Valores y Capacidades

13 noviembre 2011 ·

La presión del contexto ha venido invirtiendo, por razones de urgencias, la relación de este titular. Las empresas, en general, priorizan que el empleado tenga las capacidades básicas para desempeñarse satisfactoriamente en el puesto asignado. Y no está mal que así sea. Pero ello no es, en realidad, una condición necesaria y suficiente. ¿Por qué? Por dos razones básicas:

a. El empleado debe tener, en primer término, condiciones humanas –ética, actitud y valores– que permitan su integración en la cultura de la organización.

b. El empleado que no posea los conocimientos específicos que demanda el puesto, pero sí potencial de identificación con los valores de la organización, podrá suplantar el déficit y carencias de habilidades técnicas mediante la capacitación.

Mientras lo primero hace a la condición y calidad del individuo como persona, lo segundo es mucho más fácil de alcanzar mediante un programa de capacitación. La inversión que de esta fórmula realicen las empresas para privilegiar los resultados, terminan en la práctica teniendo serios problemas de vínculos, relaciones y productividad. Y lo que es peor, estas carencias luego no se mejoran o superan con la capacitación.

Cuando uno analiza el éxito que alcanzaron las empresas innovadoras, rentables y exitosas en sus respectivos mercados, descubre que ello se debe a la calidad del personal en materia de valores y honestidad. Más aún, estas empresas no aceptan es su organización a las personas que no están dispuestas a compartir los valores, por tratarse de los principios guía atemporales que la sustentan en el tiempo.

En un mundo material centrado hoy en la ganancia rápida y/o a cualquier precio, pareciera que lo mencionado precedentemente no debiera ser importante ni digno de consideración. Sin embargo, no es así para todos aquellos que hacen prevalecer su cultura diferencial.

Tal vez el mayor flagelo que impacta y reina en el mundo, además de la droga, es la corrupción. Combatirla no es fácil por una actitud bastante enquistada en el inconsciente colectivo, y que radica en que la mayoría de los seres humanos se ven, a sí mismos, como muy honestos mientras consideran que la corrupción tiene que ver con otra gente. Sin embargo, recientes investigaciones muestran que cualquiera puede ser corrupto ante la más mínima oferta.

Un estudio del Swiss Federal Institute of Tecnology, de Lausana, señala que si el ser humano es honesto la mayor parte del tiempo, puede sólo deberse a la falta de oportunidad para trasgredir o engañar.

Tradicionalmente se vincula la corrupción con lo público y político, debido a la falta de controles. Pero bien sabemos que también está presente en las organizaciones, a pesar de los controles disponibles. Más aún, la corrupción es fuertemente cultural y refleja las normas sociales propias del país.

Pero ello no significa que todo esté perdido. Hay individuos que son nada susceptibles a las influencias culturales de la corrupción. Por tanto, son los demandados y tenidos en cuenta, cada vez más, en aquellas empresas que privilegian los valores.

¡Tu Marca Personal no garantiza la honorabilidad de su portador, motivo por el cual necesitará validar y demostrar con su trabajo y compromiso que no es parte del rebaño de individuos carentes de valores, integridad y moralidad!

José Podestá

 

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