Nunca es Tarde

09 septiembre 2012 ·

Seguramente ustedes conocen alguna empresa, comercio o profesional que llegó a ser exitoso pero, en algún momento y por distintas razones, ingresó en un plano descendente de su actividad. Sin embargo, y a pesar de esa situación dramática, no bajó los brazos y logró recuperarse e incluso superar los buenos resultados del ayer. Frente a ello no son pocos los que luego piensan o creen que fue el factor suerte el que produjo tal milagro.

La suerte no existe

Tal vez el azar, en algún momento, nos sorprenda con haber acertado un número del billete de la lotería o un pleno en la ruleta. Cualquiera fuese el premio recibido, éste se presentó en forma espontánea y sin demandarnos esfuerzo alguno. Aquí no hubo ninguna suerte, sino un suceso del azar que en el devenir, seguramente, ya estaba previsto que ocurriera.

Otra veces puede suceder que nos llame la atención cómo en tan poco tiempo un emprendedor logró capitalizar plenamente una oportunidad que, previamente, había investigado y dimensionado satisfactoriamente. Y para no equivocarse, desarrolló un plan de marketing con objetivos innovadores, realistas y de escasa sofisticación. Luego vino la respuesta de los clientes, que en cantidad y alto nivel de satisfacción, comenzaron a replicar sus experiencias-emociones a través de las redes sociales.

Aquí qué ocurrió

Para arribar al resultado “exitoso”, este emprendedor supo que debía tener una estrategia y plan original, centrado en las “prioridades” del cliente. Pero también pensó que ya no bastaba con vender el producto, sino también buscar razones que luego el cliente, al sentirse interpretado en sus deseos, encontró muy buenos motivos para comunicarlo a los demás.

En este caso, tampoco fue la suerte la que impactó en el emprendedor. En cambio, sí trabajó muy fuerte desde el vamos –durante la etapa del lanzamiento y posterior fidelización del cliente. Es decir, arbitró los medios necesarios para que su esfuerzo tuviera sentido y pleno reconocimiento del mercado objetivo.

Pero hay algo más

No copió a nadie, porque se dio cuenta que hacerlo sería atentar en contra de la naturaleza misma del negocio. Pensó, al respecto, que si el mercado hoy está sobreofertado de productos muy parecidos en diseño, color, prestaciones y precio, no se justificaría destinar dinero, tiempo y esfuerzo para terminar ofreciendo “más de lo mismo”.

Qué sentido tiene esto para el Personal Branding

Más de lo que uno se imagina. Lo que se narró como un ejemplo de “trabajar para tener suerte”, es exactamente lo mismo que cualquier individuo –sea empleado o profesional– necesita hoy llevar a cabo para comenzar a ser percibido por el mercado laboral o profesional, al cual aspira alcanzar en el mediano o largo plazo, como una persona que está en condiciones de brindar soluciones y un servicio superlativo. Es decir, en línea con lo que realmente su empleador o cliente está necesitando.

Por qué será elegido

Porque no es un empleado-profesional “promedio”, que poco y nada de valor tiene para ofrecer. Entonces, por contar con las habilidades-talentos que cada vez son más escasos en las personas –aunque algunos hayan realizado un posgrado– terminará teniendo éxito, porque estuvo trabajo para ello.

¡Ser portador de Tu Marca Personal es contar con las cualidades-competencias de valor que hoy necesitan aquellas empresas que aspiran a ser exitosas y sustentables. Entonces, ambos son los “co-autores de la suerte”, es decir, del éxito!

José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.