinal no significa, en absoluto, que todo esté perdido. Si uno indaga, por ejemplo, la desmotivación ante el estudio, seguramente se descubrirá que muchos planes de estudio –incluso universidades– no forman a los profesionales para poder enfrentar con buenos recursos a las demandas del contexto y de la nueva economía. En cambio siguen ancladas en el discurso académico del ayer, que poco y nada los forma y prepara para el hoy.

Distinta es la situación de otras instituciones que hacen culto de la excelencia académica y de calidad, no sólo en lo teórico, y a la que acceden los jóvenes que sí están interesados en dotarse de recursos que luego les permitan capitalizar las oportunidades y ser los gestores del cambio que los tiempos demandan.

Estos ejemplos, más allá de ser parte de la realidad, sirven para señalarnos que la indiferencia y la falta de compromiso en lo que uno está llamado a ser, o la menos siente que es su misión, no es “negocio” para nadie. Para el portador de tal convicción, será la antesala de sucesivos fracasos y frustraciones, salvo que en un momento determinado asuma la convicción de cambiar. Y para aquellos que tienen en claro su visión y vienen transitando las distintas etapas que la harán realidad, saben muy bien que ese esfuerzo tendrá una doble compensación:

a. En lo personal, llegarán a ocupar un lugar destacado en el ámbito en que se desarrollen, por la calidad-estilo y habilidades que caracterizará su trabajo.

b. En la sociedad-comunidad a la que pertenecen, también se beneficiarán por la actitud socialmente responsable con la que ya hoy sienten que deberán asumir sus actos.

¡La indiferencia y despreocupación que hoy caracteriza a la mayoría de los jóvenes es la antítesis de lo que deben hacer. Mientras tanto, los futuros portadores de Tu Marca Personal avanzan por el camino opuesto!

José Podestá

 

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